XLIII

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Desastre



JungKook espera un momento, espera a que TaeHyung se retracte o diga que todo se trata de una broma. Sin embargo, por la mirada entristecida del mayor, JungKook comprende que su primo ha dicho la verdad y entonces se desatan en él sensaciones que creyó olvidadas, sensaciones que hacen sudar sus manos, que tiñen sus mejillas de rojo y que revolucionan su estómago ante las desbocadas mariposas que habitan en su interior.

Lo ama, TaeHyung ha dicho que lo ama y, aun así, JungKook no sabe qué es lo que debe responder. Tal vez debería reconocer que el odio que siente no lo comprende, que desde que lo volvió a ver el odio que dominaba sus sentimientos se ha visto en una serie de confusiones porque odiar no implica luchar contra los deseos fervientes de querer abrazarlo, de volver a sentir su tacto y rememorar todas esas noches en que se quedó dormido mientras su primo acariciaba sus cabellos.

— Sé que te hice daño —decide TaeHyung cortar el silencio que los sofocaba—, sé que tomé decisiones apresuradas y que te alejé de mi lado, pero... a pesar de todo lo que hice, sigo amándote y me odio a mí mismo por decírtelo porque lo único que quiero es que rehagas tu vida... sin mí. Quiero que vuelvas a amar y que no tengas que ocultárselo a nadie, quiero que todos tus días estén llenos de alegría, qui...

— No sigas —lo interrumpe JungKook—. No digas nada más —se esfuerza por controlar sus emociones, las que fluctúan entre la tristeza y la rabia— ¿No te das cuenta? ¿No te das cuenta de que... eres tú el que no me deja ser feliz?

— Jungkookie...

— No digas más, TaeHyung, ni mucho menos me digas lo que tengo que hacer con mi vida.

En tal punto, JungKook toma de la mano a su primo y lo guía hacia el baño de la cafetería, pues sabe que si sigue en medio de todos, terminará gritando al punto de llamar demasiado la atención. Así, cuando el estrecho baño los recibe, JungKook procura cerrar la puerta con pestillo y enfrentar, de una vez por todas, a quien tiempo atrás rompió su corazón.

— Escúchame bien, TaeHyung —pide mientras hace un esfuerzo por controlar su tono de voz, al mismo tiempo en que trata de ignorar el hecho de que ha arrinconado al mayor contra el lavamanos—. Puede que tus buenos deseos sean sinceros, que quieras que mi vida se convierta en una utopía, pero si tú sigues rondando en mi cabeza, si cada día al despertar en lo primero que pienso es en ti, pues claramente no seré feliz.

— Lo siento...

— No lo sientas tanto, TaeHyung, tan sólo... oblígame a perdonarte.

JungKook da un paso al frente, con la mirada fija en los labios contrarios. La necesidad de acortar la distancia se vuelve algo vital, como si fuese algo mucho más importante que respirar y es entonces, cuando ambos destruyen todas las barreras que los separan, que la distancia se hace nula y unen sus labios en un beso agónico, uno que busca reemplazar las palabras de perdón y que llevan a TaeHyung y a JungKook a soltar lágrimas, a dejar que las emociones se desborden mientras sus labios se reconocen después de tanto tiempo.



Los sollozos mueren en sus gargantas, mientras las manos de TaeHyung se enredan en el cabello azabache de su primo al mismo tiempo en que las manos de JungKook se atreven a ir a parar en la cintura contraria. Suponen que los dos están en llamas, porque el calor que los sofoca no se aplaca con el encuentro de sus labios y con las caricias de sus dedos tocando la piel del otro. Nuevamente son un desastre, cediendo a sus impulsos sin pensar en las consecuencias y aun así se sienten bien, tanto que cuando sus bocas se separan, ambos juntan sus frentes y sonríen avergonzados por lo que acaban de hacer.

BAD BYE │KOOKV。o○.。o○.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora