XXIII

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Salvaje


Porque ha sido su anhelo desde adolescente, JungKook no puede hacer del beso algo romántico, sino que lo vuelve salvaje desde el primer instante en que sus bocas se encuentran. Se trata de un impulso peligroso, pero que trae consigo una grata recompensa ante los jadeos que ambos sueltan ante el hecho de que sus lenguas se reconocen la una a la otra.

— Jung... Kook-ah...

Es el susurro ahogado que consigue un hormigueo bajo su ombligo y no permite que se diga más, tan sólo vuelve a atrapar los labios del castaño, apegándose a su cuerpo de tal modo en que parece aplastarlo contra la puerta.

— No... no sigas —jadea en su oído cuando JungKook comienza a lamer y a besarlo en el cuello—. JungKook...

No está dispuesto a detenerse, menos cuando su mente sólo busca escuchar esos gemidos y jadeos que nublan sus sentidos. Quiere llevarlo a casa y follarlo, o follarlo ahí mismo sin importar quién ingrese en la habitación.

— ¡JungKook, para! —termina empujándolo, observándolo con enfado mientras se lleva el dorso de la mano a los labios, como si quisiera limpiarlos de todo rastro de los besos que se dieron— No vuelvas a besarme, ¿me escuchaste?

— Estás sobre reaccionando, TaeHyung. Sé que disfrutaste del beso al igual que yo.

— ¡NO! E-e-estuvo mal, está... ¡está mal lo que hemos hecho!

— ¿Por qué? No me vengas con el cuento de que somos primos porque basta con ver tu bulto para saber que te gusta.

— ¿De qué estás hablando? —sonrojado, TaeHyung hace el intento por bajar su camisa y es entonces cuando comprueba que está duro— Es... es una reacción fisiológica, no lo malinterpretes.

— No, Taehyungie —se divierte JungKook y se permite volver a acortar la distancia entre ambos al poner una mano junto a la cabeza del castaño y la otra la lleva a acariciar su cintura—. Uno no se pone duro con cualquiera —baja con suavidad a su cadera y de ahí desvía la mano hasta tomar el miembro de su primo por sobre el pantalón, cuya respuesta es un respingo de TaeHyung, quien intenta reprimir un gemido al morder su labio inferior—. Yo no me pondría duro si me besa cualquiera..., ¿tú sí? —susurra aquello en su oído.

— No sigas —pide en un quejido, haciendo presión con sus manos sobre el pecho de JungKook para que se aparte—. Me estás forzando.

— ¿Eso hago? —vuelve a decir en voz baja al sentir cómo las yemas de los dedos de TaeHyung hacen presión contra su pecho desnudo— Vamos, primito —lo seduce al acariciar su bulto con suavidad, obteniendo como resultado una presión más fuerte—, vuelve a decir que no quieres esto.

— No... —una lamida sobre sus labios de parte de JungKook— lo... —una suave mordida en su labio inferior— qui... —sus labios juntos otra vez— e... —la mano de JungKook aumentando el ritmo de las caricias en su parte baja— ro... —una lengua introduciéndose hasta casi su garganta ante la arremetida del menor.

El encuentro de sus labios desata el apocalipsis en TaeHyung, quien cegado por lo que su cuerpo siente se aferra al cuello de JungKook y permite que éste juegue a sus anchas. Ha dado luz verde y el menor no está dispuesto a desaprovechar esta oportunidad. Oh, por ningún motivo lo hará.

— Por favor, JungKook —ruega al echar su cabeza hacia atrás cuando la mano del menor se introduce bajo su ropa interior y está tan apretado ahí dentro que es él mismo quien se desabrocha el pantalón para que JungKook tenga más espacio para seguir con sus caricias.

Pero el azabache ya no lo acaricia, sino que toma toda su extensión y se arrodilla para saborear lo que se presenta ante él. Es tan rápido todo, que TaeHyung casi pierde el equilibrio y se tiene que aferrar a esos cabellos oscuros para conseguir algo de estabilidad.

JungKook lo lame como si fuera una droga que se vuelve peligrosa cuando siente un empuje, uno que lo hace levantar la mirada y ahí, al conectar sus ojos, sonríe de manera traviesa al dar una lamida sobre el glande para luego abrir la boca e ir introduciéndose el pene de TaeHyung hasta lo que más puede. Luego, sus manos van a aferrarse a los muslos del mayor y espera a que éste se mueva. Lo está desafiando y cuando siente el tirón en sus cabellos, los sonidos que vienen a continuación consiguen que su propio miembro duela bajo la prisión de sus pantalones.


TaeHyung prácticamente está follando su boca hasta el punto en que a veces JungKook tiene que desviar la trayectoria del pene de su primo hacia el hueco de una de sus mejillas con tal de no atragantarse. Está jodidamente caliente ante esta faceta salvaje de su primo y ello le encanta.

— ¡UHM! ¡AH! ¡Jung...!

Vamos, hazlo, parece indicar JungKook con la mirada, sin estar dispuesto a apartarse hasta tragar todo lo que tenga que tragar. Y en esa lucha en que TaeHyung jala sus cabellos hacia atrás para apartarlo, JungKook presiona más fuerte contra sus muslos y sigue succionando hasta que la rudeza del menor acaba con la cordura del mayor y se entrega. TaeHyung se entrega al orgasmo con la vista nublada y vidriosa, todos sus músculos se relajan y sólo cuando JungKook deja a su pene en libertad es que se desliza por la puerta hasta caer sentado frente al azabache. Su respiración está tan agitada que sus mejillas sonrojadas obligan a JungKook a acariciarlas.

— ¿Todo bien, bebé? —susurra con la intención de besar sus labios, pero TaeHyung lo detiene al poner su mano contra la boca del menor.

— No... —pide casi sin aliento.

— Bien —expresa JungKook una vez que se pone de pie—, me quitaré el olor a cerveza y nos vamos a casa.

TaeHyung tan sólo asiente para luego llevar sus temblorosas manos a abrochar su pantalón. Si sus piernas lo acompañaran, si no las sintiera hormiguear, está seguro de que correría lejos y se ocultaría de su primo, pero al mismo tiempo, sabe que ha sido imprudente y que ahora JungKook no lo dejará escapar.

BAD BYE │KOOKV。o○.。o○.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora