Capítulo 7: Punto de quiebre

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Don llegó al apartamento tarde, Meryl estaba leyendo un guion sentada en el sofá mientras tomaba un té, dejó sus cosas en la mesa y se sentó en un sillon de un cuerpo, en silencio la observó buscando las palabras correctas para empezar conversación.
-Gracias por haber ido hoy
-Por nada...
-Siento mucho que te hayas sentido incomoda con Lillian ahi
-Para nada, Don... Lillian me aclaró como son las cosas
-¿A que te refieres?
-Que tuvo mas coraje que vos para decirme que se estan acostando.. pero no te preocupes, me lo esperaba...
-Mary...
-No quiero escucharte..

El celular de Don sonaba sin parar, el ya habia rechazado una vez la llamada, Meryl fruncia el ceño mirándolo
-¿Por que no respondes?
-Porque no es importante
-Atende... -le dijo con resignación "sé que es ella"
Finalmente Don tomó la llamada
-¿Que pasa? No, no puedo ahora... Mañana lo hablamos... Lillian, estoy ocupado... Como digas...
Meryl lo miraba con una intensidad que decia todo, queria matarlo.
Cuando él terminó la llamada, ella le anunció lo que creía mejor para este momento.
-Mañana me voy a Connecticut
-¿Que? No, Meryl... No te podes ir asi
-Si llega alguna correspondencia para mi, me la envias o le dices a mi asistente... No voy a volver a New York por ahora
-Pero.. no..
Ella subio las escaleras y se fue a la habitación, no seguiria hablando con él y dandole vueltas al asunto, la habia engañado y todavia no podia procesarlo, no habia caido como debia hacerlo, habían sido felices en la playa y de repente eran esto.

Cuando Don subió las escaleras mas tarde, Meryl estaba al teléfono con Roy, quien era mas que su amigo, su hermano. La habitación tenía ropa de ella desparramada, una valija abierta en el suelo.
-No... Por favor, Roy... Le digo a mi chofer... ¿Estas seguro? Bueno, gracias... Si... -Meryl giró y lo vio a Don, de repente se mordió el labio y miró al suelo -yo tambien Roy, si... Lo estoy -dijo en un hilo de voz y cortó la llamada, era obvio que estaba afectada por esto, aunque queria ser fuerte.
-Hablemos, Mez...
-No quiero hablar...
-Por favor -le pidio agarrando su mano, ella se safo y fue a meter ropa en la valija -amor... Mez...
-No me digas amor, no..-le dijo enojada y triste, le tiró la remera que tenía en la mano y el la agarró en el aire antes que lo golpeara.
-No podemos quedar asi
-Si podemos, podemos porque estas con ella, porque no te importo, porque te reiste de mi todo este tiempo, Don.
-Te recuerdo que vos tambien tuviste algun que otro desliz
-¿Y eso habilita a que Lillian me diga que soy tu ex? Se ve que a ella le dejaste en claro que no somos nada, a mi no me dijiste ni que te habias acostado con ella...
-No seas ridicula, Mary...
-Sabes que podria perdonarte todo, por eso me haces esto, pero esta vez no quiero saber mas nada...
-¿Estas terminando lo nuestro?
Ella no respondió, el silencio los envolvió y ninguno necesitaba nada mas en este momento. Don salió de la habitación dando un portazo y Meryl terminó de preparar su equipaje.

El celular de Meryl sonó temprano en la mañana, ella tomó la llamada entrante. No habia visto a Don luego de la discusión, ni creía verlo porque se habia ido del apartamento.
-¿Roy? Si... Ya estoy casi lista... Si... Ok...
Rápidamente bajo las escaleras del penthouse con su equipaje en mano y se fue. Roy la esperaba para llevarla a Connecticut. ¿Que si la relación estaba terminada? No sabia. Pero ahora no podia estar ahi con él, no sabiendo que Lillian y él se habian acostado y al parecer la italiana lo quería para algo mas que amante.
Meryl subio al auto y rompio en llanto a penas Roy la abrazó.
-Lo siento tanto, MaryLou...
Meryl no decia nada, lloraba desconsoladamente. Su amigo conducia triste por ella, la miraba y le extendió unas carilinas para secarse las lagrimas. Cuando Meryl se calmó, miró por la ventanilla y se relajó en el asiento, la calefacción del auto hizo su efecto y se durmió, lo cierto era que no habia pegado un ojo en toda la noche, pensaba en los chicos que aunque eran grandes estaban acostumbrados a esta estructura de familia irrompible, jamas habian afrontado una crisis porque Don y ella sabían llevar las cosas en privado. Como algunos decian, sus problemas se resolvían puertas para adentro de su habitación.

Contra viento y marea // Una historia Strummer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora