BAD BYE │KOOKV。o○.｡o○.

XXXI

Burbuja

Cada vez que JungKook y TaeHyung eran descubiertos en sus travesuras, el que había tentado al otro era el encargado de dar las explicaciones correspondientes. Aquello siempre fue como un acuerdo tácito, donde tomados de la mano se daban ánimos y rogaban salir ilesos, sin ningún castigo. Pero la realidad los golpeó siempre y a cada acto, su consecuencia. Por ello, tomados de la mano, TaeHyung sólo puede fijar la mirada en el suelo y escuchar atento cómo su primo intenta asumir por ambos las consecuencias.

— Esa vez que me preguntaste sobre el sexo gay sabía que se trataba de ti, no de un amigo. Incluso me amenazaste con revelar lo mío con Hobi, ¿cómo pudiste?

Como si le restara importancia, JungKook se encoge de hombros y mira en dirección a la puerta, con la clara intención de no explicar nada y marcharse de ahí. Sin embargo, JiMin intuye sus acciones y vuelve a hablar.

— Si Lisa se entera que la cambiaste por tu primo...

— No se va a enterar —lo enfrenta JungKook con una mirada que hiela la sangre—. Te olvidarás de esto, JiMin.

— ¿Cómo olvidarlo? —Nervioso, hace el esfuerzo por sonreír y se cruza de brazos— La verdad es que no sé cómo reaccionar ante lo de ustedes... Se supone que son... familia...

Parece que el tiempo se detiene ante la furia con que JungKook observa a JiMin, quien se muerde el labio inferior ante esa clase de mirada que lo hace encogerse en su lugar.

— Te lo repito por última vez, JiMin. Olvida lo que viste.

Sólo después, cuando están prontos a llegar a su hogar, TaeHyung es capaz de salir de su mutismo y formular la pregunta que lleva atorada en su garganta desde el momento en que salieron de ese baño que terminó siendo el enemigo de su más preciado secreto.

— ¿Crees que... JiMin se lo diga a alguien? —pregunta y su voz suena intranquila.

— Ahora que lo pienso mejor, la verdad es que da igual que se lo diga a alguien.

— ¿Qué?

— A mí me da igual que el resto se entere que estoy saliendo contigo.

La fugaz sonrisa que le dedica JungKook no lo tranquiliza, sino que lo inquieta aún más.

— No es tan simple, nuestros padres... se podrían enterar...

— Ellos viven en otro mundo, Tae, dudo que se den por enterados.

— Pero...

— Tranquilo, ¿sí? —se aprovecha JungKook de una luz roja y acaricia la nuca de su primo— Mientras sigamos amándonos, todo va a estar bien.

— No... no lo sé —es capaz de expresar TaeHyung con los ojos aguados.

— Apuesto a que estás pensando en los demás y no en nuestra felicidad.

— Es que... me da miedo —confiesa llevándose las manos al rostro, por lo que JungKook sólo puede soltar un suspiro y continuar manejando.

Una vez que llegan a casa y uno sigue al otro hasta su habitación, la oscuridad los cobija en un abrazo que deja fluir los temores y los calma en medio de esa burbuja que han construido, donde son sólo ellos dos aceptando sus sentimientos, convenciéndose a diario que no están dañando a nadie, que su amor no es un delito.

— Si te hace estar más tranquilo —susurra JungKook—, te prometo que mañana llamaré a JiMin para hablar con él de una forma menos impulsiva, ¿sí?

TaeHyung tan sólo asiente y se permite enredar sus piernas entre las de su primo, quien los arropa y continúa repartiendo caricias sobre su cabello. Ninguno de los dos vuelve a hablar, ni a expresar sus sentimientos, sino que sólo se quedan ahí en medio de la oscuridad de la noche, ajenos a que todo se irá desmoronando poco a poco.