Capítulo 1: Algo se rompe

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New York City
Septiembre del 2009

Meryl y Don llevaban 30 años de un matrimonio sólido, con pequeñas crisis que habían superado fácilmente. Actualmente estaban pasando por la mas grande que habian tenido y era el momento en el que ambos pensaban que su vida de pareja resplandeceria, pero no, la soledad de la casa sin hijos los hacia alejarse cada vez mas.
Don había sido su salvador, su cura, él recontruyó su corazón roto por la pérdida de su prometido, él supo como ayudarla en todo momento, por eso lo amaba mas que a nadie y por eso quería estar bien con él.

El sindrome del nido vacio era real, y era lo que ella y él estaban viviendo desde que Louisa, su hija mas pequeña, los habia dejado para ir a la universidad. Los dos se enfocaban en su trabajo y las pocas veces que se veian hablaban de cosas triviales. No existia la vida de pareja desde hacía tiempo y era muy raro estar en esta situacion con el compañero de toda una vida. En un matrimonio de tanto tiempo como el de ellos, era algo normal tener pequeñas discusiones por el trabajo, el dejar casa por largo tiempo, especialmente cuando los niños eran pequeños, pero no dejaba de ser raro compartir poco tiempo juntos y que se sienta raro ahora, como si fueran desconocidos. Siendo maduros y no dependiendo de nadie, las cosas eran mas dificiles. Eran pareja, mejores amigos y compañeros desde siempre, no podian concebir la vida sin el otro al lado.

La cirugia de rodilla por la que habia pasado Don en la última semana no habia logrado unirlos, Meryl estaba trabajando y se habia tomado una semana para ayudarlo porque no podía moverse. Habia ocurrido de repente, Don se lesionó jugando al golf y lo habian operado por sus ligamentos rotos.

-Don, te dejé el almuerzo listo, solo tenes que ponerlo a calentar, ¿vas a poder? Cualquier cosa llamame que vuelvo -le decía Meryl mientras salía de la cocina, él miraba las noticias sentado en el sofá con la pierna sobre la mesa ratona.
-No estoy enfermo, Mary.. por dios, puedo moverme -resopló enojado.
-Deberias moverte lo menos posible
-¿Ahora sos medica tambien?
La irritaba que esté con esta actitud, pero sabia que era porque él odiaba depender de ella.
-Que tengas un buen dia, Don -le dijo agarrando sus cosas y saliendo de la casa, no discutiria con él, mas alla que le dolía mucho su actitud.

Meryl volvio tarde, cerca de la hora de la cena, lo cierto era que no tenía ganas de enfrentarse a él, vivía de mal humor.
Entro en la casa, dejó sus cosas en la mesita que estaba en el pasillo y caminó hasta la sala, Don no estaba ahi, fue a la habitación y lo vio dormir, luego fue a la cocina y buscó en la heladera que cocinaría, se decidió por un poco de pasta fresca y preparó una bandeja para llevarle a Don a la cama asi no tendria que levantarse, ella cenaria despues. Entró en la habitacion y dejó la bandeja a un lado
-Don.. Don... -le decia despacito tocandole el hombro
-¿Eh? ¿Que pasa? ¿Que hora es?
Estaba confundido, se ve que llevaba tiempo durmiendo.
-Te hice un poco de pasta para cenar.. tenes hambre?
El asintió y se sento en la cama, Meryl puso ña bandeja cerca de él y le acomodó el almohadon en la espalda
-¿Te sentis bien?
-Si..- le dijo mientras probaba la pasta, ella lo miró
-Me voy a dar una ducha...
-Espera, Mary..
-¿Que?
-Lo siento, por haberte tratado mal hoy
-No pasa nada, lo entiendo, no debe ser facil estar asi
-¿Me perdonas?
-Claro...
Don se quedó sumido en pensamientos mientras Meryl iba a ducharse, terminó de comer y dejó la bandeja a un lado para salir de la cama y llevar la bandeja a la cocina, caminó despacio y se sentó en una banqueta de la isla de la cocina.
-Aca estas.. -le dijo ella apareciendo detras de él, Don la miró sobre su hombro, ahi estaba la mujer de su vida, la madre de sus hijos, hermosa hasta en pijama, pantuflas y con el pelo todavía húmedo.
Meryl dio la vuelta alrededor de la isla y quedó frente a él, se sirvió un poco de agua y tomó varios sorbos ante la mirada atenta de Don -¿que pasa? -le pregunto ella.
-Nada.. te miro... Y pienso en que pronto cumplimos 31 años juntos...
-Y un poco mas -le dijo sonriendo -es increíble
-Si, y un poco mas...
Se quedaron en silencio y Don se puso de pie
-Despacio..
El asintió y caminó hasta ella -¿te vas a dormir?
-Si..
-¿Vamos? -le preguntó agarrandole la cintura
-Ya voy...
-Veni.. vamos -le dijo y le beso la mejilla, Meryl lo miró a los ojos y Don le besó los labios tiernamente, ella respondió y cuando Don le empezó a besar el cuello ella se separó -¿que pasa, Mary?

-Estoy cansada, Don.. y tu rodilla..
-Ya.. mi rodilla no es una excusa... No querés y está bien -le dijo con fastidio -¿Cuantas veces me has rechazado en el ultimo mes? ¿Cuatro? ¿Diez? No me acuerdo... No quiero seguir asi -dijo resignado y se fue caminando lentamente a la habitación.
¿Que no quería seguir así? ¿Qué significaba eso?

La semana pasó volando y Meryl tenía listas sus cosas para volver a filmar, sus compañeros la esperaban para que retome el trabajo y ella debía hacerlo ya mismo.
Era muy incómodo estar en la misma casa casi sin hablarse, con quien era su mejor amigo además de su esposo. Por cierto, ella lo habia herido a Don y él no iba a actuar como si no pasara nada entre ellos, era obvio que no había química.

Meryl se puso su abrigo, esraba lista para irse, afuera la esperaba su chofer. Don estaba en su estudio, lo pensó dos veces pero al final fue a decirle que se iba, no quería ser tan poco considerada con él, después de todo era su esposo.
-Don... me voy...
-Suerte -le dijo él mirándola desde su asiento en el escritorio en el que dibujaba.
-Cuidate y por favor no te olvides los dias de ir al médico y la rehabilitación.
-Vos también cuidate -le dijo con un poco de frialdad y giró para seguir haciendo lo que estaba haciendo, ella se quedó mirando por un momento y luego cerró la puerta para ir a buscar sus cosas e irse al aeropuerto.
No habia un beso ni un abrazo, no había un gesto o una palabra de amor. Esto le rompía el corazón.

 Esto le rompía el corazón

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Contra viento y marea // Una historia Strummer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora