Once.

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Miré el reloj, estaba llegando muy tarde a la escuela, habitualmente no me pasaba pero nos habíamos quedado dormidos mis padres y yo, los días eran agotadores. 
Llegaría tarde a mi primera clase y eso no me gustaba en lo absoluto, yo era muy responsable en ese aspecto.

— Hola Key —miré a Raúl que me seguía el paso.

— Hola.

— Al parecer no soy el único que llega tarde a la escuela.

— Es la primera vez que llego tarde a la escuela.

— Siempre hay primera vez para todo. —me guiñó el ojo. Reí se veía algo cómico. — ¿Que clase te toca?

— Creo que Literatura.

— Tienes suerte, a mi me toca Química —dijo haciendo una mueca — Odio química.

— ¿Porque? Es interesante.

— Claro, tal vez para ti. Pero yo no entiendo ni una mierda.

Negué con la cabeza.

— Tengo que entrar.

— Nos vemos luego Key.

Entrar al salón era fácil, de no ser por la llamada de atención que el profesor me dio. Me lo merecía ya era muy tarde. Le pedí mil disculpas de las que seguramente ya estaba acostumbrado. Solo había un asiento en la parte de atrás justo a un lado de Ian. Respire hondo y me dirigí hacia allí.

— Chica mala —susurró Ian a mi lado. Lo golpeé suavemente en el hombro y Sonreí.

Escuchamos lo que el profesor tenía por decir, después nos explicó un poco más sobre el trabajo que haríamos no sólo lo íbamos a entregar en escrito si no también lo íbamos a presentar oralmente. Después de ello nos dio algún tiempo para reunirnos con nuestra pareja para hablar sobre el trabajo.

— ¿Y bien?

— Pues he avanzado algo, si quieres podemos revisarlo.

— Me parece bien, chica mala.

— Ya deja eso. Soy una niña buena. —le saqué la lengua.

Soltó una carcajada, todos voltearon a vernos y yo me puse roja. El profesor nos pidió bajar el volumen.

— Ves lo que provocas chica mala?

— No fui yo la que soltó una carcajada.

— Pero fue por tu culpa. —negué con la cabeza. —tenemos que trabajar. —tomó algunas hojas que yo había sacado de mi mochila y comenzó a leerlas. Me daba un poco de pena que viese mi letra y mis garabatos. Así que me concentré en otra cosa.

— Casi lo olvido, —sacó un cuaderno de su mochila y me lo dio. — ahí viene mi parte. Volvió a poner su atención en mis hojas. Abrí la libreta

— Key... Lo de ayer  —alce mi vista para observarlo. — Yo quería...

— ¡Bien chicos!, mañana quiero un pequeño adelanto del trabajo. Sólo para asegurarme de que les importa algo pasar mi materia.

Todos comenzaron a quejarse y poner excusas, Ian y yo nos miramos, ¿Qué tenía para decirme?. La clase ya había terminado, todos recogieron sus cosas y comenzaron a salir del salón. Ian tomó mi brazo.

— Por favor, solo necesito saber que piensas sobre lo que te dije ayer. Creeme que no pude dormir toda la noche por eso.

— Yo... No se que decir.

— La verdad, dime lo que piensas Key.

Vi su cara, no se veía ni una chispa de burla en ella o algo por el estilo. Quería gritarle que si, que desde el primer momento en el que lo vi me gustó muchísimo. No sabía cuánto tiempo me había quedado callada, estaba hecha nervios.

— Ian... También me gustas. —su cara cambio, esbozó una hermosa sonrisa. — pero debo decirte algo. Yo no tengo mucha experiencia en esto. No soy como Nancy o como otras chicas y...

Fruncio en ceño.

— Keyla no quiero que seas como otras chicas. Me gustas tal como eres.

Sonreí. En este momento ya estaba atontada por él.

— ¡Key! —escuche en la lejanía — Key, tenemos que ir a clase —Ian y yo miramos la puerta, Sally me veía con muy mala cara.

— Cierto otra vez llegare tarde..

— Las acompaño —dijo Ian sonriendo.

Salimos del salón los tres, Sally estaba un poco seria. Supongo que estaba enojada porque no había ido con ella cuando terminó la clase.

— Ian si nos acompañas llegaras tarde a tu clase. —dije mientras Caminábamos en el pasillo.

— Soy atleta llegaré rápido.

Por suerte llegamos justo a tiempo, el que me preocupaba era Ian. Era la clase de Historia.

— ¿Sally estas enojada conmigo porqué te dejé esperando?

— No, tranquila. Sólo estaba pensando. Oye hoy podemos ir a tu casa. Necesito una charla de chicas.

— Claro.

Miré mi libreta, las manos me picaban porque querían pintar. Necesitaba hacerlo ahora, pero seguro me ganaría un castigo por parte de la maestra. Mis manos comenzaron a mover el lápiz rápidamente ¿Qué me pasaba?. Era obvio que lo que me ocurría tenía nombre y ese era Ian Tomsom. Estaba emocionada por lo que Ian me había dicho.

Fuimos a la cafetería, encontramos a Elena sorprendentemente hablando con Clara. Pero al llegar se callaron.

— Hola chicas.

Elena miraba a Sally muy enojada.

— ¿Podrías dejar de mirarme así?

— No, y tu sabes porque lo hago.

— Chicas tranquilas. —dije tratando de que no se pelearan, de nuevo. Alguien carraspeo detrás mio. Volteé para ver quien era y me sorprendí demasiado.

— Hola, Keyla.

— Nancy.

— Yo sólo quería disculparme por lo que dije en la fiesta. Se que tal vez te ofendí y a tus amigas también —dijo mirando a Elena y Sally, las cuales estaban demasiado sorprendidas. —Así que lo siento chicas. —sus otras amigas aparecieron en ese momento. — debo irme. —se dio la vuelta y se fue moviendo las caderas. Hasta yo me había quedado sin aire.

— ¿Es en serio? —dijo Sally.

— Al parecer si —dije sin más.

— Pues yo no le creí nada. Para mi que esas traman algo.

— Tal vez se disculparon de verdad. —dije.

— No lo creo.

— Wow —las tres volteamos a ver a Clara y comenzamos a reír.

*******

Estábamos comiendo pasitas con chocolate en mi recámara. A Sally le encantaban. Al parecer íbamos a tener una charla muy intensa ya que yo le quería contar sobre los acontecimientos con Ian y ella iba a contarme sobre el chico que le gusta.

— ¿Y bien? Que pasó con el chico misterioso. —pregunté mientras me metía cinco pasitas a la boca.

— Pues... Ya di el primer paso, le dije hoy lo que sentía.

— ¿Y que pasó?

Sonrió.

— Me correspondió, me dijo que yo también le gustaba. Y justo al final de todo me dio un pequeño beso en los labios. —dio un suspiro — estoy tan enamorada de ese chico.

Me sentía tan feliz por ella, en serio se veía feliz.

— ¿Y me dirás quién es el chico misterioso? —pregunté con curiosidad. Sonrió aún más, se sentó en la cama y suspiró de nuevo. Bien ya me había dado más curiosidad.

— Es... Ian Tomson.

¡¿Qué?!

Hasta mi último latidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora