¡La perdí!

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CHANGBIN

Narrador: omnisciente.

En el día de hoy, un tranquilo sábado por la tarde, Changbin llevaba de la mano a la pequeña Dongju (su bonita sobrina de 4 años, hija de su hermana mayor) por un paseo en el nuevo centro comercial que se había abierto en la ciudad hace apenas unas dos semanas.

El lugar no estaba tan repleto de gente como el lo esperaba, con suerte en su vista había unas 30 personas caminando con bolsas de compras en sus manos o solo disfrutando de las vidrieras, y eso le resultaba mil veces mejor que estar chocando hombros con las personas que pasaban.

Miró a la niña a su lado, ella llevaba un bonito vestido de seda color blanco con unos pequeños zapatitos del mismo color, mantenía su mirada al frente mientras caminaba dando pequeños saltitos sin soltar su mano en ningún momento. Se veía tan tierna a sus ojos. Le encantaba pasar tiempo con esa niña, la amaba con toda su alma, y fue la excusa perfecta para decirle a su hermana que él podía cuidarla en su ausencia para ir a su reunión de trabajo.

-Tio Binnie -dijo ella, con la voz más dulce del mundo- Quiero entrar allí.

Señaló con su dedo un tienda con todas las cantidades de diferentes dulces y caramelos posibles, pintada por dentro de un color rosado chillón y con un cartel fuera en blanco que se leía ¨Candy Dream¨

Changbin sonrió para la pequeña, señalando con la cabeza el lugar, afirmando que entraría a la tienda por lo que sea que ella quisiera.

Caminaron hasta el lugar, donde una señora de gran edad los atendió con amabilidad y mirada cansada. Compraron unos caramelos en forma de bolita cuales Dongju había optado al llamarle la atención tanta cantidad de colores que estos tenían. Como ella le dijo a su tío: los caramelos unicornio.

Al salir, cada uno iba comiendo uno de los que compraron, y Changbin pensó que era uno de los caramelos más feos que había probado en su vida, pero al ver a la pequeña tan feliz con su elección solo decidió cerrarla boca.

La menor ahora, luego de una caminata por los pasillos con las bromas tontas del mayor, quería ir la sala de juegos que estaba frente a ella. El mayor quería negarse por un lado, ya se hacían las cinco de la tarde y el lugar comenzaba a llenarse de gente, y por el otro él también tenia ganas de jugar a uno de ellos.

Compraron una tarjeta, la cargaron con dinero (resulta ser que ahora esa es la forma de jugar, no más monedas) y acompañó a Dongju al juego de sacar al peluche con la gran pinza. Al perder (dos veces seguidas) optaron por uno donde debías meter la pelota dentro de unos tubos con diferente puntuación , este te daba tickets que podías canjear por un regalo.

Cuando el juego inicio, la pequeña no podía lanzar a gran distancia la pelota, sus brazos no daban con tanto peso y menos con la potencia para poder meter la pelota en algún tubo. Esto la hizo enojarse, llegando a hacer un puchero en casi-llanto que hizo estremecer el corazón de su tío.

Changbin comenzó a jugar para animar a su sobrina, al principio resultó, pues ella estaba feliz e impresionada con los puntos que marcaba la pantalla. Luego, comenzó a enfocarse más en el juego, él también estaba feliz de los puntos que hacia y quería ganar un unicornio de juguete en la tienda de regalos para su bebé con ellos.

-¿Dongju? -preguntó al darse vuelta con una sonrisa, cual se tornó en desesperación al no verla- ¡Dongju!

La buscó y buscó, sin señales de ella a su vista, la multitud de gente no dejaba ver más allá.

Comenzó a asustarse y caminar por todos lados, llamando a su nombre una y mil veces. Al no recibir respuestas agarró a una chica por el hombro.

-Tienes que ayudarme, por favor -dijo el muchacho al punto de explotar- Perdí a mi sobrina, necesito encontrarla.

La muchacha se asustó al inicio, pues un desconocido la había agarrado por los hombros y le había hecho girarse. Pero comprendió al instante la razón.

-Tranquilo, respira -contestó ella- Te ayudaré a buscarla. ¿Cómo es y cuál es su nombre?

Changbin explicó a su contraria (cual no parecía asiática, pero entendía lo que él le decía) cada detalle de la niña sin perderse de uno. Vestimenta, cabello, edad, nombre. Y salieron en busca de ella.

-¿Dónde la perdiste? -preguntó ella mientras daban pasos sumamente largos para avanzar más rápido.

-Dentro de los juegos.

-¿Búscate por completo allí?

-Claro que si -respondió con cierto enojo. Esto hizo que ella se molestara un poco. Solo le había preguntado para saber, no para enojarlo.

El camino continuaba, el tiempo pasaba y cada vez había menos lugares para recorrer y buscarla, sin embargo no había ni una sola señal de la chiquilla. Esto lograba que ambos se pusieran de los pelos. Si. Ambos.

-Díme los lugares que recorrieron antes de los juegos -volvió a insistir.

-Tienda de dulces, la tienda de ropa y zapatos cuales ya entramos. -contestó sin mirarla.- Ya deberíamos llamar a la policía.

No hay otra opción, la niña no aparece y cada vez se va haciendo mucho más tarde. Debía llevarla a su casa a las 7:30pm, y el reloj ya marcaba las 7:00pm

Sacó su celular del bolsillo, ni loco llamaba a su hermana mayor, era mil veces mejor la policía. Al marcar el numero, una persona le atendió con un Policía. ¿Cual es el problema?. Iba a responder, si no fuera por que la chica a su lado corrió para una tienda a sus espaldas.

Al girarse, la pequeña de vestido y zapatos blancos se encontraba frente a la muchacha cual no sabía su nombre. Ella parecía llorar asustada, y accedió a subirse a los brazos de la mayor para cargarla.

-¡Dongjun! -corrió hasta ellas- ¡Casi me matas de un susto! ¡¿Como te atreves a irte así?! ¡Te estuve buscando como lo..!

-Oye, cálmate, la asustas más -calló la chica- Pequeñita... -comenzó a hablar para la bebé- ¿Qué ocurrió? No llores más -limpió unas lagrimas- Las niñas bonitas y grandes como tu son fuertes.

-¿Donde estuviste? -preguntó con enojo, ganándose una mala mirada de la desconocida.

-Dime, corazón. ¿Por qué te fuiste?

-El Tio Binnie estaba jugando, y yo quería una tiara de esa tienda, y me perdí al volver.

-Me hubieras avi...

-No importa ya, solo discúlpate con el tio Binnie -volvió a cortar la oración.

-Lo siento, tio Binnie. No lo volveré a hacer.

La chica bajó a la beba y esta corrió a los brazos de su tío, cual la cargó en ellos y le dio un gran brazo de oso.

-La próxima, vamos juntos -le dijo en casi un susurro, cerca de la carita de Dongju. Sin enojo, Sin nada más. La habían encontrado- Pero me avisas dónde.

-Si. -contestó animada, dejando de llorar- ¿Ganaste boletos, tío?

El muchacho negó con la cabeza. En realidad, si había ganado muchos, pero los abandonó en la maquina al no encontrarla y suponía que alguien ya se los había llevado.

-En realidad, si -la chica sacó del bolsillo de su pantalón negro unos boletos doblados y se los entregó a la pequeña, cuales recibió con gusto- No son muchos, pero podemos ir a ganar más. -sonrió.

-¡Si, si, si! -contestó la menor con emoción- ¿Podemos, tio Binnie?

Miró a la chica, ella sonreía para la pequeña, y de forma de agradecimiento le contestó que irían a jugar. De igual manera el pagaría por los juegos que los tres probarían como agradecimiento a ella.

-Verdad -se dio un golpe mental a si mismo- ¿Como te llamas?

- ________ -respondió en forma tranquila, tomando ella la mano de niña.

-Gracias por ayudarme, ________. Muchas gracias.

-No es nada -rió- Tio Binnie.

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I'm back, babygirls.

¿Me extrañaron?

Stray Kids [ One Shots ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora