Capítulo X: Preocupación.

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Shinki se detuvo precipitadamente en medio de la concurrida calle y fijó su mirada sobre Hinata, quien no se veía del todo bien. Había ojeras debajo de sus preciosos ojos y tenía una expresión de ausencia, como si realmente no le tomara atención a lo que pasará a su alrededor y solo estuviese pensando y pensando en cosas que él obviamente no podía saber.

—Puedo ir solo a la academia, Hinata-sama.

—¿Acaso te da vergüenza que te acompañe? —preguntó un tanto divertida, saliendo momentáneamente de su letargo.

—Por su puesto que no, solo que puedo ver que esta buscando pretextos para alargar su llegada a la torre del Hokage, ¿me equivoco?

La sonrisa de Hinata quedó congelada y una sombra se pinto sobre su frente.

—N-no es eso... solamente quiero acompañarte.

Shinki suspiro y continuó con su trayecto junto a Hinata.

Él sabía que su deber con el Hokage no era lo único que la agobiaba, sabía de la carta que había recibido esa noche y también el contenido. Estaba igual de preocupado que ella, pero en realidad no podían hacer nada. Estaban con las manos atadas.

—Vaya, venir aquí me trae tantos recuerdos —una sonrisa nostálgica se pintó en el rostro de Hinata. Recordó vagamente varias escenas vividas en ese lugar. Su ingreso, sus amigos, las clases, los halagos, los insultos... su primer amor.

Soltó un suspiro y posó sus manos sobre su cintura.

Era increíble pensar que hacía unos años ella era una de esas niñas que jugaban en los columpios. Era extraño pensar que alguna vez tuvo ese tamaño y esa pequeña vocecita.

—Me siento vieja, pero esto es parte de la vida —miro a Shinki con una sonrisa —. Suerte, y no seas brusco.

Shinki asintió y después se volteó para comenzar a caminar hacia la entrada del edificio, trayendo consigo muchas miradas curiosas de todos los niños que se encontraban alrededor. Sabía cuál era su salón, así que rápidamente fue hacia este y entró sin esperar a que la alarma sonara.

Examinó atentamente el lugar, encontrándolo igual que los demás salones que el Hokage le había mostrado hacia unos días. Lo único nuevo que pudo encontrar fue a un chico y a una chica, los cuales se hallaban sentados en sus respectivos lugares. O sea, el uno al lado del otro.

Los pasó de largo mientras estos solo lo miraban con asombro y curiosidad. Shinki se sentó alejado y solamente cerró los ojos, esperando a que el profesor llegara. La paz que había adquirido con el silencio fue bruscamente eliminada por la voz chillona de la chica.

—¡Oi! —la peli naranja se levantó de su asiento y corrió hacia el de Shinki —. ¿Eres nuevo?

—¡Estupida!

El chico había aparecido de la nada junto a la chica para darle un fuerte golpe en la cabeza. Esta solamente se limitó a quejarse ruidosamente.

—Es obvio que es nuevo, nunca lo habíamos visto en la academia.

—Solo quería comenzar una conversación —respondió con lagrimitas en sus ojos azules —. ¡DEJA DE GOLPEARME, POR FAVOR!

El chico de ojos grises y cabello marrón la ignoro.

—Soy Aren, el presidente de grupo —hizo una pequeña reverencia —. Disculpa el comportamiento de Keiko. Generalmente es así todo el tiempo, espero puedas acostumbrarte.

—¡TE DISCULPAS CÓMO SI MI PERSONALIDAD FUESE UN GRAN PROBLEMA PARA LOS DEMÁS! —gritoneo enojada.

—Lo es —respondió cruzándose de brazos mientras cerraba los ojos y volteaba su rostro hacia otro lado, provocando aun más enojo en Keiko.

Andāwārudo: La senda de Hinata Hyuga. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora