Capítulo 4. Recuperación

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Mikasa se levantaba por el chirrido irritante de la puerta al abrirse despacio, intentado no hacer mucho ruido. Por ella, entró a la habitación, Hanji.

- Oh, menos mal que ya estás despierta - Dijo con su característico entusiasmo de siempre quedándose un tiempo en el marco de la puerta con una sonrisa en su rostro. - ¿No te habré despertado yo, verdad? - Negó la azabache con la cabeza aún medio adormilada aunque fuese mentira y la castaña si la había despertado.

La pelinegra se incorporó levemente en la cama y se destapó pues sabía para lo que venía su comandante.

- ¿Te puedes quitar la camiseta tú o lo hago yo? - La recluta lo intento, pero las heridas y moratones que tenía por los brazos no le dejaban. - Ya, Mikasa, no quiero que te hagas más daño. - La castaña se sentó en el borde de la cama donde dejó también todas sus cosas. - Ah, por cierto. Te he traído ropa de tu habitación. Levi me dijo que nadie sabe qué pasó. - Fue empezando a quitarle la camisa y el vendaje de las heridas

- ¿Por qué? - Hanji se extrañó ante su pregunta.

- Por lo que veo no lo sabes... Tanto en el centro de la ciudad, como en los pequeñas aldeas y en todos y cada uno de los cuerpos militares se habla del hombre más fuerte del mundo. Claro que conlleva sus rumores.

-¿Y cuáles son los rumores del capitán? - Preguntó la chica con una pequeña acidez recorriendo su cuerpo por el tratamiento que le ponía la comandante.

- Mujeriego, mal tratador... Te puedes ir haciendo una idea. - Mikasa se sentía especialmente atraída hacia este tema

- ¿Y lo es? - Preguntó sin más.

- Escúchame Mikasa, Levi puede ser la persona más arrogante, amarga e insensible que te puedas encontrar en la vida. No tiene compasión si debe matar a quien sea para proteger a los suyos... Es la persona más fiel que he conocido en mi vida. Y puede que no muestre sus sentimientos, pero cuando se enamora de alguien lo hace de verdad. Él renunció a su vida hace tiempo ¿sabes? Pero no piensa dejar que ninguna persona que no lo merezca pase por el infierno que pasó él. Por eso está decidido a aniquilar a todo ser que se interponga en la salvación de la humanidad. Está dispuesto a dar su cuerpo y alma por este hecho. Si sigues pensando que sigue siendo un mujeriego y un mal tratador es cosa tuya. - Terminó diciendo mirándole a los ojos fijamente. - Ya he terminado, puedes poner tu ropa y ahora trataré tus brazos.

La chica así lo hizo y después de ponerse las prendas que había traído para ella comenzó a curarles y vendarle los pequeños cortes que tenía a lo largo del brazo. Después le siguieron las piernas.

- Ya es hora de comer. ¿Quieres que te traiga algo aquí o quieres ir tú?

-¿Puedo?

- Pues claro, estás herida no inválida. - Le respondió con una mano en la frente.

La azabache se levantó de la cama y, con ayuda de Hanji, fue al comedor donde ya estaban todos en la mesa disfrutando de la comida.

- ¡Mikasa! - Exclamó Armin cuando te vio entrar por la puerta, pues él era el que estaba de frente. Todos, consiguiente a su comentario, voltearon a verla, incluido el capitán.

-Hola... - Dijo ella simplemente.

- ¿Qué te ha pasado? ¿Dónde has estado?

- Me perdí en el bosque. - Mintió, sí. Sabía que si decía la verdad levantaría más rumores inciertos sobre el capitán, y eso era lo que menos quería. Mintió, sí. Mintió por él y este sabía perfectamente que lo había hecho.

- ¡Si estás herida no deberías levantarte de la cama! - Exclamó Eren repentinamente.

- Eren tiene razón. - La voz del capitán resonó por toda la habitación. - Hanji encárgate de que coma y se acueste en su cuarto por favor. - Pidió y así lo hizo.

Mikasa se dirigió a su habitación en compañía de la castaña.

-Comandante... - Empezó diciendo la chica pero la interrumpieron

- Llámame Hanji

- Hanji... ¿Conoce al capitán desde hace mucho?

- Desde que estoy en la legión ¿Por qué lo preguntas?

- En realidad, por nada en particular. - Contestó son más

- ¿Te interesa bastante los temas que conciernen al capitán, ehh? - Preguntó con una sonrisa burlona en su rostro

- Sí, bueno... - Bajo la mirada y tapó su rostro avergonzado con su bufanda roja hasta que se dio cuenta de lo que había dicho y volvió a subir su cabeza aun más roja que antes. - ¡Quiero decir que no! ¡No me importan las cosas que tengan que ver con él! - La castaña se empezó a reír.

-¡Sí, no te importa lo que le pase, te importa el en si mismo!

-De verdad que no...

- Mikasa... Si te sirve de algo, la primera vez que te vi pensé que te parecías un montón a Levi, ambos fríos y distantes. Cuando te conocí comprendí que aun eres una adolescente y actúas como tal, pero si algo que piense sobre ti no ha cambiado es que, dentro de poco, serías una mujer perfecta para Levi. - La azabache se sonrojó. - A ver si te recuperas para que podáis veniros a la sede de la legión lo más pronto posible.

- Yo también lo espero. -La azabache entró en su propia habitación y se tumbó en su cama.

-Bueno... Mi trabajo aquí ha terminado. Aquí te dejo las cosas para sanar tus heridas diariamente, pero para las de la espalda necesitarás ayuda. - Me guiñó un ojo indisimuladamente.

-Muchas gracias Hanji.

La castaña se fue de la casa franca y todo poco a poco todo volvió a la normalidad. Las heridas de Mikasa sanaban con normalidad sin embargo ella sentía que era un peso muerto para todo el escuadrón.


"Veo humanos perono veo humanidad"

Mi Salvador | RivaMika [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora