The 1975 - Falling for you
Molly.
Eran las dos de la mañana cuando recibí una llamada de Aaron completamente ahogado en alcohol diciéndome que estaba abajo, en la entrada al edificio en donde vivo. No me tomó más de cinco minutos ponerme las pantuflas y bajar, a esta hora no me iba a encontrar a nadie por ahí que le importara verme en pijama, Aaron por otra parte me preocupaba, ¿por qué se habrá embriagado así? Cuando llego al primer piso apresuro el paso y salgo ignorando al portero, no me quiero imaginar lo que está pensando ahora; de aquí se ve claramente el cuerpo del rubio tirado en la acera con una botella de whisky en la mano.
—¡Aaron! —llamo y corro hasta él.
Al llegar jadeo al ver como está; más del otro lado que de este. Me agacho y le abrazo la cintura con un brazo para intentar levantarlo, cosa que está bien difícil porque pesa demasiado— Aaron, necesito que pongas de tu parte —le hablo, intentando hacerlo entrar en razón. Aparto los mechones de cabello que se le han pegado a la frente debido al sudor y él abre los ojos en respuesta, estos están enrojecidos por la cantidad de licor que seguro ha ingerido.
—Te necesito —pronuncia arrastrando las palabras, mi corazón como es de esperarse enloquece.
—No puedes estar tomando así —lo regaño, pero él como siempre ignora mis palabras y recuesta su cabeza en mi pecho, acomodándose mejor al rodear mi cintura con su brazo— Aaron, no puedes dormirte aquí, estamos en la calle —me aprieta más en señal de respuesta y yo suelto un suspiro, gracias a Dios no estaba haciendo frío.
Después de que el señor de la portería me ayudara a entrar a Aaron en el ascensor, bajamos e intenté hacer el menor ruido posible al entrar con él acuestas, ya estaba un poco más despierto y trataba de sostenerse por sí mismo para no dejarme cargar con todo su peso, cosa que agradecí demasiado. Cierro la puerta principal y luego lo dirijo con mucho cuidado hacia mi cuarto, cuando entramos suelto una exclamación de agradecimiento al cielo en mi mente y cierro la puerta con pasador, no me puedo arriesgar a que mi mamá se le dé por entrar al cuarto mañana antes de irse.
Lo ayudo a sentarse en la cama y se encarga de quitarse los zapatos, luego la camisa y trago saliva al ver su torso desnudo gracias a la claridad que entra por la ventana del cuarto, trato de no pensar en tonterías y me dispongo a acostarme de mi lado de la cama.
—Gracias por dejarme quedar contigo —dice. Aun se le escucha la voz raposa. Yo no le respondo, sólo me limito a mirarlo; su cabello desordenado hace que quiera pasar mis dedos por el, desvío la mirada hacia su espalda libre de tatuajes y siento la necesidad de recorrerla con mis labios. No sé en qué momento me perdí por él, pero sé que mi enamoramiento nos traerá problemas, porque, aunque sé que no le soy indiferente, él sigue sintiendo cosas muy fuertes por su exnovia, ellos tienen una historia que no sé y no creo querer saber. Sin embargo, aquí me encuentro; acostada con la mirada fija en su anatomía, admirándolo en silencio, deseando un poco más de su corazón. Él, como si sintiera mi mirada o quizás mis pensamientos, se gira y posa su mano en mi mejilla, acariciándome la piel con su dedo pulgar, su mirada hace que sienta como si una daga estuviera atravesando mí corazón, porque me mira con anhelo, como cuando miras a algo que quieres, pero sabes que no puedes tener, algo que en el fondo te resignaste a perder.
—¿Me dirás por qué bebiste así? —pregunto en un susurro. Él cierra los ojos un segundo y luego los vuelve a posar sobre los míos.
—Preferiría no hacerlo, pero te debo una explicación después de interrumpir así tus sueños.
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Destrucción Deliberada
Teen FictionEl es un genio, sabe como voltear la peor de la situación a su favor, sabe que hacer para hacerte sentir bien y por si fuera poco; su arte le da vida a las cosas más mundanas y los destaca de los demás, su pasión por las cosas que quiere, te hace ad...