Capítulo 27

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Los vientos juguetones del otoño y las viejas hojas de ocre fueron el escenario del cuarto mes de nacido de Charlie, así como del cumpleaños de Katy. En la agencia, sus amigas y compañeras de trabajo la recibieron con globos, serpentinas y una antojable torre de cupcakes de vainilla y chocolate. Había pasado mes y medio desde su regreso, y aunque en algunas ocasiones todavía le costaba lágrimas y reclamos acostumbrarse a esa nueva rutina —como llevar a Charlie consigo al trabajo, aprender a ser madre y padre a la vez, enfrentarse sola a los desvelos y demás cuidados—, en la agencia encontró el sitio idóneo para conectarse con una de las actividades que más le gustaba hacer.

—¿Cómo está el bebé más dulce del planeta? —lo saludó Isis, haciéndole muecas y cosquillas en la barriga, después de felicitar a Katy. Charlie le estiró los brazos y se fue gustoso con ella.

—¡Feliz cumpleaños! —Judith, luego de brindarle un abrazo, le entregó su acostumbrado café americano decorado con un agitador colorido que en la punta mostraba un diminuto pastel con sus velitas. Katy le agradeció y se dirigieron a la oficina de Jude.

—¿Cómo te sientes hoy? —la cuestionó apenas se sentaron en el sofá pegado al ventanal.

—A pesar de todo, me siento un poco animada. Mi niño se encarga de pasarme cuanta alegría posee —calló, bajó la mirada y se hundió de hombros—. Es mi primer cumpleaños sin Charlie —los ojos se le rasaron y una lágrima se le escapó por la comisura—. Lo extrañé esta mañana, sus felicitaciones tan peculiares... —sonrió nostálgica.

—Sí, lo sé —lamentó Jude—. Y... ¿Qué hay de Kyle? —el rostro se le enrojeció—. ¿Te ha llamado? —asintió con la mirada baja—. ¿Le respondiste? —Katy negó. —¿Cómo? ¿Por qué no? Creí que las cosas habían mejorado, hasta le permitiste ver al bebé.

—Sólo cuando está en tu casa, en la de Dan o con Pau y Tami —soltó a la defensiva. —Yo... No sé... No lo he visto desde esa ocasión en el cementerio —y se engulló un cupcake completito.

—Oh... —la castaña sonrió divertida al ver su estado. —Humm... Lástima que se marchará a Londres hoy en la tarde —Katy tosió, casi ahogándose con un pedazo de pan. Jude soltó una carcajada y la auxilió. —¡Estoy bromeando! —su amiga le mostró una mirada amarga. —Creí que no te importaría su partida...

—No me importa, en lo absoluto —se levantó y comenzó a caminar al rededor de la oficina, nerviosa—, que se vaya ahora mismo si quiere.

—Katy, por favor, te conozco —la detuvo—. Odias la idea de imaginarlo lejos de ti... En verdad te enamoraste de él.

—¡Por supuesto que no! —saltó Katy a la defensiva, su ceño se frunció—. ¡¿Cómo podría enamorarme del hermano de mi esposo?! Es... ¡Es enfermo! ¿Qué le diría a mi bebé cuando crezca? "Oh, por cierto, tu tío ahora es tu padre porque nos enamoramos mientras tú te gestabas en mi vientre y yo no sabía que tu verdadero papá había muerto" —Jude rió divertida al verle el rostro indignado.

—¡Pues sí! ¿De qué otro modo quieres decírselo? ¡Es la verdad! —comentó obvia—. Es más, acabas de aceptar que se enamoraron, que te imaginas un futuro con él.

—Fue una suposición solamente —frunció los labios.

—Ni tú te crees lo que acabas de decir —la miró severa. —¿Te confieso algo? —ni siquiera esperó respuesta, continuó—. Luego de lo que pasó tras enterarnos de la verdad, me di cuenta que "este Charlie" me agrada más que el anterior. No te ofendas amigo —dirigió su vista y voz hacia arriba, como si le hablara a alguien que está en "el cielo"—, tú también siempre me caíste muy bien, fuiste una excelente persona y siempre te extrañaremos —Katy la miró divertida—. Con Charlie siempre fuiste feliz, como todas las parejas, tenían sus momentos malos, pero los sabían solucionar. Pero con Kyle te notabas distinta, sus buenos y malos ratos eran explosivos, inigualables. Y además, se nota a kilómetros que no nada más te enamoraste de él, es más: podría asegurar que ya lo amas.

Identidad PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora