El ultimo piso del Hotel...

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Paso toda la noche haciendo el amor con Eddie.

No podía dejar de sonreír y mirar su anillo.

La promesa de amor que este le había hecho, simplemente se sentía soñando.

-buenos días-pronuncio Eddie, con una voz ronca y totalmente despeinado.

No había mejor vista que su prometido desnudo y despeinado, después de una noche de sexo.

Además de sentir las manos de este, acariciando su piel, mientras le miraba con esa radiante sonrisa.

Este era el momento más feliz de toda su vida, y ni nada ni nadie podría arruinarlo.

*

*

*

Tenía ya 35 años.

Ya no era una niña, y hacia tanto que había dejado de serlo.

Por ello, siempre supo la verdad de su padre.

Él se vestía de mujer desde antes que ella naciera, lo sabía porque a diferencia de su estúpida madre ella si lo amaba.

Haría lo que fuera por él.

Y si eso incluía ayudarlo en sus estúpidas ideas, lo haría.

Sabia la verdad de Mount Massive, incluso si su padre se negaba a contarle algo.

Conocía al rostro detrás de Madame.

Y la odia.

Sobre todo, por ser el mayor pesar de su padre.

Aborrecía su elegante presencia, la forma en que tocaba su rostro cuando iba a visitar a su padre.

Ella sabía perfectamente de lo que era capaz, sabía quién era en verdad.

Había visto cuando....

Dennis le confirmo todo, lo que había entre ella y Gluskin.

La verdad detrás de Mount Massive, y sus eternos residentes.

Su padre no formaba aun parte de la larga lista, pero sabía que gracias al cáncer pronto lo haría.

La enfermedad fue sorpresiva, pero nada inesperada.

Aunque eso reducía demasiado su tiempo para actuar.

En cuanto su padre muriera, ella sabría la verdad de todo y sabría que ella sabía la verdad.

Así que también estaba sentenciada.

-me mandaste llamar, que es lo que quieres ahora-

-supongo que ni tu ni Waylon, han descubierto nada sobre Walrider-

-es porque no existe, lo que tú me contaste...-

-deja que ella habla, Lisa...-

-gracias Waylon-

-sé que tienes una cita en unas horas, para conocer al pequeño hijo de madame-

-como lo...-

-mi padre me lo dijo-

-no lo entiendo-

-por favor tenemos poco tiempo, las cosas a partir de ahora se pondrán mal para ustedes dos...y también para mí-

-no lo entiendo-

Pauline saco de entre su abrigo unas fotografías, todas horribles y desagradables.

Todas delataban un terrible secreto, uno que nadie más que ellos tres sabia...

*

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*

*

-debes escucharme atentamente Waylon...-

La voz de pauline resonaba en su cabeza.

Esa mujer era aterradora.

-esta noche, apenas las 11 suenen, Blaire ira por ti a tu habitación, actúa como si no supieras nada-

*

*

*

-espero que te agrade el pequeño Billy, Madame lo ama y está bastante entusiasmada con tu visita-

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*

Te llevaran al último piso del hotel, a la habitación más lejana y por ende la más privada.

Madame te estará esperando en la puerta, y te pedirá que entres tu solo.

*

*

*

-mi querido Waylon, no sabes cuánto he deseado que vinieras aquí-

-muchas gracias por la invitación-

-entra por favor, Billy está esperando-

*

*

*

Dentro de la habitación veras una enorme cuna blanca.

Debes acercarte lentamente.

Él sabe que lo visitaras, y estará esperando por ti.

*

*

*

La habitación era adorable.

Una enorme cuna blanca cerca de la ventana.

Los juguetes, todos mordidos y destrozados.

*

*

*

No grites ni te asustes.

-por eso trajiste las fotografías-

-sí, es necesario que memorices lo que te estoy mostrando-

*

*

*

Waylon ya sabía lo que vería en esa habitación, así que sin esperar nada más tomo al pequeño bebé entre sus manos.

Billy era justo lo que él vio en las fotos.

Un horrible ser oscuro, que le miraba con aun más hambre de la que él pudo imaginar.

Pero lo peor, era esa sensación de familiaridad.

Ese calor que sentía cuando abrazaba a....

Eddie...

*

*

*

-sin gritos...-

-ni uno solo-

-parece que tenías razón, él es perfecto-

-mi Billy lo eligió-

-nuestro Billy querida-

La sonrisa de ellos dos no tenía comparación.

Habían esperado tanto por alguien como Waylon, y no dejarían que se les escapara tan fácilmente.

Hotel Mount MassiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora