Diez.

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Sally, Elena y Clara vinieron a mi casa, ya que el punto de partida iba a ser desde mi casa. Los chicos iban a venir por nosotras, mi mamá preparó comida para todos, le estábamos ayudando a empacar la comida y meterla en canastas.

- Señora, ¿cómo conoció a su esposo? - preguntó Sally. De pronto todas estuvimos atentas. 

- Nos conocemos desde el Instituto. Me acuerdo que ni él ni yo éramos muy sociables. Yo me encerraba en el salón de arte para pintar. Y él se metía en la biblioteca. 

- ¿Mi papá en una biblioteca? - dije. No lo imaginaba en una biblioteca.

- Si, aunque no lo creas él era muy dedicado a sus estudios. Y bueno ya nos habíamos visto, teníamos clases juntos, recuerdo que nos hablamos por primera vez porque él era pésimo en la clase de arte, iba a reprobar y se estaba peleando con la maestra, yo iba a entregarle el trabajo final así que escuche cuando discutían. La profesora al verme tuvo la gran idea de ponerme como su tutora temporal y bueno ahí comenzó toda la historia.

- Me encanta escuchar ese tipo de historias y saber que desde el Instituto lo conoció y ahora están juntos - dijo Sally emocionada.

- Esa emoción me hace pensar que alguien te gusta - Dijo mamá

- La verdad si. Hay un chico que me gusta desde el segundo año.  - la miré sorprendida, ella no me había dicho nada de ningún chico. Elena puso los ojos  en blanco y Clara, bueno ella estaba  callada.

- Y quien es el afortunado - preguntó mamá.

Sally sonrió y justo cuando iba a hablar  entraron a la cocina los chicos Alexis, Ricardo, Matteo y Gonzalo. Saludaron a mi mamá y después a nosotras, poco tiempo después llegó Ian con mi papá.

- Bueno tenemos que irnos ya. - dijo Matt.

- Oye Key, tu padre es súper - dijo Ricardo. Sonreí, con Ian no era tan "super". Lo miré y me guiño el ojo. Me ruborice de nuevo. Aún me acordaba del beso que nos habíamos dado ayer. ¿Habrá significado algo para él también?

- Tienen razón ya debemos irnos, - Dijo Sally, tomó una canasta y salió. Los demás chicos también tomaron algunas cosas y salieron de casa.

- Cuidate hija. No llegues tan tarde - dijo mamá.

- Si mamá llegaré temprano.

- No hagas cosas locas que no hiciera yo - dijo papá y me guiño el ojo.

Reí, y salí afuera. Había dos camionetas y se estaban repartiendo lugar. Una era de Ian.

- Key a ti te toca conmigo. - dijo Ricardo, me tendió la mano y se la acepté. - en el copiloto. Bonita. 
Me sentí extraña que se refiriera a mi de esa forma, pero no dije nada al respecto. Subí al copiloto y Ricardo al otro lado. Atrás de nosotros iba Clara y Matt.

- ¿La camioneta es tuya? - dije abrochandome el cinturón.

- Si. Cuando quieras fugarte conmigo solo llámame.

- No le hagas caso Key.  - dijo Matt detrás.

Ricardo le enseñó el dedo de en medio por el retrovisor a lo que Matteo y yo nos reímos.

- Todo lo que dije es completamente cierto, bonita. - dijo Ricardo sonriendo. Volteó a verme por un segundo

- Oye viejo los ojos al frente, ¡nos vas a matar!. - dijo Matteo.

Después de eso, el trayecto fue más calmado. Aunque no pasaba por desapercibido las miradas furtivas que me daba Ricardo. En aproximadamente veinte minutos llegamos a una playa.

Hasta mi último latidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora