Capítulo 18

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5 de Julio, 2018.
Buenos Aires, Argentina.

Paulo Dybala.

Mi llegada al país es silenciosa o así espero que lo sea. Todavía no queriendo que todo el mundo sepa de mi relación con Oriana, aunque era algo obvio, o de que ya estoy acá. En las redes todos especulaban a donde me podía encontrar.

Me subo rápidamente al auto de mi novia, ya que ella me fue a buscar del aeropuerto quien no tarda en arrancar una vez que estoy adentro junto a mis maletas.

-¡Te extrañé, chiquito!- la mira mientras conduce atenta- ¿Estás cansado?

Fusilado. Pero decido no responder eso. Posiciono mi mano en su muslo y lo aprieto cariñosamente.

-El jetlag y los días de trámites en Italia- el sexo con Bianca sacudo mi cabeza sacando de ahí mi encuentro en París con la tenista-, me dejaron muerto, amor.

-Uff, bueno pero ya falta poco para que lleguemos a mi depto.

Asiento, mientras cierro los ojos, realmente estaba cansado, las horas de viaje, el jetlag y el mucho sexo francés me dejaron agotado, solo pienso en dormir porque ni hambre tengo. Pero tampoco quiero ser un descortés o maleducado con mi novia, por eso pregunto por su trabajo.

-Bien, como siempre, gordo. Todavía me falta mucho trabajo y horas en el estudio para tener termina...

Pero entonces en medio de su respuesta me duermo. Una caricia en mi cara logra despabilarme, los ojos verdes hermosos de mi novia son mi bienvenida al mundo real.

-Hola, preciosa- murmuro ronco. Ella acerca su rostro más al mío para comerme la boca, con ganas.

-Creo que es mejor que subas antes de que te duermas otra vez acá- dice, luego de verme bostezando al separar nuestros labios.

Reímos, ella me ayudó con mis maletas y subimos hasta el décimo piso donde está su departamento. Lo blanco predomina en su lugar, veo la mesa del comedor llena de comida en ella, mi panza suena. Tal vez si tenía más hambre del que admitía.

Me siento en una de las sillas mientras mi novia va por el agua caliente para el mate, me es imposible no comer varias galletas que están cubierta de chocolate.

Disfrutamos mucho el tiempo que estamos solos antes de que todo el mundo hable con razón de nosotros. Confirmar nuestra relación y chau paz pero también me pregunto cuándo la tuve desde que soy famoso.

La ayudo a guardar lo que sobró que es casi todo lo de la mesa y mientras me acuesto en su cama para dormir una mini siesta, ella habla mientras está con su celular.

-¿Qué te parece si vamos a almorzar afuera?- pregunta, con voz de nenita con puchero y todo.

Y no me puedo negar porque todas las locuras que hice para ver a Bianca me pegan fuerte, volviendo a sentir culpa. Cuando escucha mi afirmación a su pregunta, chilla y llena de besos mi cara, así solo me deja dormir mientras ella va acomodar algunas cosas.

× × ×

Córdoba, Argentina.

Mi amigo se ríe cuando terminó de contarle de la situación que me hizo vivir Oriana hoy para almorzar en Palermo. Me dejo a un par de cuadras del lugar donde íbamos a comer para esperarme en una de las mesas de afuera, yo con gorra para intentar ocultarme un poco, todavía no era momento de confirmar aunque ya había leído varias cosas en Twitter.

-¿Estás preparado para lo que se te viene?- pregunta Geronimo*, me devuelve el mate.

Me encojo de hombros. -Que se yo, no creo que sea tanto el quilombo tampoco.

R U M O R S  | ᴘᴀᴜʟᴏ ᴅʏʙᴀʟᴀ [terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora