Lidera - Parte I

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Recomendación Musical: "The Lost Continent" – Audiomachine

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El día por fin había llegado. Todas las celebraciones habían acabado. Los festejos quedaron atrás y era momento de enfrentarse con su primer reto del año. El público ya los esperaba, al igual que sus contrincantes. El entrenador dibujó una expresión seria y preparada. El joven mánager suspiró. Cuando el único par de tercero llegó, imitaron al mayor, sólo que con un sentimiento más fuerte: determinación. Era su último juego, su última pelea, y lo darían todo sobre la duela. Serían los cuarenta minutos más difíciles y no por la escasa información que recibieron de su mánager, sino porque sabrían que, cuando el cronómetro llegara a cero, sin importar el resultado, todo habría llegado a su fin.

Al cabo de unos segundos, el resto de la alineación llegó con respiraciones jadeantes y rostros sudorosos. Uno a uno, se detuvieron a un costado de sus superiores y pasaron a recuperar el aliento mientras recargaban sus puños sobre sus temblorosas rodillas.

―¿Es enserio, entrenador? ―la Alero de primero preguntó con una voz entrecortada― ¿Nos hizo correr las últimas cinco cuadras? ¿Quiere que nos desmayemos antes de poder jugar?

―Para esta pelea ―el oji-avellana, con una pequeña sonrisa, habló al cabo de unos segundos de meditación―, necesitan estar totalmente atentas, mis niñas, atentas y preparadas. El trote sólo fue la bienvenida al calentamiento que deben completar si desean vencer a Akuma. Así que no las quiero ver quietas en los diez minutos de calentamiento, ¿entendido? Troten, tiren, salten. Hagan lo que tengan qué hacer, pero calienten su cuerpo. De esa forma estarán listas para liderar en la cancha ―miró sobre su hombro y se aseguró que sus diez niñas asintieran a sus palabras. Compartió una rápida mirada con su capitana y con su vice-capitana, y se volvió hacia el gimnasio donde se presenciaría la final―. ¡Tensai, lidera!

―¡Lidera!

Las Reinas de Japón se adentraron en el edificio y fueron recibidas por los pocos espectadores que aún no subían a las gradas. Mientras se dirigían a sus vestidores, los integrantes intentaron buscar a algún conocido suyo que les prometió ir al encuentro; no obstante, se dieron cuenta que sus familiares y amigos ya se encontraban en las gradas. Unos cuantos fotógrafos y entrevistadores quisieron acercarse al equipo, pero una simple mirada de la 'Bestia Silenciosa' era todo lo necesario para detenerlos en su lugar.

Las únicas preguntas que responderían serían cuando el partido acabase.

Se adentraron en los vestidores y se apresuraron a acomodarse, así como llevar a la duela sólo lo indispensable (agua, toallas, limones con miel). Envueltos en diferentes pláticas, salieron del cuarto y caminaron hacia el túnel que daba entrada a la duela. Cuando la luz golpeó sus ojos, los gritos del público llegaron a sus oídos. Todos los espectadores que los apoyaban en esa tarde llevaban carteles con mensajes de apoyo o vestían orgullosos alguna prenda de color verde-jade. Mientras caminaban hacia sus bancas, sus miradas se vieron atrapadas por una lona que descansaba a un costado del lema de la escuela.

«Las Reinas de Japón son verde-jade»

Katomi sonrió al ver los rostros de las personas que llevaron esa lona. Levantó un puño hacia ellos y los prodigios, así como sus dos hermanos, devolvieron la acción. Acto seguido, la Emperatriz de Tensai dejó su mochila en el suelo y pasó a sentarse en la banca. Se quitó la sudadera y pants que tenía y dejó que las bermudas verde-jade y el jersey número siete resplandeciera como el resto de los uniformes. Dejó que sus demás compañeras se adelantaran y dieran inicio al entrenamiento, mientras ella se colocaba tanto las muñequeras verde-jade que Aomine le regaló, como las anaranjadas que Sōsu Mirai le dio.

Ave FénixWhere stories live. Discover now