Capitulo XI: Chantaje

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Dos días después.
 
Celda de Luke, 11:39am.
 
 
 
—¡Más… Más rápido! ¡Ahh…! ¡Sí! ¡Dame ahí, Luke! —Gimió con la respiración acelerada un excitado pecoso mientras empinaba más su trasero y sujetaba con fuerza las sábanas de la cama, apegando su cara a la almohada del castaño. 

—Mmmm, Dios. Me encanta
 
—J-Joder, pecoso. Hoy estás insaciable —Dijo sujetándolo con firmeza de las caderas y aumentando la velocidad de las embestidas.
 
—Cállate… ¡Ahhh! —Jadeó a la vez que arqueaba su espalda al sentir estar a punto de correrse.

—Me v-voy a venir, bebé.
 
El castaño sonrió ladino al escuchar a su chico decirle aquello, de cierto modo le encantaba que le dijera bebé, más no ha llegado a confesárselo, ni lo haría claro esta, él es un chico malo y los chicos malos no son cursis. 

Ya tenían casi dos horas follando en aquella celda y por alguna razón Ashton aún resistía, era como si hubiese tomado alguna especie de droga que lo hacia aguantar tanto. Cosa que no le molestaba a Luke en lo absoluto ya que él tardaba bastante para llegar al orgasmo, por ende ese polvo mañanero lo estaba disfrutando en demasía.
 
Después de unas cinco o seis embestidas más el pecoso se corrió en la mano de Luke, ya que este como siempre solía hacerlo, lo estaba masturbando mientras lo penetraba.

Unos segundos después, el castaño sintió estar a punto de llegar al orgasmo y Ash también  lo supo. Luke rápidamente salió del pecoso y este se dio la vuelta para sujetarle el miembro y llevar la punta de su pene hasta su boca, abriéndola bien, a la vez que lo estimulaba con la mano con movimientos acelerados de vaivén y caricias profanas en sus testículos; gustoso estaba dispuesto a tragarse toda su corrida.

Aquella imagen que se presentó ante los ojos de Luke para su deleite, fue demasiado provocativa y pervertida, sencillamente para él, era tan sensual y morboso contemplar a su chico a punto de tragar todos sus fluidos seminales que sintió enamorarse una vez mas de ese hermoso hombre a su lado, entonces, fue más que suficiente estimulo, presenciar aquella obscena y erótica imagen, para correrse en la cavidad bucal del pecoso, quien disfrutó saborear una a una, cada gota de las que caían en sus labios, llenando su paladar de la esencia de Luke.

De la garganta del castaño se dejo oír un sonido gutural, algo mas bien parecido a un gruñido, producto por supuesto del alto grado de excitación que tenía el hombre al correrse y sentir cómo la experta lengua de Ash recorría todo su pene aun erecto, lamiendo cada centímetro de este  de la forma más guarra en que pueda ser imaginado un acto como ese, limpiando así todo residuo de semen y de cualquier fluido corporal preexistente en el. 

El pecoso sonrió satisfecho de su trabajo al tragar todo y encontrarse con la mirada de satisfacción de su amado, sin tardar mucho mas tiempo, se trepó en el cuerpo del castaño llegando a sentarse sobre su regazo, logrando después que sus labios se unieran en un último  húmedo y pasional beso coital.
 
—Te amo —Susurró el pecoso en los labios de Luke, apenas elevando un poco la voz, no era necesario emplear un tono mas alto, aun esas palabras sin ser escuchadas ya era sentidas y correspondidas por el corazón de Luke, aunque reconocer que él también sentía lo mismo por el dulce muchacho en su regazo era otro asunto, así que simplemente al escucharlo se quedo completamente inmóvil; era la primera vez que alguien en toda su vida le decía algo como eso y...  Joder, ¿por qué ahora?.
 
—Ah… Gracias —Musitó en respuesta, tratando de alejarse un poco de Ashton, haciendo que este se cabreara al instante tras escucharle.
 
—¡Peeeeerdón! ¿Como que gracias? —Gruñó el pecoso frunciendo el ceño y fulminándolo con la mirada a la vez que se movía un poco hacia atrás para ponerse de pie.

—G-Gracias, ¿amor? —¿Qué se supone tenía que decirle?, ¡maldita sea! Él era un total inexperto en el amor, se crió en un orfanato y crecio entre una y otra familia sustituta,  pasando así de mano en mano, de una mano abusiva a la otra, y nunca que recuerde tuvo siquiera algún asomo de algo que se pareciese a un padre o a una madre cariñosos que le dijesen que lo amaban ¿Qué era lo que se respondía en estos casos? Él no lo sabia.
 
—Eres increíble, Luke Hamilton —Dijo en un tono tan molesto que su enojo se podía sentir en el ambiente, casi como una cuchilla afilada rozandole la piel al castaño de quien acto seguido se aparto para disponerse a recoger su ropa.
 
—Oye, ¿qué pasa? —Dijo nervioso al ver la reacción de su chico, aun sin entender cuál había sido la grave falta que fue cometida por su ignorancia en estos lides del amor;  mientras tanto un muy enojado Ashton se colocaba el bóxer y se ponía de pie, sin pararse un momento a notar la honesta confusión en el rostro de Luke.
 
—Nada, quítate.
 
—Pero, espera un segundo. ¿Te irás ya? —Preguntó inocente mientras él  también se ponía  su bóxer y pantalón con suma rapidez.
 
—¡Obvio que me largo de aquí, idiota!
 
—Mierda, Ashton. ¿Ahora qué pasó, qué hice de malo? —mala decisión hacer esa pregunta Luke.
 
—No ha pasado nada, Luke —respondio el pecoso, demasiado dolido y resentido para ponerse a dar explicaciones en ese momento, mismas que sabía bien solo los llevarían a una larga discusión, donde solo habría perdedores y nadie saldría ganador, así que sin mas que decir solo se puso el pantalón y se dispuso a irse, pero en ese momento, una última chispa de rabia salio a la superficie e hizo brotar de su lengua, las ultimas palabras hirientes que se le vinieron a la cabeza en ese momento.

Konapus, Entre rejas (Ziam Palik) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora