Futuro

77 7 0
                                    

Recomendación Musical: "A Father's Love" – Position Music

| ~ | ~ | ~ | ~ | ~ |

―Pudieron haber iniciado con una relación a distancia...

―Lo sé ―exclamó la más baja―. Él me pidió lo mismo, pero eso no funciona para mí y lo sabes. Creo que, después de estar casi tres años juntos, ya era tiempo para conocer más personas. Estoy segura que encontrará una linda japonesa y yo, un inglés fortachón.

―Ay. Ma-chan ―pasó un brazo por los hombros de la rubia―. Lo siento tanto...

―No lo estés ―una sonrisa amorosa dibujó sus labios―. Después de todo, el universo se las arregló para que las dos no tengamos novio al mismo tiempo; es decir, terminé con Kōsuke-kun pero tú empezaste a salir con Shūzō-kun.

―Pero eso ya tiene tiempo...

―Y el entrenador aún no lo supera, ¿verdad? ―rio ligeramente al ver la expresión de la más alta― Todavía tienes tiempo de huir conmigo para escapar de tu interminable castigo.

―Después de entrenar junto a Mirai-sensei por meses, las carreras eternas dejaron de ser castigo para mí.

Al mismo tiempo que la entrada del instituto apareció, rieron en unísono. A diferencia de los demás estudiantes, ellas ya no tenían necesidad de portar el uniforme; ya eran egresadas. Se encaminaron por los lugares que fueron su hogar por tres años. Algunos rostros familiares cruzaron por su camino, despidiéndose y deseándoles buena suerte. Mientras más se acercaban al edificio, sus rostros se endurecían más. Querían mantenerse tranquilas y seguras para cuando subieran por el escenario. Harían lo que fuese porque ninguna lágrima se derramara hasta terminar con su discurso.

Katomi y Yūgana detuvieron su andar a estar a unos metros enfrente del gimnasio. Las puertas estaban abiertas. No les pareció raro que muy pocas chicas estuvieran alineadas en la cancha de en medio. Estaban seguras que todas ellas eran las nuevas reclutas; ese año entraron chicas de los tres años. De seguro, las mayores estaban posicionadas en las gradas o en el nivel superior. Ninguna sabía que ambas se despedirían ese día, pues Shijima les dijo que sería buena idea darles una sorpresa.

―Tres años suenan como una eternidad ―habló la extranjera―, pero recuerdo nuestras inscripciones como si fueran ayer.

―No hagas trampa, anaranjada ―la vieja capitana le reprendió―, tú puedes llorar porque seguirás con ellos. Yo soy la única que se despide hoy, así que no me rompas antes de que termine mi discurso.

―¿Enserio lo escribiste? ―preguntó al verla sostener una hoja de papel.

―Mujer prevenida vale por dos.

Todas las miradas se vieron atraídas por el par de ex jugadoras que entraron por la puerta principal. Mientras los rostros de las recién ingresadas mostraban emoción, los de las mayores se iluminaron de realización. Les habían dicho que no se presentarían durante la primera semana. Sólo había una razón por la que estuvieran ahí: era momento de despedirse. Una a una, con un pequeño dolor en el pecho, se alineó junto a las nuevas reclutas.

―Mis niñas ―Shijima, quien ya las estaba esperando, se acercó al par y las abrazó al mismo tiempo―, llegaron un poco antes de lo esperado ―al recibir sonrisas como respuesta, se giró con una expresión amorosa hacia la oji-celesta―. Yūgana, ¿estás lista?

―No imagina cuánto me gustaría tener una última práctica con usted antes de hablar frente a todos ―su voz se quebró por un momento, pero aclaró su garganta para recobrar fuerzas―, pero mis planes cambiaron y me será imposible.

Ave FénixWhere stories live. Discover now