Lazos
Más de dos años y JungKook aún se pregunta si sigue enamorado de su primo, pues estando apenas a un paso de distancia, lo único que desea es estrecharlo en un abrazo y recordar cómo se sentía su cuerpo al percibir el calor del otro. Sin embargo, tensando la mirada los recuerdos lo transportan a ese fatídico día en que su primo lo llevó al aeropuerto para que lo obligaran a ingresar a un recinto militar. Entonces, el dolor vuelve a dominarlo y pronto su contrariado corazón es quien lo obliga a dar un paso atrás.
— ¿Qué... qué haces aquí? —cuestiona TaeHyung con temor a que sus piernas no sean capaces de sostenerlo en pie.
Son tantas las emociones que se desatan en el interior de TaeHyung, que incluso pasa por alto el que su aspecto físico no es el mismo de antes, aunque al parecer JungKook no está interesado en reparar en la falta de cabello del mayor, sino que su atención está fija en que mientras mira esos ojos color almendra, cada horrible recuerdo cruza por su cabeza y sabe que su corazón sólo es una sombra que busca a tientas lo que amó un día.
— Dime qué es lo que te hice —exige el azabache, con una voz profunda y dolida que deja en evidencia que dos años lo han vuelto una persona de aspecto duro, con una marcada quijada y un cuerpo lo suficientemente tonificado como para poner nervioso a cualquiera.
— Jung... JungKook... —retrocede el mayor ante el avance serio y decidido del menor.
— Dime qué mierda te hice como para que hayas decidido destrozarme pieza por pieza.
— Lo... lo siento.
— No —sentencia JungKook al tomar a su primo del brazo, deteniendo así una lenta y tensa persecución—. No vas a llorar, me vas a mirar y explicar todo.
TaeHyung no es capaz de sostener su mirada, por lo que baja la cabeza y se remueve nervioso, un tanto avergonzado además por mostrarse en aquel estado convaleciente.
— Dime algo —insiste JungKook entre dientes, aunque poco a poco va perdiendo fuerza.
Tal vez es la cercanía y el contacto entre ambos, pero lo cierto es que JungKook no puede sostener los muros que construyó para resguardarse del daño ocasionado por su primo y así, enojado consigo mismo porque realmente no sabe cuál de todos sus sentimientos es el que domina a los demás, acaba por soltar un sollozo, uno que tensa a TaeHyung al sentir cómo, poco a poco, va disminuyendo la fuerza con la que JungKook sostiene su brazo.
— ¿Por qué no me dijiste que estabas enfermo? —solloza aún más fuerte hasta el punto en que JungKook comienza a caer de rodillas ante su primo, en un llanto que sale desde lo más profundo de su ser y que rompe el alma de TaeHyung.
— No te quería ver así, Jungkookie —hace referencia al llanto del azabache, quien se aferra a sus piernas en una especie de abrazo que no permite a TaeHyung mover más que sus manos, lo que se transforma en una duda en si debe o no acariciar el pelo del menor.
— Lo... lo arruinaste todo —murmura aflojando su agarre en las piernas ajenas— ¡Lo arruinaste todo! —se excede en un grito que sobresalta a TaeHyung, pues al grito lo sigue un golpe de puños que JungKook dirige hacia el suelo.
Y así, sabiendo que los empleados de la casa están pendientes en todo momento de lo que ocurre en su habitación, donde se acercan a preguntar si desea algo o si se ha tomado las pastillas, TaeHyung sabe que el grito de JungKook tendrá una pronta respuesta, por lo que se apresura a tomar al menor de uno de los brazos y lo obliga a ponerse de pie, sin saber cómo tiene la fuerza suficiente como para acorralar a JungKook contra la pared y hacerlo callar al cubrir sus labios con una de sus manos.
— ¿Señorito, Tae? —golpeando la puerta con suavidad, cuestiona uno de los empleados— ¿Se encuentra bien?
— S-sí, sí... está todo bien.
— ¿Está seguro? Escuché ruido... —insiste el hombre mayor.
— N-no... no fue nada.
TaeHyung se muestra nervioso, mira la puerta con miedo a que ésta sea abierta sin su permiso, por lo que carraspea un poco y vuelve a hablar.
— Sólo se me cayó un libro.
— Bien —se escucha una pausa, como si el hombre tras la puerta dudara un poco y luego se convenciera de que en realidad no ha sido nada—. No olvide que en diez minutos le toca tomarse una pastilla.
— Sí, gracias...
En tal punto, JungKook no se pierde detalles de cómo TaeHyung baja la mirada junto con la mano que cubría sus labios para dar paso a un silencio que no ayuda en nada, pues si minutos antes JungKook soltaba lágrimas de tristeza y rabia, ahora sólo queda en él ese letargo característico posterior al llanto.
Y si desde niños fue TaeHyung el que siempre lo sostuvo en cada travesura, JungKook piensa que aunque su primo siempre insista en alejarlo, de algún u otro modo termina regresando a él, perdonándolo porque sabe que nunca dejará de estar enamorado de él y se cuestiona el si tiene el suficiente amor propio como para no perdonar a quien lo ha dañado tanto. Entonces, al recordar que desde niños las estúpidas decisiones de TaeHyung siempre acababan en castigos o en accidentes, JungKook comprende que no puede cortar los lazos que los une, no puede dar un término a su historia con TaeHyung porque es el molesto nudo en su garganta el que anuncia que nunca podrá escapar de él. Así, cuando TaeHyung le da la espalda para buscar sobre la cama la gorra con visera que cubre su calvicie, pronto todo queda en suspenso cuando JungKook se acerca y lo abraza, lentamente, por detrás.
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BAD BYE │KOOKV。o○.。o○.
FanfictionJungKook y TaeHyung son primos. No se han visto en años, pero la muerte del abuelo paterno los obligará a reencontrarse. Ambos han cambiado, JungKook para mal, TaeHyung para bien. + Historia completa! + NO se aceptan adaptaciones.