Una promesa

660 63 16
                                    

Había pasado ya mas de un año desde que lo conoció.
Solía ir a donde antes estuvo la plataforma,  aquel lugar en el que se vieron por primera vez.
En el sitio donde se encontraba la improvisada cruz ahora habían decenas de flores y una pequeña extensión de hierba.
La pelirroja se sentaba a leer o a escribir sus notas mientras que número 17 daba sus rondas por aquel paraje.
En ocasiones la acompañaba y en otras se tomaba tiempo para observar a la chica. Tanta lealtad. No cabía duda los humanos eran algo especial, el apenas recordaba lo que era.

Uno de esos tantos días se encontraba comiendo un sándwich bajo los tibios rayos del Sol.

"No sé por que insisto en seguir viniendo... quizá estar aquí me hace sentir más cerca de ti."

Escribió en su libreta mientras percibía un viento ligero y algunas hojas diminutas de árbol que caían en la blancura del papel.
Inclinó el cuaderno para sacudirlo al tiempo que subió la mirada, por un momento creyó que era una jugarreta de su mente otra vez, cerró los ojos moviendo la cabeza. Como si se negara a verlo.

A varios metros de distancia cerca de la cabaña de número 17 estaba ahí. El bioandroide con los brazos cruzados así como la primera vez.

Layla se levantó de golpe y corrió hasta él, sentía su corazón acelerado ¿Cómo? ¿Cómo era posible? Estaba ahí el día que menos lo esperaba.
Corrió a abrazarlo y este la levantó cargandola.

Era gracioso pues eso paso la primera vez, de alguna manera.
—E-estas vivo...— dijo la muchacha con la voz quebrada rompiendo en llanto, sentía como sus gafas se empañaban de modo que tuvo que quitárselas y limpiarlas con una orilla de su ropa. Se limpiaba las lágrimas abrazandolo con emoción.

Cell se mantuvo neutral pero en su rostro se dibujó una sonrisa cálida y tenue, una curvatura apenas apenas perceptible.
----
Éste acaricio su cabello con su mano, casi había olvidado lo pequeña que le parecía.
Respiró hondamente el aroma de su cabello con deleite.
—Si, estoy vivo. Más ahora que estoy contigo, pequeña. — sonrió él rozando levemente sus labios en las mejillas sonrosadas de la chica.

No podía contenerse, si bien pensaba ser más flexible con ella no esperaba sentirse así, tan subyugado.
La acurrucó en su pecho un momento limpiando sus lágrimas con sus dedos.
— Te vi... o eso creo. Cuando los muertos habían vuelto a la vida. — comentó mientras éste la admiraba disfrutando el momento.

Cell rió despacio.

— Algo largo de explicar... Pero ahora que lo recuerdo; hubo algo que parte de mí ese día no me permitió hacer. — dijo con su voz antinatural acercándose a ella.
--------
Se acercó lentamente mientras ella cerraba sus ojos. Claro que lo recordaba, la imagen de aquel guerrero que la salvó de un final inminente, y como su intento de beso fue acallado por el otro con total dulzura.

Por fin y como si fuera parte del mejor sueño que pudiera experimentar ambas bocas se unieron en un beso suave y húmedo que duro tanto como ambos lo permitieran.

El aliento le faltaba, estaba completamente ruborizada pero feliz.
Al fin estaba ahí, no se imaginaba como serían las cosas de ahora en adelante pero aquello resultaba emocionante.

Tuvieron un momento para platicar sobre lo que ocurrió.
Layla estaba sorprendida de la paciencia y disposición mayor a la usualmente mostraba Cell.

Estaban en plena charla, Cell miraba de cerca la tumba y cruz que había montado la joven cuando.

—No lo creo... pero si estas de regreso.— dijo número 17 con tono tranquilo, vestía una gabardina y con él estaba el Cell junior de Layla. Éste corrió hasta donde estaba su padre.
-- 
Cell tenía cierto desagrado al ver a número 17, las visiones de Uranai Baba le mostraron varias ocasiones donde este mostraba interés por la humana. Lo mismo con ese mocoso.
No podía evitar ese resquemor ante la idea de que otros tuvieran intenciones con su Layla.

—Si, así es. Y veo que tu también. — dijo abrazando posesivo a la chica.

— Si... fue una suerte. — dijo captando el comportamiento del bioandroide.

Hubo un momento incómodo de silencio y tensión hasta que Layla habló.
— Creo que debo ir ya a casa... — anunció despacio.

—¿Quieres que te lleve? — preguntó el androide 17.
— No te molestes, yo lo haré. — corto Cell sin dejar contestar a Layla. El moreno se limitó a sonreír al ver como éste la cargaba antes de teletransportarse con ella y con Bebé.
—No entiendo de que se preocupa, Layla nunca dejó de hablar de él. — suspiró 17 con las manos en la cintura simplemente la miró marchar.

-----
No supo bien que paso. Un momento antes estaban con número 17 y ahora estaban en la ciudad sobre el tejado del hospital.
—Eso es nuevo. — elogió mirándolo con expresión de embeleso ella misma deseaba que no fuera así pero simplemente no cabía en si de alegría, no había manera en que pudiera disimularlo.
Contrario a como era antes esto fascinaba al androide. Éste le guiño, más para probar el poder que tenía sobre Layla que rió nerviosa.

— Ya no pude despedirme de 17. — dijo ella, ya más tranquila al caer en cuenta de ese detalle. — En fin... Sigo bastante sorprendida de que regresarás a la vida. —

— Y yo; hubo momentos donde esto me parecía lejano. — contestó bajandola con cuidado.

— ahhh, tengo tantas preguntas, pero no quiero molestarte, Cell. —suspiró agarrándose nerviosa el cabello, estaba demasiado ansiosa y nerviosa por lo que estaba sucediendo. — Jurame que no es un sueño como tantos que he tenido. — sus manos tomaron las de Cell sintiendo de nuevo esa suavidad.
Este le regaló una expresión que ella no conocía bien de él; cariño.

— No es un sueño. Te hice una promesa, Layla. — dijo Cell agachandose lo suficiente para unir sus labios nuevamente pero con intensidad renovada.
La joven sentía ese calor en sus cachetes así como un gran vuelco en el estómago.

Bebé estaba sentado en la orilla del edificio moviendo sus pies, estando a la expectativa de que algo pasará o de alguna indicación.

Charlaron bastante rato, a la pelirroja le sorprendía la cantidad de cosas que sabía Cell de ella y su vida, así como lo que le contó del otro mundo y su estancia ahí.

—Si... estuve viéndote, cada vez que tenía la oportunidad. — dijo él. ¿Cómo era que parecía siempre tan tranquilo?
Layla se estiró para besar su mejilla.
—Entonces sabes que siempre espere por ti.— susurró dulcemente.

—Por eso estoy aquí; ahora me toca cumplir mi promesa. — dijo despacio mirándola apegandola a él antes de un beso profundo y apasionado mientras ambos corazones latían a un mismo ritmo con desbordada intensidad.
Dos siluetas se podían apreciar en medio de aquel atardecer; dos seres que sin importar que tan diferentes fueran habían aprendido a amarse.

Finalmente aquella espera había sido recompensada. Ahora estaban juntos, siendo esto sólo el principio.

(Cell x Oc) Siete días contigo  +18 DBZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora