XVIII

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Infierno



Durante todo el trayecto JungKook ha ido abrazado al cuello de su primo, contento por ser cargado hasta la habitación, contento por estar totalmente apegado a su cuerpo que, cuando TaeHyung acaba sentándose en la cama con tal de dejar a JungKook ahí, éste es más rápido y se abraza de su cuello con más fuerza para todavía no dejarlo ir.

— JungKook, suéltame —ordena TaeHyung, llevando sus manos a las de su primo para que éste aminore el agarre.

— No quiero.

— No empieces con tus juegos, JungKook.

— No estoy jugando —ríe el menor y, en un movimiento rápido, pasa de estar tras la espalda de TaeHyung a estar sentado sobre su regazo.

El movimiento hábil de JungKook ha sido tan repentino que TaeHyung parece nervioso, asustado, sin saber en dónde ubicar sus manos, por lo que sólo las deja a un costado con tal de aferrarse a la ropa de cama.

— Cuando estaba enfermo te quedabas a dormir conmigo, TaeTae.

— No estás enfermo, sólo tienes el pie hinchado.

JungKook hace un puchero, por lo que TaeHyung desvía la mirada, sonrojado por la situación y, por sobre todo, por la posición en la que se encuentran.

— ¿Por qué ahora eres distinto?

— No empieces de nuevo con eso, JungKook.

— Entonces dime qué tengo que hacer para que me mires como antes.

Las manos traviesas de JungKook se enredan en la nuca de TaeHyung, entre caricias que deleitan al castaño en su acostumbrado afán de ser adicto a esos toques en el pelo. Está cayendo de a poco entre sus redes, está bajando la guardia de forma tan vertiginosa que, refugiados en lo que queda del invierno, TaeHyung parece estar al límite de derribar todas sus defensas.

— No sigas —pide entre sonrojos y latidos acelerados, lo que hace sonreír a JungKook, perdido en los labios húmedos de su primo.

Ha sido una petición tan débil, que el menor se aprovecha de la situación y, en un movimiento suave, alcanza a rozar el miembro de su primo. Entonces, al ver que TaeHyung se muerde el labio inferior, JungKook siente que tiene luz verde para iniciar un vaivén desesperante, donde siente que poco a poco sus penes comienzan a despertar. Por ello, el primer gemido que se escucha acaba asustando a TaeHyung.

— Por favor, detente —pide el castaño mientras apoya la frente en el hombro del menor, como si quisiera de aquel modo no tener que mirarlo a los ojos—. Eres mi primo.

— Olvida lo que somos por un momento —murmura a forma de respuesta.

Entonces, sin necesidad de luchar, JungKook prosigue y en medio de susurros pide que se deje llevar, que, si quiere, al día siguiente será él quien asuma la culpa. Sin embargo, poco es lo que escucha TaeHyung, pues sus respiraciones fuertes lo ensordecen, su consciencia pide a gritos que se detenga y sus deseos emiten vítores ante cada sensación que recorre su cuerpo. Perdiendo su autocontrol, TaeHyung permite que JungKook comience a besar su cuello, permite que JungKook continúe aquel vaivén en que sus erecciones se rozan sin pudor alguno.

Ahora todo es jadeos a medida que el movimiento de JungKook se acelera y así, tirando de los cabellos de TaeHyung hacia atrás, ambos quedan a escasos milímetros del encuentro de sus labios. Lo desea, JungKook desea con tanto ímpetu besar a su primo que TaeHyung lucha por no otorgarle aquel gusto. Por ello, sus respiraciones se mezclan, sus ojos se enfrentan en miradas entrecerradas y no pueden hacer nada más, sólo esperar a que uno de los dos acabe primero o esperar a que quizá los dos acaben al mismo tiempo dentro de sus pantalones.

Y no hay nada que JungKook pueda hacer cuando TaeHyung lo sostiene por la cintura y eleva las caderas para sentirlo aún más, tanto que su erección aprisionada entre sus ropas duele en demasía, duele por no poder liberarla y dejar que su primo la tome entre sus manos.

Están ardiendo, tanto en el placer como en el fuego del infierno, han vendido sus almas y en medio del orgasmo que primero se lleva a TaeHyung, el infierno de JungKook pronto se transforma en paraíso cuando eyacula en un grito que acalla en el cuello del castaño.

Sin preguntas, sin tener nada que decir, TaeHyung abraza a JungKook por la cintura con la suficiente fuerza para ponerse de pie. Entonces, sólo cuando JungKook vuelve a tocar el suelo, TaeHyung lo deja libre y avanza hacia la salida de la habitación, avanza a paso rápido, como si temiese que su primo sospeche que sus piernas hormiguean a causa del orgasmo que no olvida, que lo ha llevado a casi perder la razón.

De todas formas, JungKook no impide que TaeHyung se marche, no lo impide porque lo ama y sabe que, en estos momentos, si salta a los brazos de TaeHyung sabe que podría romperlos nuevamente.

BAD BYE │KOOKV。o○.。o○.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora