Tyler escribía algunos apuntes en su libreta negra. Su paciente estaba recostado en esa camilla blanca mientras movía sus manos sin motivos aparentes.- bien Dany, esta todo en orden... Me alegra que estés tomando las pastillas.
Hablo el castaño con media sonrisa. Hace ya tres años que estaba trabajando en ese hospital psiquiátrico.
- s-si doctor, u-usted cree que merlin me perdone?
Tyler suspiro.
- mm, no te mentire, ella quedó con grabes problemas de salud después de que la quemaras con agua hirviendo ... No creo que te perdone Dany.
- pero yo la a-amo.
- no parece...
Tyler se sintió mal de ser así de directo con una peronsa enferma pero era un tema que odiaba tocar... El amor. Hace muchos años que no hablaba de tal con normalidad ya que se sentía incomodo, todo era sin compromisos o solo era cariño.
- bueno, gracias por todo doctor.
El hombre pálido sonrió con una chueca mueca y salió del cuarto junto con un guardia el cual lo llevaría a su respectivo cuerto. Tyler se frotó el rostro frustrado. Siguió escribiendo en su libreta y organizando algunas cosas en unas carpetas y archivos registrados hasta que fueron las una de la mañana y debía de volver a su hogar.
Salió con su maletin y esos anteojos que tanto lo caracterizaban en su trabajo. Al llegar a su auto se detuvo al ver que alguien estaba parado casi frente a él con media sonrisa.
- Doctor Joseph, que sorpresa.
- lo mismo digo doctor O'connor.
Tyler sonrió mientras buscaba sus llaves en su maletin. Alex O'connor era un colega del castaño, se llevaban bien. Alex era de tez blanca, con barbilla y cabello no muy largo.
- que tal todo? , ¿pacientes muy problemáticos hoy?
-no, ¿que tal tu?
- bueno... Tuve que atender a susana, la nueva ingresada. Mató a su marido al enterarse que era judío... ¿Puedes creerlo?
Tyler no le ponía mucha atención y al lograr abrir el auto sonrió con algo de incomodidad.
- okay, espero que te vaya bien atendiendo a esa mujer. Nos vemos Rex.
- adiós ty.
Conducía sin tomar mucha atención a su entorno, la música estaba a un volumen bajo. Odiaba vivir en Los Ángeles, extrañaba la lluvia de Ohio tanto como esa ciudad... Su ciudad natal la cual ahora en sus recuerdos era oscuridad, ya que sentía que jamás volvería a verla. Ya han pasado trece años desde la última vez que estuvo allá y ya con sus 31 años sentía que no volvería jamás.
Al llegar a su hogar se tiro sobre su cama mirando el techo. Se sentía agotado.
Comenzó a cerrar sus ojos ojerosos y cayó dormido.
6:15 AM.
Tyler sintió su despertador sonar. Apagó tal aparato con un perezoso golpe. Fue a su baño mirando su rostro poco descansado. Se bañó, vistió y salió de su casa apresuradamente.
Al llegar al hospital se encontró con la señorita Lauren, una mujer de pelo castaño y ligeras pecas que trabajaba de recepcionista. Pasaba los 40 años.
-buenos días doctor Joseph. Una mujer reservó una cita con usted esta tarde, al parecer su hijo tiene unos problemas muy graves y la psicóloga de la escuela le dijo que debía de traerlo aquí.
La mujer le extendió una carpeta. Tyler al tomarla sonrió pequeño.
- gracias Lauren, ya me voy y que tengas linda mañana.
Paso por pasillos y pasillos. Al pasar por el pasillo en donde estaban todos los pacientes aún dormidos sintió una corriente extraña, siempre se sintió incomodo al pasar por tal lugar pero como era profecional no lo desmotraba.
Al llegar a su oficina se sentó en su escritorio y abrió tal carpeta. En esta salía todos los datos de su nuevo paciente.
Nombre: Brian Robert Dun Frangipane
Sexo: Masculino
Nacionalidad: EE.UU / columbus, Ohio.
Edad : 9 Años.
Problemas : agresividad / ansiedad.
Tyler miro la foto de tal archivo y vio a un pequeño de piel blanca y ligeras pecas, sus ojos eran como medias lunas y su pelo tenía un color casi negro con rulos.
Todo en ese niño le hizo recordar a una sola persona en especial y eso lo hizo ponerse ansioso. Cerró rápidamente el archivo y intentó controlar su respiración.
"Tranquilizate Tyler, de seguro sólo es casualidad. Quizás hayan miles de dun's en Ohio y que se parezcan a... "
Sus pensamientos fueron interrumpidos por unos golpes en la puerta. Un pase de su parte hizo que se abriera y entrarán unos guardias con un internado del lugar. Su trabajo debía de continuar.
Dejó en archivo en algún lugar bajo de su escritorio. Miró a su paciente con una sonrisa.
-buenos días, tome asiento.