Capítulo 2. Son

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Erwin se despertaba una nueva mañana en su habitación acompañado de su loca novia, Hanji. Esta aún dormitaba a su lado, acurrucada en su pecho. Se veía muy tranquila así, nada en comparación de lo que era cuando estaba despierta, una auténtica maniática de los titanes.

Poco a poco, la chica iba abriendo sus ojos del mismo color que su pelo. El rubio la recibió con una sonrisa un brillo en sus ojos.

— Buenos días. — Le contestó.

Ambos se despertaron e hicieron su rutina matutina de siempre. Ya entrada la tarde ambos se reunieron de nuevo en su despacho.

— ¡Erwin! — Exclamó Hanji emocionada como siempre entrando en el despacho del nombrado. - ¿Qué haces?

— Relleno los formularios para que el escuadrón Élite vuelva al cuartel.

— ¿El escuadrón de Levi? — Parecía un poco confundida. — ¿No es un poco pronto? No le habrá dado tiempo de entrenarlos para nada.

— ¿Tú crees?— La miró.

— Deberías hablar con Levi antes... ¿no?

— Tienes razón... Lo haré

— Levi es un gran comandante y es un gran soldado pero no hace milagros...

— Son... - Corrigió. — Mikasa Ackerman también es un gran soldado pero le falta mucho por aprender.

— Eh... Sí. Supongo que esa pareja son un combo bastante fuerte. - Los ojos de Hanji se iluminaron. — ¿¡Te imaginas como serán sus hijos!?

— ¿Qué estás diciendo, Hanji? — Preguntó confuso el de ojos azules. — No están juntos.

— Por poco tiempo... — Dijo la castaña con una sonrisa maliciosa en su rostro.

(...)

Ya era por la mañana en el piso franco donde se encontraba el escuadrón de Élite, dirigido por el capitán Levi.

Ya hacía días que el pelinegro observaba a su escuadrón y se dio cuenta de la gran diferencia de talento entre algunos, como puede ser la cadete Mikasa Ackerman. Por eso decidió durante un tiempo darle entrenamiento personal, para potenciar todas sus habilidades.

Ese día la observaba detenidamente, sus movimientos, sus ataques...

— ¡Ackerman! — La llamó. Todos allí presentes se giraron hacía Levi pero solo la azabache se acercó a él.

— ¿Si, capitán? — Preguntó.

—Te haré una prueba. — Comentó.

— ¿Una... prueba? — Estaba confusa.

— Fuera en los muros necesitas resistencia, fuerza, astucia. Necesitas manejar tu mente antes que tu cuerpo. Te llevaré al centro del bosque. Tu equipo recargado al completo pero nada más. Tendrás que sobrevivir 48 horas. Si lo consigues...— Se paró a pensar. — Serás mi mano derecha, mi ayudante. En caso de que muera el escuadrón Élite quedará a tu cargo. — Mikasa se sorprendió.

Podía parecer que lo que más le llamaba la atención a Mikasa era ser la futura capitana del escuadrón y quitarle el puesto a ese enano, pero en cambio, lo que de verdad le atraía de este reto era la parte de ayudar a Levi con este escuadrón.

Así ya entrada la tarde, ambos fueron al interior del bosque y Levi le dio unas indicaciones a Mikasa sobre como no morir.

— Te cuidado, hay un montón de animales salvajes por aquí. Tienes que estar alerta en todo momento. Cerca de aquí hay un riachuelo con agua potable. —La miró. Ella sintió que se le erizaba todo la piel, él pensó que quería que ella fuese su sustituto. — Te veo en 48 horas, Mikasa. — Y se fue.

Ya iba oscureciendo y Mikasa no tenía hambre. Se subió a la rama de un árbol alto y se dispuso a descansar algo. Su capa se posó sobre sus hombros pero ni modo consiguió dormir en toda la noche.

.

.

.

— ¡Capitán! — Exclamó una recluta de pelo rosado desmontando de su caballo y dirigiéndose al capitán que estaba entrenando a los reclutas.

— ¿Qué? — Contestó cortante mientras todos paraban y respiraban agitadamente

—Le entregó una notificación del comandante.— Le entregó una carta. Este la abrió y la leyó detenidamente.

Después miró hacía los reclutas esperando encontrarse con cierta azabache pero eso, claramente, no sucedió.

— Jean... - Dijo al fin. — Te quedas al mando. — Hecho otra breve mirada. — Armin. Estate pendiente de que Eren y Jean no se maten. Voy al cuartel central, quiero ver esto intacto cuando vuelva.

El pelinegro fue acompañado por la peli rosa al cuartel central de la legión. En pocas horas ya se encontraba frente al despacho del comandante. Llamó 3 veces a la puerta del comandante y este le contestó con un "Adelante"

— ¿Ya estás aquí? Bien, quería hablar contigo.

—Sí, yo también.

— ¿Crees que ya puede tu escuadrón trasladarse al castillo? - Preguntó sin más preámbulo.

— Sí, no todas sus habilidades están completamente potenciadas pero están bien.

— Vale, dentro de algunos días os trasladareis.

— Bien... - Se quedó callado mientras el rubio seguía con el papeleo que tenía sobre la mesa. - Tenía que hablar contigo.— El de mayor rango lo miró. — Ya sé quien será la co-capitana. Mikasa Ackerman.

— Bien, buena elección. Hacéis buen equipo.

— ¿A qué te refieres?

— Ya habéis luchado juntos un par de veces y os entendéis bien a la hora de hacer estrategias. Sois como las dos caras de una moneda. Completamente diferentes pero os complementáis.

— Si tú lo dices...

(...)

Levi se quedó allí todo el fin de semana, ayudando a Erwin con algunos papeles y a Hanji con el entrenamiento de algunos nuevos reclutas. Quien hubiera llegado a pensar que extrañaría a la loca de los titanes o a el experto en los ataques suicidas colectivos.

Había estado bien volver con ellos durante un par de días y no estar rodeados de mocosos insoportables, la verdad. Sin embargo, echó de menos a la azabache... Un momento... ¿Qué? ¿Había echado de menos a Mikasa? ¿Por qué? Eso es lo que se preguntaba Levi de camino al piso franco porque la verdad no tenía ni idea. Y lo cierto era que se sintió raro al no tener la mirada penetrante de esa chica clavada en su nuca.

Una vez llegó a su destino y dejó a su caballo en el establo, todos los reclutas lo esperaban en la sala principal. Todos los reclutas menos una.

— ¿Donde está Mikasa? - Preguntó curioso. Algunos se quedaron callados confundidos.

— Creíamos que se había ido con usted ya que no la habíamos visto en todo el fin de semana.

"Mierda" Pensó Levi, pues solo en ese mismo instante se dio cuenta de donde podría estar la chica.

Aceleró el paso para poder llegar hasta donde creía que estaba ella y al pie de bosque la encontró. Estaba llena de heridas, sangrienta, caminando de un lado a otro, posiblemente sin saber lo que hacía. Corrió hasta ella.

— Capitán... 60 horas... — Dijo antes de caer desmayada en sus brazos.

"I'm thinking out loud"

Mi Salvador | RivaMika [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora