Capítulo 2: Aniversario

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30 de septiembre

Hoy era su aniversario y Meryl no estaba en casa. En treinta años se había ausentado en contadas ocasiones, este era un día especial para ambos, por muchas razones, pero por sobre todo porque con idas y vueltas, con un poco de discusion y amor habían mantenido sagrado su matrimonio. Las horas pasaban y Don sólo pensaba en el año anterior, el viaje que habian hecho a Sudáfrica y lo felices que fueron. Ahora estaban de la peor manera, ni siquiera se habian enviado un mensaje. Don compró el mismo ramo de flores que compraba todos los años y lo puso en un jarrón a sabiendas de que ella no llegaría para verlo y terminaría en la basura, pero tuvo el gesto de todas maneras.
Era tarde, decidió pedir algo para cenar como en la mayoría de días, no le gustaba mucho cocinar y Mary lo hacia mil veces mejor según él. Cenó un wok de cerdo agridulce que pidió y se fue a su estudio a seguir trabajando, porque no tenía sueño. Puso música tranquila y dibujó unos bocetos que le faltaban de sus próximas esculturas.
El sonido de notificación de mensaje en Skype lo desconcentro y enseguida miró para responder. Era Henry, su hijo mayor, el único varón.
"Viejo, ¿que haces despierto tan tarde?"
"Estoy trabajando.. ¿como estas, hijo?"
"¿Trabajando? ¿Y mamá? ¿No celebraron el aniversario?"
"Está filmando en Los Angeles, este año nos agarró con mucho trabajo, no hay tiempo para celebrar"
"Ah, bien. Dale un beso a mamá de mi parte cuando hables.. te quiero pa"
"Y yo a vos, hijo"
Henry se desconectó. Su hijo mayor lo conocía como nadie, seguramente hablaría con Meryl para preguntarle lo mismo.
Don suspiró y cerró su laptop, apoyó la cabeza en el escritorio, estaba cansado y desanimado.
Pensó que habían pasado horas cuando un cambio brusco de canción lo despertó, sonaba How deep is your love de Bee Gees, frunció el ceño y se miró hacia su equipo sin entender, esa era su canción desde que salía con Meryl.
-Don -le dijo poniendo su mano sobre su hombro y él giró a mirarla, estaba hermosa con su pelo recogido, pantalones claros y una blusa bordó.
-¿Que...que haces acá? ¿Cuándo llegaste?
-Hace un rato -le dijo.
-Vos cambiaste la música...
Meryl asintió y se sentó de costado sobre su regazo, abrazándolo por el cuello.
-Feliz aniversario -le dijo mirándolo a los ojos.
-Feliz aniversario, Mary -el le acarició la mejilla y le dio un suave beso en los labios, al que ella respondió sin dudas, haciéndolo mas apasionado.
-Te amo -le dijo ella al romper el beso y apoyó su frente sobre la de él.
-¿Cenaste?
-No, me gustaría comer algo...
-Vamos para la cocina.
Meryl se levantó y caminó hacia la cocina con él por detrás.
-¿Que tal si te preparo un sandwich?
-Me parece bien -le dijo ella sonriendo, Don no era genial cocinando, pero sus sandwichs eran fabulosos.
Mientras él le preparaba, ella se acercó a las flores que le habia comprado y sonrío mirandolas.
-¿Miramos una película? -le preguntó Meryl mientras lo veía poner todo en una bandeja.
-Buena idea.
Ella fue a la sala, encendió la tv y buscó entre los dvds alguna película de drama, porque esas le gustaban a los dos, luego fue a ponerse ropa comoda, terminó sólo con una bata de seda negra sobre su ropa interior, pocas veces usaba pijama para dormir, menos para estar cómoda mirando una película con su esposo. Volvió a la sala y Don apareció con la bandeja y la dejó sobre la mesa antes de sentarse para mirar la pelicula.
-Estas preciosa, Mez.
-¡Que decis! -le dijo riéndose Meryl se relajó en el sofá mientras comía el sandwich y disfrutaron juntos la paz de estar solos y hacer lo que quisieran.
-Henry me habló hoy para preguntarme si no celebrabamos.. si nos viera ahora diría que estamos locos.
-¿Como está? Hace semanas que no me llama.
-¿Por qué?
-Discutimos porque no quiso venir cuando te hicieron la cirugia y bueno...
-¿Y por que no lo llamas vos?
-No se.. no quiero molestarlo, no quiero ser la madre insoportable a que sus hijos odian-Meryl movio los hombros y se acurrucó en los brazos de su esposo mientras seguian mirando la película, Don le besó la sien y la abrazó
-Sos la mejor madre que pueden tener, siempre..
Meryl le besó la mejilla en agradecimiento y Don le acarició la espalda. La película los afectaba a los dos por igual en cuanto se adentraban mas en la historia, estaban disfrutando el momento y mientras tanto Don le masajeaba la nuca en haciendo circulos con la punta de sus dedos, a Meryl le encantaba eso, suspiró y cerró los ojos un momento, Don sonrió al verla asi y hundió su cara en el cuello de ella, le besó la clavícula y Meryl abrió los ojos, no lo esperaba.
-Don...
-Te extraño.. te extrañé... -le dijo él mientras recorría su cuello con besos
-Yo... Tambien... Mucho...
La voz de Meryl comenzaba a fallar, Don la hacia irse a otro mundo con sus besos, tiró del lazo de la bata para abrirla y sonrío al descubrir lo sexy que estaba con la lencería del mismo color que la bata, se miraron a los ojos con picardía mientras ella intentaba desabrochar los botones de su camisa. Sus manos eran rápidas e intentaba desnudarlo al mismo tiempo que él le besaba los labios o el cuello.
Meryl tiró de sus jeans y cuando finalmente lo tuvo desnudo se montó sobre el a horcajadas. Se miraron a los ojos y se besaron como si no hubieran saboreado sus labios en años, Meryl movió su pelvis despacio contra él, quería provocarlo y lo lograba.
-Te necesito, Don.. por favor...
Él no lo dudó y corrió su tanga antes de penetrarla en un movimiento ágil y profundo, ella gimió y se aferró a sus hombros casi clavando sus uñas en él mientras ambos se mecían en una danza conjunta. Podrían jurar que el sexo era cada día mas bueno, o siempre lo habia sido... Quizás el secreto era extrañarse un poco.

Estaban en paz o algo cercano a la paz luego de la noche maravillosa que habían pasado, ninguno esperaba que el sexo sea tan bueno luego de la discusión que habían tenido y esta edad en donde ya empezaban a perder un poco la pasión de esrae juntos, pero si lo era, y mejor inclusive.

El celular de Don sonaba sin parar, él seguro estaba vistiéndose luego de bañarse, Meryl dejó el libro que leía sobre la mesa y tomó la llamada por él.
-¿Hola?
-¡Don, amore! ¿Como estas?
Una voz femenina con acento italiano y bastante seductora le hablaba del otro lado y ella estaba tan confundida como asqueada.
-¿Hola? ¿Quien habla?
-¿Quien es?
-Lillian, quien habla ahi? Don?
-Lillian.
Meryl le pasó el celular y Don hablaba paseandoae por la sala, Meryl lo seguia con la mirada de reojo y lo escuchaba atenta.
-Hola.. si... No, en otro momento, Lillian... Claro que si.. Estoy muy ocupado... Claro.. besos.. adios..
Don dejó el celular sobre la mesa y se sentó al lado de Meryl para mirar el partido de basquet de los New York Knicks.
Ante el silencio de él, Meryl no pudo contenerse...
-¿Amore?
-¿Que?
-Es como te dice la tal Lillian.. ¿quien es?
-Una colega italiana que conocí en la última exposición en Los Ángeles
-Ah, ya veo..
-¿Que pasa?
-Nada, Don. Si vos no tenes nada mas que decir, yo tampoco.
-Claro que no tengo nada mas que decir.

Meryl estaba herida, celosa, llena de bronca por haber volado desde la otra punta del país para verlo y que él se comporte como un imbecil. No iba a discutir porque no tenía ganas, pero ya sabría quien era esa Lillian. Sentía que él le debía alguna explicación y como no iba a tenerla prefirió tomar su libro e irse a la habitación. Era tarde y al dia siguiente tenía que volver a Los Ángeles.

Contra viento y marea // Una historia Strummer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora