Capítulo 11: No puedo encontrar a alguien como tú

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Alex conducía en silencio sin atreverse a observar a Piper que parloteaba ofensas al lado de ella para que la soltara y poder regresar a su casa, aún estaba y dolida enojada con ella, no quería seguir arriesgando su vida por alguien que estaba con otra persona.

Pensaba en Alexandra, por culpa de las acciones infantiles de Alex no había tenido tiempo de pensar en la propuesta de su jefa; era una decisión importante que debía tomar, era lanzarse al vacío con la esperanza de caer en un confortable suelo o tal vez en el peor de los infiernos.

Hacía ya bastante tiempo habían salido de la ciudad, iban sobre un camino solitario rodeado nada más de frondosos árboles, Piper sabía que a pesar de sus incesantes preguntas Vause no iba aclarar sus dudas.

Llegaron a una cabaña ubicada en lo alto de una pequeña colina, Alex le soltó las esposas a Piper y bajó del auto, ya la noche había llegado y la rubia descendió furiosa observando a todos lados, sintió la mano fuerte de su exnovia sujetándola con fuerza y la jaló hacia el interior de la estancia.

—¿Qué pretendes, Alex? ¡Estás loca! — le empezó lanzar golpes en el pecho.

— ¡Pipes, contrólate, Dios cuando va a ser el día que pueda hablar contigo como personas normales! te traje aquí, porque yo conseguí este lugar para nosotras, para estar juntas sin que nadie nos perturbe, donde podamos amarnos sin...

— ¿Qué, aquí no traerás a la puta de tu novia? ¿También haremos un trio? — Piper le hablaba alterada mirándola con rabia.

— Amor, Silvia regresó a la ciudad de pronto, tenía meses de no verla, creí que nuestra relación había terminado, ¿Piper, que no entiendes que solo puedo amarte a ti a nadie más? Luego de nuestra discusión la terminé, te lo juro por el amor que siento por ti — suplicaba sincera componiéndose los lentes.

Piper respiró hondo y se quedó dubitativa unos minutos, su vida se había convertido en un caos en pocos meses, un par trastornos llamados Alex Vause y Alexandra Prepon habían volteado su existencia, pues Larry no era para nada tan importante en sus conflictos internos.

— Alex, yo no sé qué pensar... me dolió mucho que me hayas mentido y verte casi desnuda con esa mujer fue...

— ¿Piper, quieres ser mi novia de nuevo? — no la dejó terminar Alex y la sorprendió con su pregunta.

— ¿Qué estás diciendo? — cuestionó insegura.

— Lo que escuchas, deja a tu marido y quien sea que este en tu vida e inicia una conmigo, aquí, juntas sin que nadie se meta en nuestra relación, Piper, te amo, dame la oportunidad de hacerte feliz, no puedo encontrar a alguien como tú, porque a nadie más podrá hacerme sentir el inmenso amor que siento por ti, ¡nadie, Pipes! — se confesaba Alex con el rostro triste y lágrimas en sus ojos, Piper la veía de la misma forma e invadida por la sorpresa de la declaración de Alex empezó a llorar y a reír emocionada.

No dijo nada solo se acercó a apretarse fuertemente a la mujer que le hacía estremecer sus emociones en segundos, su olor, su respiración, su piel, su sonrisa, su aliento, su cabello, sus besos, como le hacia el amor, como la hacía reír, su dulzura, amaba todo de Alex, se decía a si misma que era una perfecta idiota por buscar en otro lado a alguien como su sexy chica de lentes.

Luego de darle muchos apasionados besos de pie en medio de aquella acogedora caballa, Piper tomó el rostro de Alex entre sus manos, la miró a los ojos enamorada sonriente y le susurró.

— Sí, sí quiero ser tu novia de nuevo, Al. Nunca he dejado de amarte mi preciosa chica de lentes.

— Piper, tampoco he dejado de amarte y nunca lo haré, ahora solo necesito que me prometas que dejaras todo por nosotras.

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