Nunca dejarás de ser tú.

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Me gustaría poder decir que tanto el bioandroide como Layla tuvieron un romance rosa y de cuento de hadas, que ambos vivieron el perfecto idilio romántico, una de esas historias que abundan en la categoría de romance.

Pero sería mentirles, procedo a contarles como continúa está historia.
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Corría tanto como podía aunque sabía que no tenía sentido, tenía todas las de perder.
Un parpadeo, ese particular sonido y estaba frente a ella.
-Ahh, ya te dije que me dejes ¡estoy enojada! ¡¿Contento?!- gritó la chica ya harta.
Cell hizo una mueca.
- Exageras. - soltó él sin inmutarse mucho.
-¿Exagero? Perdón pero... destruiste parte de mi escuela ¡Seguro hay heridos y hasta muertos! - dijo ella indignada volviendo a levantar la voz.
Cell suspiró antes de abrazarla por la fuerza cargandola pese a sus forcejeos.
-¡Ya! ¡Sueltáme!- La pelirroja pataleaba.
- Deja de comportarte como una niña. - dijo él con calma.
-¡Eso es sexista!- le gritó en el oído.
-Como quieras. - dijo él dejándola caer, está se sobo antes de levantarse tratando de calmarse, se enjugaba las lágrimas temblando de rabia.
-S-sólo quiero saber ¿por qué hiciste eso?- preguntó ella mirándolo esperando una buena explicación.
El mayor se descruzo de brazos con expresión más sería.
- Pasas demasiado tiempo en ese lugar; te quiero para mí. - dijo acariciando su mejilla, aunque está aún se resistía. - Además no murió nadie, siento sus insignificantes presencias aún. - dijo aunque la joven le manoteó para alejarlo.
-Es... como lindo, algo posesivo... pero no es razón suficiente, no puedes ir por ahí haciendo esas cosas. Eso está mal - agregó más tranquila al saber que no había habido algo de que lamentarse.
Cell se quedó pensativo.
-No mate a nadie. - se defendió.
-Pero destruiste el campus. - dijo ella volteando a mirarlo con preocupación.
¿Cómo podía estar tan tranquilo? -Yo... Te prometo dedicarte más tiempo. Solo... no vuelvas a hacer algo como eso. - dijo ella buscando su vista.

Él aprovechó para abrazarla y consolarla, si... le gustaba tenerla así de dócil, frágil...
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"Tan vulnerable"

Había construido un pequeño refugio, un lugar que lo mantuviera oculto de las miradas de la gente, todas esas personas que aún recordaban todas las atrocidades que cometió y al mismo tiempo un lugar para disfrutar de su pequeña humana.

La amaba no cabía duda pero aquel sentimiento se desbordaba tanto, aquel lo llenaba de tal forma que la deseaba sólo para él.
Después de todo, sí para el sólo existía Layla ¿Porque no podía al revés?
¿Por que tenía que compartirla con toda esa gente? Desde su abuela, padres, familia, amigos...
¿Por qué eran tan importantes para ella? Sí sólo eran basuras, ninguno de ellos eran tan fuertes o perfectos como él.

Suspiró pesado, mirando la Luna desde esa edificación que consistía en varios pilares un techo y cuatro paredes. No necesitaba que estuviera completamente cerrado pues podía resistir cualquier inclemencia sin problema.
Tenía ganas de verla, de escuchar su vocecita curiosa y ese rostro lleno de pecas.
Pero, no eran horas.
Él podía buscarla al medio día. De ahí debía dejarla ir al atardecer...

¿Porque tenía que ceñirse a las reglas?
Le frustraba no poder hacer las cosas como el deseará, a diferencia de su estadía en el otro mundo no había una fuerza superior que se lo impidiera, simplemente las reglas de aquella vieja que cuidaba de Layla.

Salió un rato volando a gran velocidad, una estela de viento rompía las nubes dejando un rastro que desde la Tierra se miraba como una estrella fugaz. Había salido a la estratosfera y luego al espacio, le gustaba esa sensación de vacío y frío que había en ese lugar.
Pronto comenzó su rutina, golpear los asteroides mientras estos se hacían pedazos a causa de los fuertes impactos de su cuerpo.
Disfrutaba mucho de aquello y luego de un rato pudo olvidarse de su sinsabores.
Extrañaba sus batallas.

(Cell x Oc) Siete días contigo  +18 DBZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora