Ave Fénix

Lidera - Parte III

Recomendación Musical: "Wars of Faith" – Audiomachine

| ~ | ~ | ~ | ~ | ~ |

La oleada de gritos sonó distante. Las cámaras descansaban. Las luces ya no iluminaban el enorme gimnasio. Ya no había ni público ni equipo. Era sólo ella. Su mente y ella. Lejos de un plan qué formular o palabras alentadoras qué decir, el espacio negro de su cabeza se llenó de imágenes secuenciales que formaron más de una historia..., de un recuerdo. Sin ver, observó aquel día que husmeó dentro de una escuela secundaria durante una tarde aburrida, rememoró la vez que conoció a la futura capitana de lo que sería su próxima familia y, aunque quisiera ya no recordarlo, tuvo las formas y figuras de aquella trágica noche que le arrebató a sus padres.

Una sonrisa dibujó su rostro.

Al mismo tiempo que sus sentidos regresaban a la realidad, las imágenes se desvanecieron y su mirada se encontró con el escenario de su presente. Sin embargo, su mente decidió permanecer un poco más de tiempo en su trance, algo que le favoreció mucho a ella. Tantas historias diferentes que habían iniciado años atrás y algunas que ya habían llegado a su final. La curiosidad la llevó a convertirse en integrante ilegítimo de un equipo, la tragedia hizo que su hermana se convirtiera también en su tutora y el aburrimiento fue el responsable de que estuviera a minutos de culminar la última pelea que tendría con su familia y equipo.

Katomi vio de reojo cómo el árbitro se preparó para dar inicio al último cuarto. Dejó que las titulares más jóvenes se adelantaran y permaneció a un costado de su capitana. Ambas compartieron una mirada llena de un sinfín de emociones; sabían que su capítulo estaba por terminar. Después de años de luchar juntos, ellas (quienes eran las últimas de una generación entera), estaban listas de otorgarles el protagonismo a las que continuarían con su legado.

―Es nuestra última pelea, Ma-chan.

―Así que a cerrar con broche de oro. ¡Tensai, lidera!

―¡Lidera!

Un segundo grito estruendoso despertó por fin sus oídos. Sus ojos recorrieron el lugar gracias a la luz artificial que iluminada el edificio. Sintieron las cámaras sobre sus cuerpos. Decidieron que cualquier otro sentimiento que no fuese la determinación, sería innecesario en ese instante. Las lágrimas las derramarían dentro de diez minutos, así como cualquier otra emoción. En esos minutos, se asegurarían de que su rostro se cubriera en una sonrisa.

A un lado de ellas, Kotonaru las observó con total admiración. Sabía perfectamente lo que ambas estaban sintiendo y, aun así, se mostraban fuertes para todos los que estaban ahí. Después de todo lo que habían vivido juntos y todas las veces que creyeron ya no podrían más, ahí seguían, fuertes y poderosas; eran la imagen perfecta de unas líderes. Fue por ello por lo que se aseguró que la última pelea de sus superiores terminaría en una inolvidable victoria. Se adentró al centro de la cancha a un costado del par y, dado a que nunca despegó su atención de ellas, logró observar cómo su expresión cambió drásticamente, antes de que detuvieran su andar. Extrañada, encarnó una ceja y llevó su atención hacia donde sus superiores la tenían, encontrándose con lo que desconcertó al par: el aura que las contrincantes emanaba daba a entender que todo lo que hicieron en los tres cuartos anteriores, no era ni la mitad de lo que estaban por demostrar en esos diez minutos.

No obstante, eso no era todo lo que observaron las de tercero.

Después de tres años dentro del mundo del baloncesto, ambas habían desarrollado una habilidad que les hacía ver las verdaderas intenciones tanto de sus enemigos como de sus aliados. Simultáneamente, recorrieron su mirada por cada una de las bestias. Llegaron a la conclusión que, con esas expresiones, Akuma les estaba declarando que serían las poseedoras del ritmo hasta el final del partido. Con unas miradas compartidas, capitana y vice-capitana endurecieron sus expresiones, miraron a sus tres jugadoras y asintieron de una manera decidida.