Kill Bill.

4K 131 4
                                        

WOOJIN.

Narrador: omnisciente.

La muchacha se encontraba sentada exactamente frente a él. Tenía los brazos apoyados en el respaldo del sofá individual. Su expresión era tan indiferente que hasta dolía.

Woojin intentaba no llorar, intentaba no maldecir a cualquiera o hasta a su contraria por lo que había hecho. Por más que se lo mereciera.

-¿Por qué? -preguntó con un hilo de voz. Por más que quería soltar su llanto, podía sentir con mayor presión el enojo.

Ella rió con sarcásmo mirando hacia otro lado. ¿Por qué? Que hipócrita. Él era el de menor opción para preguntar una razón.

-¿Por qué? -insistió.

-¿Por qué? -rió nuevamente- Vamos, Woojin. Dejémos de jugar...

-Creí que teníamos algo, algo especial.

-Díme que tan especial era cuando te paseabas por la empresa con esa morena tonta.

Woojin buscó en sus recuerdos a quién decía. Una chica de poca estatura y cabellos negros. No había debutado aún y ya tenía 19 años. Mejor dicho, pasó su cumplaños numero 19 junto a él en una noche alocada.

-Fue solo...

-¿Y la flacucha rubia? -interrumpió.

-Sólo salí con ella por un helado -respondió restando importancia.

-A la heladería cerca del motel -respondió sin ganas y con toda la razón del mundo en su voz- ¿Creíste que no lo sabía?

Volvió a reír sarcástica. Si comenzaba a sacar su lista de todas las chicas con las que había estado mientras, supuestamente, tenía algo así como una relación con ella no acabaría en 24 horas. Bueno, tampoco eran tantas para todo un día, pero una 11 seguro. Conocía a la mayoría de ellas.

El chico solo quedó en silencio. De alguna manera en ese tiempo algo le decía que ella ya estaba informada de todo aquello, pero que lo ignoraba por lo que fuera. Y un poco de esperanza le decía que no tenía ni idea.

-¿Me viste cara de idiota?

Siguió sin contestar, solo procesaba en su mente lo que pasaba a una velocidad de caracol.

-¿Y por qué ahora? -fue lo único que llegó a formular.

Contaba ya unos meses con la muchacha 2 años menor, tal vez unos cinco meses. Meses en los cuales salían a diferentes restaurantes, mensajeaban o hablaban por videollamada cuando se encontraban lejos y hasta paseaban de la mano por donde sea.

-Porque primero debía tenerte alejado de las otras falda-cortas y tenía que hacer que te acercaras a mí.

La expresión de la chica era tan fría que hasta Alaska podría considerarse Jamaica a las 3 de la tarde. No sentía nada.

-¿Para qué?

-Para que, por lo menos, te doliera -contestó con despresio.

Puede que en realidad sienta algo: odio.

Había llorado tantas veces en las noches por él, preguntandose a si misma que tenían las otras que ella no, qué le llamaría la atención, qué estaba haciendo mal.

No respondía a las llamadas de sus amigos hasta cuando se preocupaban por ella, dejó de ir a fiestas como solía hacerlo, olvidó a todos los chicos que pedían sin cansarse por una cita. Solo por él.

Y él, descaradamente, iba con mujeres a diferentes lugares. Sabía que también se acostaba con ellas. Él mismo admitió hace unos segundo que fue con la rubia a tomar un helado. ¿Quién sale con otra mujer cuando ya tiene novia?

Ya no se comía ese cuento de que era amigas.

-¿Cuándo planeaste todo esto? -preguntó aún sin creer la misma conversación.

No tomaba a la castaña como tonta. En realidad, para dejar de mentir, cuando comenzaron a salir si pensaba que lo era debido a que "creía" que ella no se daba cuenta que chicas andaban detrás de su hermosa voz por igual.

-Cuando ya ibas por la quita chica mientras salías conmigo. Tal vez era la septima. Ya no lo recuerdo -se puso de pie- Me dí cuenta que no era mi culpa que estuvieras con todas aquellas. Que no era mi culpa que te gustara los "hola, adios". No era mi culpa que tu estuvieras con quien se te pegara la gana.

>> Pero fue mi culpa creer que si lo era. Estaba tan idiota que pensaba que lo hacías porque yo no te merecía. ¿Y sabes algo? Luego de caerme tantas veces con las misma y estúpida piedra, decidí tomarla y arrojartela por la cabeza -rió ante su propia comparación. Con eso había dicho todo- Algo así como pagarte con la misma moneda.

Woojin ya había comenzado a llorar, no podía evitarlo. Era responsable de todo, lo sabía. Y también sabía que era de hipócrita llorar ahora despues de lo que había hecho. Comenzaba a tenerle aprecio a la muchacha y a eso se debía su tristeza.

Ella solo caminaba de un lado a otro, ya debía irse y no volver a aparecer por allí.

Miró al mayor, si hubiese sido otra persona quién estaría en su lugar posiblemente se sentiría terrible por el muchacho. Una mierda de persona con todas las palabras. Igual, no era otra persona, era el mismo que la había hecho sufrir desde hace más de seis meses.

-Ya me voy -agarró del bolsillo de la camera un paquete de pañuelos para la nariz- Deberías limpiarte esa cara sucia porque a tus chicas solo les gusta verte sudado luego de un buen rato, no todo mocoso.

Tiró el paquece encima del asiento. Abandonando la habitación antes de que se arrepintiera o la conversación continuara.

-Compra un vodka. Yo llevaré la comida -dijo para su amiga por la linea- Mejor que sean dos vodkas.

-¿Lo hiciste? -preguntó la otra- No creí que te darían los ovarios.

-Haz silencio. Llegaré en 20 minutos.

___________________________________________

Oigaaan. Tenía ganas de escribir algo bieeen maldita y la canción daba para eso.

Sean bienvenidas al mundo del shot-canciones, bonitas. Estén dispuestas a leer de todo.

~DEVON.

Stray Kids [ One Shots ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora