Estábamos todos sentados en la pequeña mesita, nuestros padres habían pedido bebidas y estaban platicando muy cómodamente, yo apenas y entendía algo de la conversación. Daniel me miraba con intriga y yo trataba de ignorarlo. ¿Porque justo ahora me lo tenía que encontrar?. Desde ese día de la fiesta, casi no lo había visto y además no tuve una buena impresión de él.
Miré a Daniel por un momento y a eso hizo que el ensanchara su sonrisa, voltee a otro lado sonrojandome.
— Key ¿por qué no vas con Daniel a traer nuevas bebidas? —mire a papá sorprendida, ¿él me estaba diciendo que fuera con un chico?. Daniel escucho la propuesta de papá y se levantó de inmediato.
— Por supuesto que yo la acompaño señor Robinson.
Frunci el ceño, ¿Qué pasaba aquí?. Me levanté de la silla sin entender del todo y caminé hacía donde vendían bebidas.
— No imaginé encontrarte aquí —dijo Daniel detrás mio.
— Creeme que yo tampoco.
— Desde el día de la fiesta no había tenido la oportunidad de hablar contigo.
No recordaba haber mantenido una conversación con él pero no dije nada.
Llegamos al puesto y nos formamos en la fila, un grupo de chicas estaba adelante de nosotros y miraban a Daniel cómo si fuera un postre, él también las miraba con una sonrisa de engreído, por un momento me sentí incómoda.
— ¿Y que vas a querer? —pregunté a Daniel, pero la pregunta la formulé mal.
— Pues, un beso no estaría mal.
— Que gracioso, hablo de bebidas.
— Uh, no lo se.
Gruñi con demasiada frustración.
— Ok, entonces para ti nada.
— Mejor yo pido las bebidas —dijo él poniéndose frente a mi.
— Yo me formé primero
— Pero yo soy más alto que tu —dijo como respuesta.
— ¡¿Y eso que tiene que ver?!.
— Pues, no quiero ofender pero no creo que alcances la barra para pedir las bebidas.
— ¿Disculpa? —¿se estaba burlando de mi estatura?, a pesar de mi aparente enojo, parecía divertido con mi expresión.
— Tranquila Keyla, sólo era una sugerencia.
— Yo puedo sola, gracias. —pase por su lado ya que éramos los siguientes, pedí las bebidas y cuando me las dieron miré a Daniel el cual estaba muy entretenido con las chicas de antes. — Daniel, serías tan amable de ayudarme a cargar las bebidas.
— Pensé que no querías mi ayuda. Estoy un poco acupado ahora.
— Bien lo hare yo sola.
No sabía como es que iba a cargar seis bebidas con pajilla yo sola pero lo lograría. Daniel apreció a un lado mio llevándose cuatro bebidas y dejándome dos. Quería matarlo, mi paciencia era escasa estando él enfrente. Llegamos a la mesa en silencio, Daniel tenía una sonrisa burlona en su fea cara, al parecer le divertía hacerme enojar. Me senté de nuevo a un lado de mi papá quien no dijo nada al ver mi expresión. Después de unos minutos mas de charla, los adultos decidieron jugar boliche.
— ¿Y, sabes jugar? —preguntó Daniel a un lado mío.
— No.
— Yo tampoco.