Chittaphon Project [Vol. I]

28.

Las bragas las ha roto de nuevo, pronto sé que podría empezar una colección de ellas. O tal vez, ya la tenga.

Suspira por debajo de mi ombligo y deja una lamida larga de ahí hacia la línea de mis senos.
Sigo admirando el color de sus ojos como si fuese el primer día en que se puso arriba de mi.

Realmente lo extrañe.

─Deja de pensar tanto y concentrate

─¿Nuevamente me dirás que hacer?

─Eso no está a discusión, preciosa

Elevo su cara a la altura de la mía, quisiera verle así de cerca a partir de hoy.

Cierro los ojos y dejo los pensamientos de lado cuando me invade su boca. Sus manos acarician mi piel, va dejando breves pellizcos que me excitan aún más.

Me penetra con autoridad, vuelvo a sentir que pertenezco a alguien. Que mi lugar es realmente a su lado.
Son tan lentos sus movimientos que se me hace eterno, pronto me encuentro pidiendolo más rápido, más duro.
Al hacerlo, mis manos van directo a su cuello, el cuál rasguño un poco tras sentir la fuerza con la que va y viene.

Se detiene un momento. Lo maldigo y le veo sonreír mientras se levanta de la cama.

─¿No me dejaras así, verdad?

─¿Te parece que he acabado?

─Entonces sigue

Se ha colocado sus pantalones, puesto su camisa y cuando se estira para amarrar sus zapatos me levanto a prisas.

─¿Qué mierda contigo Chittaphon?

─No terminaré aquí. Paso por ti a las ocho de la noche. Busca una buena excusa para no llegar a casa

Pensaba pasar sobre mi. Pero lo he detenido con solo una palabra. Incluso se ha vuelto a mi para verme.

─¿Disculpa?

─Lo que escuchaste, no

─¿Sigues sin entender?

Mi turno de tomar mis ropas y vestirme a la velocidad de la luz, con bragas nuevas sacadas de mi cajón.

─El que no entiende eres tú. Dejé de pertencerte hace mucho tiempo. No eres mi dueño, no eres mi amo

Se ha molestado. He logrado hacerle enojar.

─No me provoques Iseul

─¿Te ibas ya?

Abro la puerta para el. La misma que azota sin importar que pueden asomarse mis padres.
Toma mi cintura con ambas manos y puedo sentir cuán cabreado está por la presión que comienza a ejercer colocándome frente a él.

─Sigues siendo  ..

─ .. Ya no

─Iseul ..

─.. No supe de ti durante un año. ¿Qué te hace pensar que sigues causando el mismo efecto en mi?

─No sabes mentir

─Vete. Realmente no deseo saber más de ti

Afloja su agarre y siento el arrepentimiento de mis palabras.

─Sabes que no es lo que deseas. Te daré unos días para meditarlo

─Tuve más de un año para pensarlo. Si tú no vas a ser solo mío, no hay razón para que yo sólo sea tuya

─Te repito; vengo por ti en la noche.

Pediré el permiso, no porque el me lo haya pedido, si no porque deseo acabar con ésto.

Entrada la noche, y preparada para irme en cuánto el susodicho llegue, suena mi teléfono.
Está entrando una llamada de Doyoung. Atiendo.

─¿Qué pasa?

─Quería saber como estabas después de haberte ido sin avisar

─Estoy bien, y perdón por eso

─No te preocupes, voy a tu casa, debo decirte algo

─¿Ahora mismo?   ─cuestiono viendo el reloj. Faltan cinco minutos para las ocho. Chittaphon siempre es puntal.

─Estoy a una calle, sales o pido permiso para entrar   ─Se escucha una risa de su parte, tras ponerme mis tenis bajo a la sala.

Abro la puerta de la entrada y lo veo ahí.
Finalizó la llamada al perderme en su seriedad.

─¿A donde vas tan apresurada?

─¿Eh? Yo ..  ─giró la cabeza viendo a todos lados. Noto a Doyoung en un extremo de la calle.

─¿Esperas a alguien?

Niego, Do incluso a llegado frente a mi corriendo.

─¿Irás a algún lado? ─pregunta. Mantengo la vista en Ten quién solo permanece en silencio viéndo muy entretenido a quién se ha posicionado a mi lado.

─Irá conmigo  ─completa.

─¿Y tú eres?

─El único hombre que ella necesita, ¿eso responde tu pregunta, niño?

Quiero decir algo, pero Ten me adentra a mi casa cerrando la puerta.

─Dame una buena razón para no azotar su cara con la pared. Quién es y a que vino

─No responderé nada

─Mi paciencia se agota, Iseul. ¿Ese tipo te ha tocado?

─Muchas veces  ─de nuevo parece enojado─.  incluso he ..

Suelta un golpe en la pared y me azota en la misma.

─Nadie puede tocarte. Me perteneces, dilo

Más que pedirlo forzosamente, es como si realmente deseará escucharlo.

─Ten

─Vine por ti, fuera de el encuentro sexual, sabes que eres mía. Deja de obligarte a dejarme de lado, no lo deseas. No dejaré que otro te tenga, ¿entiendes?

Antes de poder decir algo, vuelve a tomarme de la mano y salimos juntos. Doyoung sigue ahí.

─¿Chittaphon, verdad?

─Es bueno que me conozcas, eso evitará que vuelvas a acercarte a ella

Me lleva hasta su auto. Abre la puerta para mi y me introduce. Lo rodea y sube también.
No dice nada en todo el camino.

Me basta con estar a solas con él, aunque sea la última noche.