Capítulo 6

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—¿Dan? —Kyle lo observó confundido al ver que se quedó en una sola pieza. —¡Dan di algo! —luego de varios segundos, reaccionó y lo aventó para ponerse de pie y recargarse en el muro que dividía la calle de la casa. Lo miró furioso, anonadado, decaído, destrozado por haber hecho algo que jamás creyó hacer.

—No puedo creer que tengas que decirme esas... estupideces para justificar tus porquerías—Kyle se dio cuenta en seguida que Dan no le había creído, eso por una parte lo dejó tranquilo, pero ahora no sabía cómo hacerle para zafarse de lo otro.

—Tenía que hacer que me escucharas de algún modo —se acercó a su amigo, pero éste se alejó—. Dan, no le soy infiel a Katy, te lo juro —explicó con un hilo de voz.

—¡¿Y entonces por qué dijiste todo eso?! Mira, eres mi mejor amigo, de las personas más importantes en mi vida —Kyle sintió alegría al sentirse de pronto tan querido—, pero Katy también lo es y no me parece justo que ella esté sufriendo. ¡Ya ni siquiera comes con ella! ¡Es más, ahorita no estás a su lado y nunca te le despegabas! —se llevó las manos al rostro y aspiró profundo. Estaba cometiendo error tras error y él ni enterado. —¿Ya no la amas? —Kyle alzó la vista y se sintió acorralado. ¿Cómo podía amarla si tenía un mes de conocerla? Le gustaba, eso ni dudarlo, le tenía un cariño especial, pero no, no la amaba, ni siquiera había pensado en esa posibilidad porque se negaba a apropiarse de aquello que Charlie tanto lo alejó.

—¡Por supuesto que la amo! —respondió vacío—. Es muy difícil explicarte por qué me he comportado como dices durante este tiempo, en su momento lo haré, pero no ahora —Dan lo observó, tratando de entender por qué decía eso, mas no lo logró. —Sólo créeme, no le fui infiel, jamás podría hacerlo. Katy es... la mujer más excepcional, la más hermosa y perfecta esposa que alguien podría tener —Katy, que justo había llegado cuando comenzó a hablar de ella, lo miró sonriente—. Sé que he sido un imbécil últimamente, pero por favor no le digas nada de lo que escuchaste.

—¿No decirme qué, Charlie? —Dan y Kyle se miraron alarmados. —¿Qué escuchó Dan? —insistió. Ambos dieron media vuelta y Dan pudo verle el rostro asustado. No, simplemente no podía destruirla, no podía ser el causante de la ruptura de ese amor tan grande.

—Nada, Katy, aquí tu marido que te tiene preparada una sorpresa navideña, ¿verdad Charlie? —Dan le echó una mirada dura pero cómplice. Kyle asintió medio sonriente, medio nervioso—. Tú bien sabes que es tan detallista, tan buen hombre para ti, que me estaba pidiendo opinión de lo que te tiene preparado. El muy... idiota creyó que quizá la sorpresa no te gustaría, pero ya le aseguré que sí —Katy se creyó todo y se apresuró a abrazar a su esposo.

—Eres muy amable Dan, por eso Charlie y yo te adoramos —el aludido suspiró enternecido—. ¿Pero por qué no regresamos a la fiesta? Tami y Pau ya están reuniendo a todos para pedir posada y luego romper la piñata.

—Claro, amor, volvamos —le besó la frente.

—Yo me iré, no me siento muy bien —se excusó su amigo.

—No te puedes ir, esta noche es la primera presentación en público aquí en México del solista que traje para la disquera. Sé que ya lo escuchaste en el video y en el estudio, pero no es lo mismo —insistió Kyle. Dan estuvo a punto de dar su brazo a torcer y quedarse.

—Además, Judith te está buscando —agregó Katy con una mirada pícara.

—No me necesita, créeme —se acercó, besó a Katy en la mejilla y a Charlie le dio un abrazo. Luego se marchó.

—Es extraño —comentó Katy—. A Dan le encanta la fiesta y más si estamos todos reunidos. ¿Y si de verdad está enfermo o tiene algo más? —miró a Charlie, preocupada—. No debimos dejar que se fuera así nomás, podría pasarle algo en el camino.

Identidad PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora