Maniquí ♡ jongyu¡!

Capítulo 18

TaeMin reparaba en los estantes de aquella vieja tienda de antigüedades, pensando qué podría serle útil. Había cogido lo que había reunido de su pequeño trabajo de hacer tareas y con ello se encontraba comprando todo lo que creía necesario. En ése momento se encontraba solo, KyungSoo había tenido que irse. Ése fue el primer día en el que su hermano JinKi no lo había recogido al colegio y supo que posiblemente las esperanzas de este estaban casi perdidas. Era obvio que quería estar con JongHyun porque temía a que la luna llena se lo quitara.

-Como cualquier deidad, Yeomna debe recibir alguna ofrenda cuando es invocado.

-¿Y qué le puedo dar a parte de mi alma? -preguntó TaeMin de mala gana, limpiando los estantes del hogar de los Liu. Amber rió levemente.

-Que sea un dios que atienda asuntos relacionados a la muerte, no quiere decir que sus ofrendas deban ser relativas a esto...

-Mh, un sacrificio. Buena idea Amber... ¿Pero a quién sacrifico? Es el siglo XXI, eso de matar personas para los dioses no es muy factible. Deberé con algún animal.

-Qué.

-Nada...

-En fin... Yeomna es algo avaricioso, seguro le interesará algún objeto fascinante.

La conversación se repetía en la cabeza del muchacho mientras paseaba por aquella tienda, sin encontrar algo que pareciera atractivo o suficiente para un dios como JongIn. Me parece que tendré que sacrificar a esa cabra.

En un viejo espejo TaeMin pudo ver algo moverse, no, más bien a alguien. Fue como una sombra negra que pasó de un lado del pasillo al otro, pero al girar para comprobar no había nada. Ciertamente eso causó que el corazón de TaeMin se acelerara e inquietara mientras iba por la tienda, donde cada objeto que reflejara mostraba aquella sombra. Entonces toda la tienda se sumió en oscuridad, TaeMin se sintió flotar en la negra nada y temió.

-¿Q-qué es esto? -jadeó con pánico, estático en su lugar temiendo que si daba un paso, caería en un infinito abismo.

-Me parece que en este lugar no está lo que buscas, TaeMin -dijo una voz que ya había escuchado antes, aunque no podía ver al dueño de esta.

-¿Qué quieres... Seokga?

Casi pudo sentir una sonrisa invisible después de aquella pregunta.

-Me ofende que pienses que quiero algo, pero me temo que no te equivocas. Aunque esto nos conviene a ambos.

-¿Qué cosa?

En ése momento, una esfera delante de TaeMin le mostró la imagen de KiBum en una enorme cama, sudado, lleno de malestar, parecía sufrir. TaeMin no lo entendía.