Diecisiete.

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La verdad es que me arrepentí de salir de la escuela a escondidas, nunca había hecho este tipo de cosas. A Daniel se le había ocurrido la grandiosa idea de venir a los bolos.

— Bueno, ya estamos aquí.

— No puedo creer que esté aquí en horario escolar.

— ¿En serio nunca lo habías hecho?

— No.

— Awww eres niña buena.

Notaba burla en su tono de voz, le saqué la lengua como niña pequeña y el rió.

— Tomemos una mesa. —dijo dándose la vuelta y haciéndome una seña para seguirlo. — ¿Quieres comer o algo de tomar?

— No tengo hambre. Pero se me antoja un jugo de naranja.

— Perfecto.

— Espera!, deja te doy dine.....

— No, no, no!. ¿Quién te invito para distraerte y que te sientas mejor porque es una buena persona?

Enarque una ceja. — Ammm... —Daniel, entre cerró los ojos. — Bien tu, pero...

— Nada de peros. Ahora vuelvo.

Me quede sentada viendo como iba en dirección a las bebidas, era extraño como es que Daniel de repente era muy burlón y molesto y otras veces era así, se podría decir que un poco lindo y divertido. Conocer esa faceta de él me gustaba.

Miré hacía otra mesa donde estaba una chica al parecer con su novio, se veían muy lindos juntos. Suspire. ¿Pero que me pasaba?. Yo no era así.

— !Listo!

La voz de Daniel me sacó del trance en el que me encontraba.

— Gracias. —dije.

Me sonrió en respuesta.

— ¿Siempre te escapas en clase? —pregunté.

— Aveces, otras ni siquiera entro a la escuela. —dijo encogiéndose de hombros, como si fuera lo mas normal del mundo.

— ¿Y, como es que no repruebas?

— Bueno, mis padres hacen "donativos voluntarios" a la escuela.

— Eso explica muchas cosas.

— Oye no soy tan malo como parezco.

— No dije que lo fueras.

— ¿Sabes? Sally se lo pierde, yo quisiera tener una amiga como tu, tan real, y desinteresada.

— ¿No los tienes?

— Pues, no lo se. Desde que era pequeño los demás sólo me hablaban por mis padres y su dinero. Y ahora solo lo hacen para hacerse populares.

— Bueno, y tal vez si cambiaras un poquito tu actitud.

— ¿Pero que tiene mi actitud?

Lo miré incrédula.

— Bien, tal vez aveces soy un poco desesperante. Y un poco creído, y gruñón. —reí.

— ¿Te ríes de mis defectos? —dijo frunciendo su ceño.

— No, es solo que, el verdadero tu me agrada. Deberías dejarlo salir mas a menudo.

— Entonces, ¿amigos? —me tendió la mano.

— Amigos. —dije mientras estrechaba su mano.

Pase las siguientes tres horas en los bolos con él, después de eso me dirigí a casa.

Al otro día en el pasillo me encontré con Elena y Alex. Estaban hablando muy serios.

— Hey, chicos que ocurre.

— Keyla necesito que seas sincera conmigo, me caes muy bien enserio pero Ian ha sido mi amigo desde que éramos pequeños.

— ¿De que hablas?

— ¿porqué ilusionaste a Ian?

— ¿Qué? —dije.

— Ok, basta, Keyla no ilusionó a nadie. —dijo Elena algo molesta.

— Entonces expliquenme como estuvo eso de que Ian le dijo a Keyla que le gustaba y ella correspondió y después de repente ella le deja de hablar.

— Alex, no permitiré que le eches toda la culpa a Keyla.

— Elena tiene razón, aquí quien jugó conmigo fue Ian, él se le declaró a Sally al mismo tiempo que a mi. Y se aprovechó de lo que las dos sentíamos por él, ni siquiera le importó que nosotras somos amigas.

— Espera, espera. De que hablas 
Ian jamás le dijo a Sally que le gustaba.

— ¡Lo sabia!. Todo fue mentira de Sally. —exclamó Elena.

— No, debe haber una explicación lógica para esto. —dijo Alex.

No lo culpaba, a él le gustaba Sally, y además ella era mi amiga. Seguro había explicación para todo esto.

**Ian**

Raúl, Ricardo y yo platicabamos en la cancha, ellos estaban muy animados por el baile de primavera que se acercaba, ya que en el pueblo era tradición que se pusiera una feria, con mucha comida y juegos por rodas partes.
Alex se acercó a nosotros pero se veía molesto,

— ¿Qué es lo que te ocurre Ian? —espetó.

— Emmm..... Para empezar no entiendo de que hablas.

— Hey tranquilos chicos —dijo Ricardo tratando de calmar la tensión.

— Pero si yo estoy bien. —dije sin comprender que era lo que pasaba.

— ¿Te gusta Sally?

— No. Oye enserio estas muy raro.

— Y si te digo que te le declaraste a Sally.

— ¿Que?. Eso nunca ocurrió, yo a Sally la veo como a una hermana. ¿Ya me puedes decir que está pasando?

— Ni yo lo se con exactitud, creó que ya se porque Keyla estaba molesta contigo. Al parecer Sally le dijo que tu te le habías declarado.

Frunci el ceño, me di la vuelta y comencé a caminar. Busqué por los pasillos hasta que la vi sacando libros de su casillero.

— Sally, dime por favor que no es cierto.

Me miro como si no comprendiera.

— ¡Ian! —grito Alex tras de mi para después ponerse a un lado mio.

— Ahí estas, no puedo creer lo que has hecho —dijo Elena con Clara y Keyla a su lado.

— No se que es lo que quieren pero tengo que ir a clase.

— No, tu no te vas de aquí hasta que digas la verdad.! —dijo Elena  poniéndose. Frente a ella.

— Sally ...... T-u me engañaste? —preguntó Keyla con la voz temblorosa.

Sally la miró de una forma extraña.

— No era justo Keyla, que tu te quedarás con el chico que me ha gustado desde siempre, acabas de llegar y ya tienes un alboroto alrededor de ti. ¿Como crees que me sentí?. —dijo Sally mirando a Keyla a los ojos, Elena se veía muy molesta y Keyla tenia los ojos llorosos, yo estaba impactado, nunca la había escuchado hablar así — A unos meses de aquí ya tenias a todos a tus pies, los más populares te respetan, Los chicos que me gustan se fijan en ti. Y ni siquiera tienes nada de especial. No te soportó Keyla y a ustedes tampoco, ¿que no se dan cuenta?. ¡La tienen en un pedestal!.

— Tal vez porqué ella es mucho mejor persona que tú. —dijo Clara.

Sally volteo a verla con desprecio. ¿Que le sucedía?

Miré a Keyla de nuevo y ella salió corriendo del pasillo.

— Sally tu no eres así —dije.

— Siempre ha sido así Ian. —dijo Elena. —Vamonos Clara no tiene caso seguir aquí.

Me fui de ahí para poder alcanzar a Keyla, escuchando a Sally llorando y a un Alex consolándola.

Hasta mi último latidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora