31.

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La avidez con la que su lengua buscó la mía me aniquilo desde el primer segundo.
Tomó mis mejillas con fuerza y posesión mientras me hacía dar pasos hacia atrás.

Sentí la esquina de la cama, nos hundimos en ella.
Él sobre mí mientras sus manos y dedos largos corrían por mitad de mis muslos, apretaba con mucho deseo mi pelvis hacia su sexo.

Solté un jadeo tras quitar su boca, siguió besando mi cuello para bajar poco a poco.
Sentía una calentura impresionante. Como si fuese la primera vez al desear tanto a otra persona.
No aguante mucho tiempo, y con un movimiento le di vuelta. Enseguida me puse de pie para quitar el short de lycra junto a mis bragas, hice el trabajo de desvestirlo dejandolo solo con su boxer para después apreciar la vista.
Decidida me senté sobre su cadera.
Hice la perfecta fricción con su miembro ya erecto. Subía y bajaba buscando primeramente provocarlo.

Verle con sus lindos ojos cerrados, su boca semi abierta, me encantaba. El sí demostraba sus emociones.

Bajé mi pecho y lo bese de nuevo, coloque sus manos sobre mi cadera y masajeo cuánto quiso.
Lo estaba disfrutando, y yo con él.

─Lo siento, pero no aguanto más  ─pronunció sobre mis labios. Deslizó su única prenda abajo y volvió a ponerme arriba.

Gemi cómodamente en el momento en que me penetró.
Eche la cabeza para atrás y recargue mis palmas en su pecho, las cuáles quitó rápidamente al darme vuelta aún dentro de mí. No paró en ningún instante de besarme durante todo lo que duró el vaivén.
Subía y bajaba mis manos por detrás de su nuca, acariciando cada cabello que comenzaba a humedecerse por el sudor.
Apretaba mis senos e incluso se detuvo a darles buenas atenciones con su boca.

Lento, y a prisa. Iba de esa manera.

Me sorprendió un poco al salirse y bajarse directo a mi interior. Sus lamidas eran suaves, pero tan profundas que sin pena me corri para él.
Quise devolverle el favor, pero por lo contrario, sólo me hizo sentarme sobre sus piernas dándole la espalda para unirnos de nuevo.
Estábamos en la orilla de la cama, me tuvo que sujetar con más fuerza cuando mis movimientos se volvieron agresivos. Le sentía mordisquear mi hombro izquierdo y al abrir y cerrar los ojos rápidamente, esa maldita imagen de Chittaphon se atravesó en mis pensamientos.

Luché con todas mis emociones para sacarlo de ahí, pero creo que fue demasiado ya que después de un rato, Doyoung se corrió.

En ese instante y aún tomando mis caderas, hizo su cuerpo para atrás echándose en el colchón.

Tenía cierto sudor en mi frente, trataba de mantener mi respiración.

─No pude hacer mucho  ─le escuché decir.

─¿De qué hablas? Eso estuvo, wow  ─río y lo imité.

─Perdóname, no es la manera en que quisiera demostrarte lo mucho que vales como para que sigas a lado de ese idiota y siga lastimando tu precioso cuerpo. Después de lo ocurrido aquí, entenderás que se me hará imposible dejarte

─¿Realmente me quieres?  ─le miro cuestionante al levantarme. También se pone de pie y frente a mi.

─Me perdí desde la primera vez que te vi. Pero puedo darte el tiempo que necesites para que me consideres en tu vida. No haré nada a la fuerza, odio eso

Cierro los ojos y agradezco dejando otro beso sobre sus labios.

─¿Puedo pedirte un favor?  ─asiente al tiempo en que toma un mechón de mi cabello y lo echa para atrás.  ¿Me dejarías dormir ésta noche aquí?. No tengo ganas de volver

─Encantado de tenerte conmigo




***




Tengo tres llamadas perdidas de Chittaphon. La última es de hace quince minutos.

Tomo el móvil y voy al baño.
Son las dos de la mañana, me sorprende que a ésta hora me marcará.

Al primer tono me responde, me llena de pánico su voz.

─¿Dónde estás?

─Pasando la noche con una amiga, el trabajo es muy pesado

─Iré por ti ahora

─No, mañana nos vemos

─Me estás diciendo la verdad, ¿no?

─No tengo razones para mentirte. Te llamo al amanecer


Hago mis necesidades y vuelvo a la cama.
Guardo el móvil debajo de la almohada, debo asistir a clases temprano también.
Me ordenó descansar y dejar de pensar en que Ten pueda enterarse de lo que acabo de hacer.
Por inercia sonrío al ver lo tierno que se mira Doyoung dormido.
Es todo un ángel.
Debería comenzar a apreciar más su presencia cerca de mi.




Aplaudo cuando veo panqueques frente a mi al despertar.

─¿Qué es ésto?

─El desayuno, pero date prisa porque debes ir a tu casa antes para cambiarte e irnos al colegio

Veo la hora y hago caso a lo dicho.
Le he pedido también que no me acompañase, conociendo a Ten era mucho muy probable que quizá me estuviese esperando afuera.

Y como bien lo dije, su auto está estacionado frente a mi casa.

Sale de inmediato. Me detengo y va hacia mi solo para besarme con mucha fuerza.

─Vayamos a desayunar

─Debo ir a clases, Ten

─No pedí permiso, debemos hablar de algo importante

Accedo nuevamente y subimos al auto.

─Antes que nada, ¿podrías esperarme a que me duche y cambie mi ropa?

─En el camino te compraré algo y esa ducha la tomaras conmigo

No digo más, sólo veo como enciende el auto. Mando un texto rápido a mis padres, sólo para que supiesen que seguía viva.

─¿Qué es lo importante?

─Iremos de viaje

─¿Qué?

─Lo que has escuchado, nos vamos de viaje mañana

Chittaphon Project  [Vol. I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora