Capítulo 5

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Sus pasos sonaron graves en el suelo. El viento soplaba nostálgico y ayudaba a que las mejillas de Katy se secaran. Se detuvo delante de la cripta, observando desde los ventanales aquellas escaleras que dirigen a las dos urnas donde desde hace diez años descansaban las cenizas de sus padres. En su mente se albergó el tortuoso recuerdo de la noche en que le dieron la noticia de que el auto donde viajaban sus dos papás había sido parte de una carambola de automóviles que se volcó a causa de un trailero que se quedó dormido mientras conducía. Ni todo el dinero por la indemnización ni lo bien amparada que la dejaron sus progenitores le arrancaría el sufrimiento, nada excepto Charlie, quien sin siquiera mencionarlo le prometió jamás dejarla sola, jamás causarle un dolor como ese, porque sabía que ella no soportaría una muerte más de esa envergadura. También se prometió mantenerla feliz para que Katy no tuviera que ir a la tumba de sus padres, pues descubrió que cada que la tristeza o alguna preocupación la torturaba, ella se refugiaba en esa gélida y solitaria cripta. Inclusive sus amigas, quienes se convirtieron en su familia más cercana, sabían que de estar ella en ese sitio era porque algo la estaba lastimando profundamente.

Kyle se vio en la necesidad de pedirle a Dan que le pasara la dirección del panteón cuando no encontró algo respecto a ello en el viejo celular de Charlie, aunque debió advertirle que no le dijera nada a Judith. Daniel cada vez se convencía más de que a Charlie le sucedía algo, pero no tenía qué ver con su matrimonio porque notó en sus ojos el amor con el que miró a su esposa cuando ésta apareció en el estudio.

Katy abrió el candado, movió la pesada puerta y justo iba a descender por los escalones cuando una mano tibia y conocida la detuvo de la muñeca. Sintió una oleada de alegría al verlo ahí, sabía que su esposo haría lo que fuera con tal de no verla entrar a ese sitio. Dejó caer el candado al pasto y se abalanzó a los brazos de Kyle, quien la recibió enternecido y plenamente convencido de que no se permitiría hacerla sufrir.

—Debí llamarte para decirte que volvería antes —susurró en el oído de Katy—. Lo siento, lo siento tanto, andaba con las ideas muy revueltas.— Katy puso sus manos en el cuello de su marido para besarlo, aunque rápidamente notó que necesitaba estirarse un par de centímetros más. ¿Acaso Charlie había crecido un poco durante el viaje? ¿Eso era posible?, se preguntó.

—Sé sincero conmigo, por favor, siempre lo has sido. Dime, ¿acaso... hay... otra mujer que te intere...?

—¡NO! —la interrumpió—. No, por supuesto que no —es más terrible de lo que te imaginas, pensó dolido—. Tú eres lo más bello y especial de mi vida —dijo sincero y comprometido—, jamás podría fijarme en otra mujer —su esposa sonrió coqueta y de nuevo lo besó.

—¿Entonces por qué te has comportado así? ¿Pasó algo en tu trabajo? ¡¿Te van a correr?! —sus ojos se le salieron de las órbitas. Kyle estuvo a punto de soltar una carcajada por sus expresiones tan espontáneas. Le encantaron. Toda ella le encantaba y eso que aún no empezaba a conocerla.

—No, Katy, no tienes de qué preocuparte, al contrario. Todo marcha bien. Cerré la negociación, un músico que hace poco conocí en Espa... por internet pronto firmará contrato con la disquera —la embarazada suspiró aliviada.

—¿Y el bebé? ¿De verdad te sientes convencido de tenerlo? Sé que es algo totalmente inesperado porque creímos que pasaríamos el resto de nuestra vida sin hijos, y ahora podrías sentirte obligado a estar conmigo por eso, pero no tienes que...

—Ser el padre de este bebé fue mi mejor noticia en mucho, mucho tiempo —y Kyle decía la verdad, pues qué mejor regalo que ser padre (aunque sea durante nueve meses) de esa criatura que también era su sangre y donde estaba depositada parte de la esencia de Charlie. —Perdona si te hice creer lo contrario —le besó la frente y a Katy se le humedecieron los ojos otra vez. —¿Acaso te la pasarás llorando todo este tiempo? —la chica le dio un golpecito en el hombro y éste sonrió al mirarla tan vulnerable y al mismo tiempo tan fuerte y dulce.

Identidad PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora