Capítulo 8

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Mi pequeña discusión con Aaron se arregló después de que yo me disculpé aceptando que había exagerado, usualmente no suelo ser así, pero tenía alcohol en mi sistema por lo que actúe de esa forma, él al principio ni me dirigió la palabra, pero Andrew se encargó de convencerlo de que dejara de ser un cabrón por un momento, la verdad era que ni siquiera estaba tan enojado, sólo se estaba haciendo el idiota. Al final ambos decimos ser amigos y no sé qué tan bueno o malo sea eso.

Después de la fiesta del viernes decidí quedarme el resto del fin de semana en casa viendo televisión y revisando mis redes sociales, por fin había tenido paz para mi sola, ahora me encontraba entrando a la preparatoria para otro día más de clases, llego a mi casillero y meto los libros que no me tocan en la primera hora, hoy como nunca antes había llegado quince minutos temprano, pues me había levantado antes de lo normal. Comencé a caminar por el pasillo hacia mi primera clase, antes de llegar al salón me encontré a la última persona que quería ver a estas horas, Caroline estaba de pie con los brazos cruzados junto a la puerta de entrada— Así que aquí está la perra que se cree la gran cosa —dice interponiéndose entre la entrada al curso y yo.

—No quiero problemas tan temprano, no, en realidad no quiero problemas por idioteces a ninguna hora, así que por favor déjame en paz —digo, quiero llevar la fiesta en paz con esta chica, pero presentía que ese no iba a ser el caso.

—¿Crees que voy a hacer como sí nada después de lo que pasó? estás muy equivocada —se veía muy molesta y me miraba con odio, como si yo me hubiera convertido en su peor enemiga, lo cual me parecía muy exagerado, y eso que mis antiguos compañeros me llamaban reina del drama a mí. Pasaron varios segundos en los que las dos nos mirábamos mal, hasta que se cansó y se fue, solté un suspiro y entré a clases.

En el salón ya se encontraban bastantes alumnos, entre esos Aaron que estaba sentado en el fondo, por lo cual quedaba en el banco más alto, este curso era diferente a los demás, ya que, en lugar de sillas y mesas para escribir, había asientos de madera en forma de escaleras alrededor del curso y en el centro estaba el tablero y a un lado el puesto de la profesora de arte.

Aaron me hizo una seña con la cabeza para que me sentara a su lado y me entraron los nervios sin sentidos, por lo que traté de tranquilizarme, siempre había sido una persona nerviosa, mi mamá me decía que eso venía de familia, que cuando ella estaba adolescente también era así, pero a mí no me gustaba, odiaba serlo, me hacía parecer más débil de lo que era.

Tomé asiento al lado del rubio y miré mis manos; tenían un leve temblor, a simple vista no se notaba, yo apenas y alcancé a ver el movimiento mínimo que tenían al tener la mirada fija en ellas, pero sentía la sensación hormigueante ahí y de que mi pecho estaba siendo un poco apretado por una mano invisible.

Aaron me miraba curioso, seguro pensando en mi repentina timidez, no lo culpaba, yo tampoco entendía porque me había dado este pequeño arranque de nervios justo ahora, solo suele pasar cuando hay algo que me inquieta o en el caso más común que le pasa a cualquiera; cuando recibía mucha atención y tenía miedo de equivocarme.

—Buenos días, alumnos—saludó la profesora entrando, a lo que todo el curso respondió de igual manera— Hoy les vengo a hablar sobre el Naturalismo, que en el arte se refiere a la representación de objetos realistas en un ambiente natural, basado en reproducir la realidad con una objetividad perfecta en todos sus aspectos, tanto en los más sublimes como los más vulgares.

La profesora siguió hablando acerca del naturalismo y yo le presté atención encantada, me gustaba todo lo que tuviera que ver con el arte, me parecía fascinante como a través de dibujos se podía mostrar un pensamiento, sentimiento o ideal en cuanto a la vida y no solo en dibujos, lo que más me gusta del arte es que es la expresión de lo que piensas sin necesidad de decirlo en realidad, puedes expresarlo en melodías, letras, dibujos, visuales, etc. Sé que muchas personas piensan lo mismo, pero es la verdad, si por mí fuera, haría que las personas volvieran a apreciarlo más, el arte está perdiendo su valor a través de los años y es muy triste, sí algo envidio de los siglos pasados es la cantidad de genios que habían para hacer arte, pero sobre todo, en la cantidad aún más grande de personas que estaban allí para apoyarlos, ya sea en música, cuadros, literatura o demás, no importaba si lo hacían sólo por vanidad, igual seguía siendo apreciado.

Destrucción DeliberadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora