Capítulo 3: Para bien o para mal

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En Los Ángeles, Meryl terminó de filmar la película y disfrutó con sus compañeros algunas cenas en grupo, le hacía bien mantener la cabeza ocupada porque se había pasado las tres ultimas semanas de rodaje pensando quien era la misteriosa Lillian. La distancia con su esposo le venía bien a ambos, aunque en el pasado hubieran odiado estar de esta forma por mucho tiempo, ahora quizas les haría bien.
Se preparaba para regresar a New York y el sonido de un mensaje la sacó de sus pensamientos mientras cerraba su equipaje, buscó su celular y lo leyó.
"Cariño, te separaste de Donald? XxRoy"
Esto era bastante extraño, más viniendo de Roy que la conocía de toda la vida.
"No, por qué?"
"Porque lo vieron con una escultora italiana... ¿Qué está pasando?"
"Él puede hacer lo que quiera"
"Sabés que acá estoy siempre."
Roy era todo para ella, se había convertido en un hermano y mejor amigo, la conocía demasiado y sabía que no iba a aguantar mucho tragándose lo que le estaba pasando, pero era bastante orgullosa y no reconocería facilmente que quizás Don le habia sido infiel.
Meryl suspiró triste, hubiera deseado que Roy esté acá con ella, le hacía falta, pero no la había acompañado en esta última semana porque tenía otro compromiso y la habia dejado con alguien de su equipo.

Después de regresar a New York, dejó sus cosas y se fue a Connecticut, prefería estar allí, disfrutar el lago, la tranquilidad, antes que estar en New York junto a Don, sintiéndose traicionada y si poder hablarlo con él, no sabía de que manera enfrentarlo. Aprovechó que él tenía que trabajar asi que estaría sola en su casa, alejada de todos. Estaban separados nuevamente y esta vez por decisión propia, mas que laboral.

Meryl había quedado con su amiga Olivia para tomar un café, mantenía una gran amistad con ella desde la universidad, aunque a veces no se veían en meses.
-¡Mer! ¡Que alegría!
-Hola Livie... ¿Que tal estas?
Meryl dejó su cartera y el abrigo en el sofá y fue con ella a la cocina.
-Bien..
-¿Y John?
-Está en New York, mucho trabajo...
-Don también está allá.
-Si, me dijo John que se vieron.
-Ah, ¿si? No sabía nada...
Olivia le pasó una taza de cafe, Meryl tomó un sorbo y luego se sentó.
-¿Estás bien, Mer? -le preguntó Olivia notandola un poco ida, sin la chispa que llevaba habitualmente.
-Si, muy bien.
-Me dijo John que lo vio a Donald con la tal Lillian Scarabutti.
-¿Cómo? ¿Ustedes también la conocen?
-Si, la vimos en un par de exposiciones y la semana pasada estaba en New York con Donald ayudándolo para su nuevo proyecto.
-Ah, ya... Y dime, ¿quien es ella?
-No se si debería decirte esto, pero es bastante problemática... Tiene cincuenta años y se casó tres veces, ahora está divorciada, no tiene hijos...
-Es un buen partido para Don, parece.
-¿Que decis, Mer? No... Y no dejes que esto arruine tu matrimonio.
-No tengo ni ganas de volver a casa, Livia, de verdad.
-Pues deja que Don venga a vos... Cuando termine de trabajar seguro aparece.
-Quizas necesita cambiar un poco, no sé.. a lo mejor se aburría conmigo...

Olivia le dejó bien en claro lo que pensaba de este asunto y a Meryl en vez de aclararle el panorama de lo que pasaba, la confundía más, debía enfrentar a Don o iba a explotar. Decidió llamarlo y no atendió, ni la primera, ni la segunda vez... A la tercera Meryl le dejó un mensaje luego del pip del contestador.
"Hola.. Don... Necesito que hablemos de algo.. mas bien de alguien... por favor llamame."

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Inesperadamente el domingo por la mañana Don apareció en Connecticut, habia conducido todo el camino solo y recién operado de una rodilla, a Meryl no le gustó nada eso, pero prefirió callarse.

-Mary...
-Estoy en la cocina.
-Mhm.. huele bien.. -le dijo y se acercó a ver que estaba cocinando, él le besó la mejilla y Meryl le dió una cuchara para probar -esta riquísimo.
-Gracias...
Don fue a buscar una botella de agua a la heladera y tomó un poco mientras la miraba.
-¿Que haces acá? Creí que te quedabas en New York..
-John me dijo si quería venir para acá y cenabamos con Livie y vos.. le dije que si, y acá estoy.
-¿No escuchaste mi mensaje?
-No... Estuve muy ocupado
-Lo se.. te llame tres veces antes de ayer...

-¿Que pasó? Por que?
-Me gustaria que seas franco conmigo, Don... Creo que merezco la verdad por respeto a tantos años juntos
-¿Que queres decir con eso?
-Quisiera que me digas que hay entre vos y Lillian...
-¿Entre Lillian y yo? Nada.. por supuesto -de repente estaba nervioso, incómodo. Jamás lo habia visto asi.
-¿Estas seguro? Porque hay mucha gente que me dice que te vio con ella, Don.. inclusive Roy me pregunto si estabamos separados... No quiero ni imaginar en que situacion te vieron para que piensen que no estamos juntos.
-Yo... Eh... Ella es mi amiga...
-¿Y por que no te creo? ¿Debería creerte?
-No sé, Meryl. No sé...
-¿Que no sabes? ¿Si debería creerte o no?
Nunca se había sentido tan poca cosa y tan insegura como en este momento. Ella, la mas exitosa, la mejor y "bla bla bla", no podía con esta situación, realmente la había sobrepasado.
-Es un delirio.
-Quisiera que me digas la verdad, Don... Con una mano en el corazón, decime si paso algo con ella. Quiero decir... ¿Algo mas de lo que vieron?
Don seguía mostrándose inseguro, finalmente lo dijo.
-Nos besamos... Me besó.. y bueno...
-Y le correspondiste el beso -le dijo ella terminando su frase, no podía estar mas devastada que ahora. No quería ni saber si esa mujer le gustaba o no.
-Perdon, perdoname.. Mary... no va a pasar de juevo, de verdad.
-Me da igual lo que pase, me da igual que te acuestes o no con ella, pero por favor, no me hagas quedar como una tonta delante de todos...
-No.. no...
-Una última cosa... ¿Esto empezó hace cuanto?
-¿Que cosa?
-Mierda, Don.. quiero saber desde cuando la conoces.
-Desde principio de año, ¿por qué?
"Por nada, Don.. no vas a entenderlo" pensó. Meryl lo miraba y mas que triste, estaba desilusionada. Dio media vuelta y salió de la cocina con una pesadez que no habia sentido en años. Claro que en treinta años habian tenido problemas y celos, discusiones, pero esta vez era distinto, porque llevaban mucho tiempo en el mismo estado, pasándola mal, no siendo los mismos de siempre. Quizás se debía a que Don se veía con esta mujer, y no a la partida de Louisa, la ultima hija que dejó el nido. La cabeza de Meryl iba a mil por hora... No sabía cuál sería el siguiente paso entre ellos.

Contra viento y marea // Una historia Strummer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora