XXVI

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Prohibido

Como una inyección de adrenalina, JungKook se permite caer en las sensaciones que recorren su cuerpo y, sin perder tiempo, toma de la mano a su primo para guiarlo al segundo piso. El azabache ha ido tantas veces a esa casa que se sabe el camino de memoria. Por eso sabe cuál es su destino y aunque TaeHyung no dice nada, el menor intuye que el castaño se hace una idea de lo que está buscando.

La habitación a oscuras, con la música retumbando en las paredes, no es algo para admirar, sino que sin perder más tiempo la droga de sus besos se vuelve imprescindible apenas el castaño cae sobre la cama ante el empuje de JungKook.

– No te puedes arrepentir, Tae –susurra al sentarse a horcajadas sobre él.

Esta noche, sin tener nada claro, TaeHyung arranca la camiseta de su primo y vuelve a atrapar sus labios. Sus movimientos de cadera lo están haciendo jadear más alto de lo que espera, como si estuviese embriagado de placer. Quiere que todo transcurra rápido, pero a la vez tiene vergüenza de verse desesperado. Entonces sólo echa la cabeza hacia atrás para que JungKook bese su cuello.

– Sabes que no voy a parar, ¿verdad?

Lo ha estado deseando tanto, que TaeHyung no se preocupa en responder porque todos sus sentidos están atentos a cómo JungKook le quita el pantalón junto a la ropa interior y las deja tiradas en cualquier parte. La manera en cómo JungKook lo mira, hace que sus mejillas se sonrojen y pegue un brinco cuando el menor se permite tocarlo antes de bajar a lamer lo que poco a poco se ha ido endureciendo y creciendo aún más.

– Relájate –susurra JungKook por un instante al mismo tiempo en que le comienza a acariciar la pierna derecha, para luego volver a repartir lamidas y succiones por toda su extensión.

Con la luz apagada, TaeHyung reconoce que éste es su mejor error, que por la forma en que lo necesita y responde a sus besos todo su cuerpo grita que lo ha cautivado, que incluso reconocería que está enamorado de cómo JungKook ha tomado todas las precauciones y ahora lo penetra con tanto cuidado que duele.

– ¿Estás bien?

– Só-sólo... sigue... –expresa el castaño con la frente apoyada en el hombro de su primo, mantiene los ojos cerrados y el fuerte agarre que ejerce en su espalda es el claro indicio de que ha pasado tiempo desde que no ha tenido sexo, de que ha preferido autosatisfacerse en vez de buscar consuelo en alguien más.

Pronto, el dolor muta a placer y todo queda en el olvido, suspendido en un mar de jadeos que rompen la cordura del menor hasta el punto de embestir con la fuerza suficiente como para que su cuerpo se comience a llenar de una fina capa de sudor. Está embriagado con el cuerpo de su primo y una de sus manos no duda en sostener al castaño por la nuca con tal de profanar la boca ajena con su obscena lengua, la que parece querer memorizar cada rincón que toca.

JungKook ha visto los ojos de TaeHyung brillar por alegría y tristeza, pero nunca, nunca, los había visto brillar como ahora, perdido en el placer sin sentir la culpa corroer sus entrañas.

– ¿Estás... bien? –el azabache vuelve a preguntar, en vez de decir que todo es perfecto, que así como están, todo para él es perfecto.

– ¡Sí...! ¡Sí! –TaeHyung jadea la respuesta cuando en realidad sólo quiere pedir que lo embista de forma más rápida, que quiere llegar al orgasmo y a la vez besarlo, una y otra vez.

De pequeños se enseñaron un sinfín de travesuras, pero ésta, sin lugar a dudas, ha sido la mejor travesura de todas, ha sido la culminación de acciones guiadas por sus instintos, burlándose de la razón una vez más.

– Hazlo... –comenzando a masturbarlo, JungKook lo anima a llegar al clímax, pues por cómo sus paredes se estrechan alrededor de su pene, intuye que el mayor está pronto a llegar al orgasmo.

Con ojos brillosos, TaeHyung arquea la espalda y apenas alcanza a aferrarse de su primo al momento en que se deja llevar. Su gemido ahogado parece ser cautivante, el mejor sonido que ha escuchado el menor y, embriagado así como está ante el placer, se deleita al observar su mano con semen al mismo tiempo en que acaba eyaculando, pero en su caso, dentro de un molesto condón.

Luego, es extraña la forma en que se ríen, e incluso resulta mucho más extraño el que TaeHyung prefiera recuperar el aliento en medio de un beso tranquilo, tan pegado al cuerpo del azabache que éste último sólo sonríe entre sus bocas y termina apartándose para ir por algo con lo que se puedan limpiar.

Afuera, la fiesta sigue su curso y, por más que anteriormente hubo personas que intentaron entrar a la habitación, sólo ahora TaeHyung se percata en cómo más de uno ha intentando girar el pomo de la puerta, encontrándose con que ésta permanece cerrada.

– Vamos por unos tragos y luego llevamos a Lisa a su casa –propone JungKook.

TaeHyung tan sólo asiente, aún bajo los efectos del orgasmo donde sus piernas cosquillean y todo su cuerpo parece relajado, sin nada que temer.

– Pero antes... –sonríe el azabache y pronto sus labios se ven envueltos en caricias, en un beso que aparenta ser suave, pero que lleva consigo la lujuria de su encuentro– Ahora sí –después de unos minutos, expresa satisfecho y abre la puerta con cautela, procurando que nadie se encuentre en el pasillo y así, sin ser vistos, salen de la habitación que esperará a la siguiente pareja.

Y aunque tan pronto Lisa vuelve a irrumpir en sus vidas, a TaeHyung poco le importa porque a pesar de que ella reclama la atención de JungKook, el castaño no puede dejar de ocultar su sonrisa tras el vaso con whiskey que sostiene entre sus manos. Nada importa ahora más que dejar a Lisa en su casa para que su primo y él, con bastante sigilo, se adentren en una de sus habitaciones y continúen con una segunda ronda de besos y caricias, caricias que TaeHyung espera ansioso que se transformen en algo más y que lo hagan gemir de placer, obnubilado por cómo su primo lo penetra, deseoso de su cuerpo, alegre ante lo prohibido, por probar, después de tantos rechazos, el fruto prohibido.

BAD BYE │KOOKV。o○.。o○.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora