Anual...

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Mount Massive tenía la gran cena anual.

Una celebración tradicional que Jeremy Blaire había impuesto desde el primer año del hotel.

Cada habitante del hotel, y algunos invitados especiales, dejaban atrás sus apariencias mundanas y se mostraban tal y como eran.

Asesinos, psicópatas, locos y demonios, todo era bienvenido a Mount Massive.

Claro está Madame elegía lo mejor de lo mejor.

Frank quien era de los más involucrados, preparaba una cena muy especial para los invitados.

Este año era un moreno de nombre Joan, de apenas 22 años.

El incauto platillo había llegado a Mount Massive tratando de averiguar los secretos del hotel.

Creía que sus cámaras y micrófonos habían pasado inadvertidos, pero el hotel lo sabe todo.

-quiero aventuras, fantasmas...algo de emoción, sabes-le confeso a Frank.

Quien le prometió una experiencia inolvidable y única.

El joven sonrió y acepto todo lo que Frank le decía.

Por dos días, el cocinero de Mount Massive le alimento solo de frutos rojos y algunas nueces.

Eddie Gluskin le preparo un traje especial para la noche.

Joan no entendía nada, pero estaba encantado con el glamour y lo exquisito de la comida.

-sé que son solo frutas, pero...tiene un no sé qué-

-un buen amigo mío cultiva estos frutos en la terraza-

-increíble, espero poder darle las gracias antes de irme-

-créeme tendrás la oportunidad de hacerlo-dijo con una enorme sonrisa.

El joven era ingenuo y estaba segado por las historias que Frank y Dennis le contaban.

Creía tener todo en orden, pero no sabía en lo que se había metido.

La noche de la cena, Dennis preparo un baño muy especial para Joan.

Una tina llena de vino y pétalos de rosas.

-esto es increíble...pero no sé si pueda pagarlo. -

-Frank y Blaire, el dueño del hotel lo pidieron para usted. -

Joan no pregunto más, se metió en la tina y se quedó dormido.

Cuando despertó estaba en una cómoda silla, frente a una pequeña mesa llena de comida.

A su alrededor todos comían, bebían y celebraban.

Quiso levantarse para acompañarles, pero entonces se dio cuenta del siniestro hecho.

Sus piernas habían sido cortadas hasta las rodillas.

Sus manos tampoco estaban.

Y por el gran agujero en su pecho, podía sospechar que algunos órganos también habían sido removidos.

Lo peor de todo...

No podía dejar de sonreír.

Se sentía tan feliz y alegre, y esto era detallado por la forzada sonrisa que aquellos fierros en su boca le "ayudan" a mantener.

-un brindis, por nuestro nuevo inquilino Waylon-

Frank quien ahora estaba cubierto de sangre, y solo usaba una especie de taparrabos, señalo con su copa a un hombre rubio, que seguramente también estaba drogado, el cual usaba un vestido de novia.

-y por Joan, nuestra cena esta noche-

Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.

Un hombre esquelético que usaba solo un delantal, coloco una copa bajo su mentón capturando así todas sus lágrimas, las cuales bebió con gran deleite.

La fiesta continuo, pero el ya no supo nada más.

Cuando despertó estaba en su cuarto, en aquel hotel.

Con una sola nota.

Siéntete cómodo en esta habitación, pues desde ahora es todo tu mundo.

Trato de salir, pero la puerta no cedía.

Entendió entonces todo lo que había pasado.

Solo pudo reír, y sentarse en el suelo a beber.


Ese bourbon  que jamás se terminaba.

Hotel Mount MassiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora