Capítulo 1

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—TaeMin, por los dioses, ¿cuántas veces te he dicho que no lleves esa cosa fea a la escuela? —dijo Lee JinKi recogiendo la mochila y carpetas de TaeMin, su hermano menor, el cual cargaba con un feo muñeco deforme hecho de harapos, botones, una boca cosida en un estilo de zigzag y pelo de algo parecido a lana, pero sucia y tan vieja que era imposible de peina. Como cuando una Barbie moja su cabello y queda hecho un asco.

A JinKi dicho muñeco que parecía vudú se le parecía un montón a la muñeca de Lilo y Stich, esa verde y favorita de la pequeña niña de Disney, solo que el muñeco de TaeMin era mucho más feo. Juraba que lo había sacado de alguna tienda espiritista o del cementerio.

—Esta es la número treinta y seis, hyung —respondió el chiquillo de quince años, quien estaba algo ajeno a las palabras de su hermano mayor—. A KyungSoo le gustó y quedamos en hacer un ritual para hacer que el profesor de física falte la próxima semana. ¿Me puedes comprar agujas o alfileres, hyung?

Y ahí estaba, mostrando esa mirada de niño buenesillo que contrarrestaría cualquiera de las cosas perversas que decía. Lee TaeMin es un caso especial, podía ser un pan de Dios como alguna de las parcas del Tártaro si se lo proponía.

—No voy a comprarte agujas para que dejes lisiado o algo al pobre profesor de física —responde JinKi evadiendo la mirada de su persistente hermano—. Deberías hacer cosas normales con KyungSoo, no hacer alguna cosa vudú con ese coso horrible.

—Oh, JinKk, hieres los sentimientos del Duque Eoduun. Deberías disculparte —hizo una sonrisa traviesa en sus labios, estirando sus brazos para acercar más el horrible muñeco a JinKi, quien le apartó con repelús la mano a TaeMin.

—Guarda eso ya, Tae. Enserio voy a deshacerme de él cuando arregle la habitación —le tendió la mochila y al menor no le quedó de otra, así que guardó al Duque Oscuro en su mochila.

—Supongo que si KyungSoo no tiene las agujas tendremos que recurrir a la Death Note —murmuró TaeMin con sus labios algo abultados y el entrecejo ligeramente fruncido. Se veía adorable pese a que hablaba de prácticamente matar a un profesor.

Oh, su querido hermanito. Siempre con sus ideas raras. Aunque JinKi pensaba que se debía a que atravesaba esas etapas raras de la adolescencia, pues hace unos meses pudo ver al pequeño TaeMin con la cara pintada como los integrantes de KISS. Luego le vio con pinta hipster, luego emo y bien, estas cosas paranormales y diabólicas debían ser los efectos secundarios de esta última etapa o eso pensaba el mayor de los dos.

JinKi siempre suele recoger a TaeMin de la escuela, pese a que este siempre le dice que está grande y puede volver a casa solo, JinKi insiste. Después de todo, siempre está trabajando o estudiando duro para ser ingeniero, por lo que aprovecha esa media hora del recorrido de vuelta a casa para pasar tiempo con su hermano. Incluso escuchar esas cosas extrañas eran parte de sus conversaciones.

—¿Cómo te fue en la facultad hoy, JinKi? —preguntó TaeMin una vez el metro se movió con ellos dentro del último vagón.

—Bien, las clases han estado muy interesantes —dice el mayor con una sonrisa en la boca muy propia de él—. Robótica me tiene tan feliz pero debo conseguir materiales para un proyecto y digamos que es muy caro —torció un poco sus labios en un suspiro—. Espero que el señor Huang me pague hoy. Los de la compañía dijeron que vendrían mañana a cortar los cables si no pagaba...

TaeMin sentía mucho dolor cuando veía a su hermano así, tan impotente y triste. El menor era consiente de lo mucho que se esforzaba su hermano para pagar los recibos de la casa, las cosas de la universidad e incluso para él y sus cosas escolares. El mayor de los Lee solía volver a casa tarde de sus trabajos o si no de todas formas se quedaba tarde estudiando o limpiando. Él es quien se encarga de todo en la casa ya que su madre ni siquiera se molesta en pasar la escoba, solo grita.

Maniquí ♡ jongyu¡! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora