—¿Está segura de que quiere hacer esto, Hinata-sama?
Hinata despertó de sus cavilaciones y viro su inquieta mirada hacia la serena se Shinki, quien no paraba de mirarla con atención. Sus orbes lilas se suavizaron poco a poco, se permitió tragar grueso y después asintió tomando una gran bocanada de aire.
El chico no dijo nada más, y no porque no hubiera algo más que quisiera agregar a esa locura, sino porque sabía que cuando a su madre adoptiva de le ocurría una locura era casi imposible detenerla.
—Espérame aquí —pidió con suavidad en su voz —. Estaré bien —aseguro como si hubiese leído su mente llena de preocupación e inseguridad.
El chico dio un breve suspiro y asintió con desgana, confiando en las palabras de la mayor y rezando para que ese hijo de puta no le tocará un pelo, o de lo contrario lo conocería de verdad.
Hinata le sonrió ladinamente y después comenzó a andar dentro de la prisión de máxima seguridad de Konoha, dónde Retsu se encontraba preso y aislado de cualquier contacto humano que no fuese el de los del área de investigación o los guardias del lugar. A pesar de que sus pasos a simple vista se viesen firmes y seguros, su mente estaba hecha un verdadero caos. Ni siquiera estaba segura del como podía seguir andando sin que sus piernas temblaran como gelatina.
No sabía si era mera suerte o si de alguna manera su inconsciente la estaba preparando para lo peor; darle la cara al hombre que le desgracio la vida.
A pesar de que sabía que lo que había hecho había sido necesario, no podía evitar sentirse como la misma mierda al despertar y al ir a la cama. No, ya no se culpaba como tanto lo había antes, pero aún la embargaba un sentimiento de amargura que jamás se podría ir. Incluso a veces su mente se perdía al imaginar a aquella familia viviendo de una forma completamente diferente.
Una realidad alterna dónde Chiyoko nunca hubiese sido criada por una banda de crueles personas y en cambio hubiese crecido como una saludable mujer, lista para amar y ser amada.
Pero la realidad…
—Pase por aquí, Hinata-sama —el guardia le abrió la gran reja del lúgubre lugar, dejando salir el hedor a humedad y polvo.
La realidad era sumamente diferente y desalentadora para Retsu.
Camino a la par de dos guardias por el estrecho pasillo que era iluminado a penas por unas cuantas antorchas colgadas en las paredes de roca. Sus pasos resonaban por todo el lugar en un fuerte eco e incluso podía escuchar la respiración y el catarro de los reclusos que eran resguardados por los barrotes de sus celdas.
Esa condición inhumana no le agradaba en lo absoluto a pesar de que aquellos hombres fuesen delincuentes y asesinos.
—Esta prisión está en un estado deplorable —comento suavemente, caminado unos cuantos pasos atrás de los guardias por ir viendo las celdas y a los moribundos reclusos.
—¿Acaso importa? —pregunto en un tono cínico sin dejar de caminar —. No merecen otra cosa, Hinata-sama.
—Oye —mascullo el otro con molestia —. Cuida tu boca, por favor.
El hombre chasqueo la lengua y le resto importancia mientras que Hinata trato de pasar el mal trago que le habían dejado sus palabras.
Caminaron otro tramo de pasillo hasta que finalmente llegaron a la última celda del lugar, la cuál era ocupada por Retsu. El hombre estaba sentado en el suelo, justo en una esquina del oscuro lugar. Su rostro a penas podía distinguirse entre las penumbras, pero Hinata podía ver perfectamente sus vacíos ojos mirando hacia la nada.
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Andāwārudo: La senda de Hinata Hyuga.
FanfictionLos años han pasado y por ende las cosas han cambiado en el mundo ninja. Todo era paz hasta que Hinata Hyuga reapareció, agitando pasados y trayendo consigo un presente y futuro abrumador. ¿Que es Andāwārudo? ¿Quien es Shinki y qué hay del pasado d...