BAD BYE │KOOKV。o○.｡o○.

XV

Sinceridad

Ser a prueba de balas es lo que desearía ser JungKook en este momento, pues su primo ha dado un golpe certero a su corazón, sin piedad. Han sido palabras problemáticas a las que no puede exigir explicación, no puede porque no tiene las agallas para hacerlo y es entonces cuando recuerda que, en ocasiones, es preferible no saber, mantener la incertidumbre e imaginar conversaciones posibles que jamás se harán realidad. No obstante, la realidad lo ha golpeado duro, donde incluso el dolor que siente en su tobillo no se compara en nada a lo que siente en su corazón.

En absoluto silencio, el resto del viaje se transforma en una tortura. Atrapado en un sinfín de posibles respuestas a lo dicho por TaeHyung, por lo que para JungKook resulta un alivio traspasar las puertas de la casa y avanzar gracias a la ayuda de un par de empleados que lo llevan a su habitación.

Por primera vez en mucho tiempo, el menor de la familia disfruta de las atenciones, de que le lleven comida a la habitación y lo mimen como años atrás era costumbre. Incluso, su padre lo ha llamado para consultar por su estado y su madre ha ido a comprobar si es necesario acudir por una segunda opinión médica. No obstante, una vez que se queda a solas, JungKook sabe que lo único que necesita es que su mal día desaparezca de una vez por todas. Anhela cerrar los ojos y que al día siguiente todo vuelva a ser como antes, como antes de que su primo regresara a su vida.

A pesar de todo, antes de que JungKook se pierda en la fantasía de que todo está bien, el suave golpeteo en la puerta lo hace temer lo peor y sí, está en lo cierto cuando teme lo peor porque es su primo quien ingresa en la habitación.

— JungKook..., sobre lo que dije en el auto..., te lo puedo explicar.

— No es necesario.

— No te engañes, sé que quieres una explicación.

Mientras se miran a los ojos, TaeHyung se posiciona frente a la cama de JungKook. Es extraño verlo desde aquel ángulo, demasiado impersonal para lo que está pronto a decir, demasiado apático ante el estado convaleciente del menor. Podría mentir, fue lo primero que pensó TaeHyung, pero hacerlo implicaría una cobardía de su parte. Esto no será fácil para ambos, por lo que el castaño aprieta los puños con fuerza y suelta todo el aire que contienen sus pulmones antes de hablar sin sutileza alguna, como si la frialdad fuese el elemento necesario para sellar su corazón.

— Estabas enamorado de mí, JungKook.

— ... y creo que lo sigo estando —es la respuesta que TaeHyung no esperaba recibir.

A veces, la sinceridad resulta tan violenta como las mentiras, tanto, que TaeHyung casi pierde el equilibrio en medio de la perplejidad.

— N-no puedes.

— No es un sentimiento que se puede borrar de la noche a la mañana.

— ¡Han pasado ocho años!

— ¡¿Crees que no lo sé?! —JungKook desearía estar de pie frente a su primo, tomarlo de los hombros y zamarrearlo entre cada palabra, mas se conforma con estar ahí, sentado entre cómodas almohadas que permiten mantener su pie en alto— ¿Crees que no he hecho nada para olvidarme de ti?

TaeHyung se lleva las manos a la cabeza y camina hasta el ventanal que da hacia el balcón. Observa el jardín que se extiende frente a él y piensa en mil posibilidades para huir de esta conversación, huir de la sinceridad de JungKook y, sobre todo, huir de sus indecisiones.

— No deberíamos estar hablando de esto —después de una larga pausa, expresa TaeHyung en voz baja y aprecia cómo sus palabras empañan el vidrio que está frente a él.

— Fuiste tú el que me vino a dar explicaciones, fuiste tú el que vino a hablar de esto.

— Está mal —dice el castaño mientras se aparta del ventanal, con la clara intención de emprender la huida hacia la puerta a pesar de que sus pies lo mantienen ahí, de nuevo frente a la cama del menor—. JungKook, lo que sientes por mí está mal.

— Lo sé.

— Si nuestros padres se enteran...

— Lo sé, TaeHyung, lo sé.

La conversación no da para más, por lo que sólo existen miradas que exigen una explicación a lo que está sucediendo. No obstante, ninguno de los dos está dispuesto a explicarse y esa es la señal a la que se aferra TaeHyung para salir de la habitación, para no enfrentar la sinceridad de su primo ni, mucho menos, sus sentimientos.