Uno.

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Íbamos a la casa nueva, estaba en un pequeño pueblo en las afueras de la ciudad. Dejé a mis viejos amigos y mis recuerdos atrás, mis padres estaban en los asientos de enfrente hablando sobre la nueva casa. Según mi padre era grande y hermosa. Además de que íbamos a tener nuevos vecinos cerca. Miraba por la ventana, hace horas que había dejado de ver edificios y carreteras. Ahora todo era vegetación, con muchos árboles alrededor.

Seguimos el camino hasta que  las luces del pequeño pueblo comenzaron a estar presentes. Las casas comenzaron a rodearnos, se veían muy hogareñas.

-Ya casi llegamos Key - dijo mi padre mirándome por el retrovisor.

Le devolví la mirada, él estaba sonriendo.

-Genial - dije tratando de no sonar muy desanimada.

-Vamos querida, ya verás que te va a encantar vivir aquí. - dijo mamá volteando a verme.

-Si, supongo. - volví a mirar por la ventana.

Al llegar a la casa nueva vimos a la mudanza bajando nuestras cosas y metiendolas. Nosotros llegamos tarde ya que tuvimos que parar un par de veces porque mi mamá comenzó a sentirse mal. Me sentía egoísta, ellos estaban haciendo lo mejor para que yo no me sintiera tan mal de haber cambiado radicalmente nuestra vida.
Bajé del auto junto con mi mochila, la casa no se veía mal, solo un poco vieja pero fuera de eso, estaba bien. Para entrar teníamos que subir tres pequeños escalones, el pórtico tenía un sillón-columpio, también había una ventana en cada lado de la puerta. Entré, la casa estaba demasiado grande para nosotros tres pero supongo que era porque estaba vacía, nos faltaba desempacar muchas cosas. En el lado derecho estaban las escaleras que daban a segundo piso.

-Anda, ve y elige la recámara que quieras. - mi padre estaba a un lado de mi moviendo las llaves con su mano. Siempre hacía eso, era como un tic o algo.

Subí las escaleras de madera, algunos escalones rechinaban pero no le di importancia. Había un pequeño pasillo que se extendía en la izquierda. Inmediatamente me dirigí a la última puerta. El cuarto era espacioso, tenía una ventana que daba en la parte de atrás de la casa, al final de la recámara, me dirigí hacía ella y traté de abrir la ventana pero estaba muy atorada. Después de un rato simplemente la dejé. Coloqué mi mochila en el suelo y caminé alrededor de la habitación. No estaba nada mal. Unos minutos más tarde bajé las escaleras, los chicos de la mudanza ya se habían ido. Mis padres estaban sentados en el sofá, el cual no estaba acomodado.

- ¿Que tal te fue en tu elección de habitación? - dijo mi mamá mirándome demasiado alegre. Al parecer a ella le había encantado la casa nueva.

- Me fue bien, encontré uno al final del pasillo. Aunque la ventana de ahí no abre muy bien. - mis papás se hicieron a un lado del sillón café y me indicaron que me sentara en medio de ellos. - ¿No deberíamos desempacar?.- dije al verlos tan tranquilos.

- No te preocupes por eso ahora, ya habrá tiempo. Ahora relájate. - dijo mi papá a mi lado.

- Mañana será tu primer día de escuela. Necesitas descansar.

- Bien. - dije y me acomode entre ellos dos.

- ¿Qué te pareció la casa? - dijo mamá.

- Es linda. 

- Iniciaremos una nueva vida, y será muy divertido ya lo verás.  - mi papá soltó una carcajada al ver mi expresión. Mi mamá era asi, muy hiperactiva y llena de vida. Eso me gustaba de ella, nunca te aburrías si estabas a su lado. Era joven y hermosa. Su pelo era muy corto, hace unos meses se lo había rapado por completo, y le había crecido un poco, lo cuál hacía que se notara su tatuaje de una mariposa en el cuello. Ella adoraba las mariposas.

Mi padre siempre veía lo divertido en la vida, siempre encontraba la manera de hacerte reir. Y yo, bueno no era divertida, ni hiperactiva, pero ellos lograban que viera la vida de otra manera.





Flash back

Regresaba de la escuela, al entrar percibí un delicioso aroma. Mi estómago comenzó a gruñir. Fui a la cocina, el olor invadía mis fosas nasales. Me detuve al ver a mi mamá paseándose de un lado al otro tarareando una canción. Pero eso no era lo que me había sorprendido, ya que ella siempre tarareaba una canción cuando horneaba o cocinaba. Lo que me sorprendió era verla totalmente rapada. Su hermoso cabello había desaparecido.

- ¿Qué le pasó a tu cabello? - volteó con una sonrisa enorme.

- ¿Te gusta?. Me lo corté esta mañana. - dijo como si fuera lo más normal del mundo.

- Si....es solo que me sorprendió.

Sus ojos azules resaltaban más y pude notar algunas ojeras debajo de ellos.

Yo no fui la única sorprendida con su corte de pelo. Cuando papá llegó de trabajar también se quedó mudo.

- ¿Pero qué. ...? - dijo al verla.

- ¿Te gusta? - dijo mi mamá levantándose y caminando con precaución hacía él.

- Es....es..  - la miró por demasiado tiempo. - Precioso. - dijo finalmente.

- ¿Enserio? - dijo enarcando una ceja.

- Si, te ves hermosa. - se acercó a ella y la besó.

- Amm...sigo aquí. ¿recuerdan?.- dije haciendo una mueca.

Se separaron sorprendidos y comenzaron a reírse.

Fin del Flash back.




Mis padres me abrazaron, y me dieron un beso en la mejilla. Nos quedamos hablando sobre las flores que mamá quería poner en la nueva casa.

- Llenaremos toda la casa de flores, de vida. - dijo mi mamá con un brillo en los ojos.

- Grace, debes de tomar las cosas con calma. - dijo mi padre algo preocupado.

Sabía que cuando mi mamá se ponía así era muy difícil pararla. Era como un torbellino.

- Lo sé, lo sé. Sólo estoy soñando.  No me puedes culpar por ello. Aunque eso no quiere decir que dejaré esa meta sin cumplir. Y ustedes me ayudarán.

Después de una gran charla sobre flores y otras cosas. Mi padre y yo instalamos mi cama al fondo de la habitación. Mientras mi mamá desempacaba colchas y almohadas. Subimos algunas cajas a mi habitación en donde se encontraba mi ropa y mis cosas de la escuela. 

Este iba a ser un nuevo comienzo.

Hasta mi último latidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora