Quince. Parte 1/2

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***Sally***

¿¿Ian había ido a buscar a Keyla??

Pensé que no lo haría, pero al parecer Ian no se daba por vencido tan fácilmente. Sabía que a él le gustaba Keyla y que ella le correspondía, pero a mi también me gustaba Ian, y yo tampoco me daba por vencida tan fácilmente.
Además no era justo, yo conocía a Ian desde segundo grado y Keyla acababa de llegar. Yo merecía salir con Ian, aunque eso le costase sufrir un poco, que exagerados ¡apenas y llevaban tres meses de conocerse!, lo superarían rápido.

Vi a Keyla alejarse, ¿Que tenía esta chica que hasta Daniel había puesto los ojos en ella?. Sin duda no era justo. Digo ella no era nada fuera de lo normal, Clara dijo algo pero no la escuché, estaba pensando en que hacer ahora. Por un lado los pretendientes de Keyla serían de mucha ayuda.

— Sally.

— ¿perdón me decías?

— Te decía que ya es hora de entrar a clase.

— Cierto —entonces se me ocurrió una grandiosa idea. —Oye Clara, ¿podrías decirle a la profesora que me sentía mal y me enviaron a casa?

— ¿Pero porque? ¿Te sientes mal?

Agh, ¿porqué era tan entrometida?

— Algo así. Podrías hacerme ese favor.

—Claro.

— Gracias. Nos vemos luego.

Fui a mi casillero y guardé mis cosas, me asegure de que no hubiera nadie en la puerta de la escuela y aproveché para salir.

Después de media hora llegué a casa de Ian, hace mucho que no venía, estaba mucho más grande que mi casa. Respire profundamente antes de tocar el timbre. Esperé unos minutos antes de que su mamá me abriera.

— ¿Qué se le ofrece jovencita?

— Disculpe venía a ver a Ian, hoy no fue a la escuela y pensé que...

— Oh, pasa. —me hizo una seña para que la siguiera. Nunca había visto la casa por dentro, estaba maravillada. Era elegante, y a la vez hogareña. —¿Eres algo de mi hijo? —preguntó dubitativa.

— Una amiga. —dije y me sonrió.

—Gracias por preocuparte. La verdad es que yo también estoy un poco preocupada, últimamente Ian ha estado muy extraño y hoy se encerró en su recámara.

— Si, lo sé. Por eso vine.

—Bueno, acompañame. —siguió caminando hacía las escaleras y subió. ¡No puede ser!. Me llevaría hasta su habitación. Casi grité de alegría pero tuve que contenerme. ¿Que iba a pensar mi futura suegra sobre mi cordura?. Ella se detuvo en una habitación no muy alejada de las escaleras, tocó la puerta.

— Perdón por no preguntarte antes, ¿pero como te llamas?

— Sally, señora.

— Mucho gusto en conocerte Sally.

— Igual señora.

Ian abrió se veía muy adormilado, miró a su mamá y después a mi muy sorprendido.

— hijo Sally vino a ver como estabas. Yo bajaré y traeré unos bocadillos.

Su madre se dio la vuelta, se fue. Miré a Ian que aún me miraba sorprendido.

— Hola —dije.

—¿Que haces aquí? —pregunto.

— Yo vine a verte. Hoy no fuiste a la escuela y me enteré de que fuiste a casa de Keyla. Así que pensé que necesitabas una amiga.

— ¿No se supone que tu deberías estar en la escuela?

— Perdón, enserio pensé que necesitabas a alguien. Pero creó que me equivoque. Ya me voy. — di la vuelta y caminé unos pasos.

— Sally, espera yo.... Lo siento. No. Te vallas.

Sonreí y me di la vuelta.

— Tienes razón yo necesito hablar con alguien.

Me invitó a pasar a su recámara. ¡No podía creerlo!. Yo Sally hether estaba en la habitación de Ian Tomsom. Estaba muy emocionada.

— No se que pensar Sally. Fui a casa de Keyla, para tratar de arreglar las cosas pero ella solo me corrió de su casa.

— Ian ... ¿No te has puesto a pensar que tal vez Key no es como piensas?

— ¿A que te refieres?

— Pues, apenas hoy fuiste a su casa, y esta mañana en la escuela ella y Daniel estaban muy juntos y se daban sonrisitas.

— Tal vez Daniel la estaba molestando. Como hace con todos los que puede.

— Puede ser. Pero si ella ahora está detrás de Daniel, se me hace un poco injusto que ahora tu estés sufriendo por ella cuando no se lo merece.

— Es que no es posible que en pocos días a ella le guste Daniel.

— Tal vez se hablaban desde antes sin que nadie lo supiera. Ya vez como es Daniel.

— No. Keyla no es así. —dijo Ian sin terminar de aceptarlo, me acerqué a él y lo abracé.

— Tienes razón tal vez vi mal. No debí decirte esto.

— Esta bien. Tu solo te preocupas  por mi. Gracias Sally.

— Ya te dije que puedes contar conmigo siempre.

**Ian***

Sally y yo platicamos por un buen rato, hasta que me dijo que se tenia que ir. Bajamos las escaleras y mamá se asomó

— ¿Ya te vas?. ¿No quieres quedarte a comer Sally?

— Muchas gracias pero no puedo. Hoy hay audiciones para una obra en la escuela y yo adicionaré.

— ¿Enserio? ¿Sobre que es la obra?

— Romeo y julieta. Yo quiero ser julieta. Y quiero que Ian audicione para Romeo pero no quiere.

— Sería hermoso que Ian participara.

Ian se aclaró la garganta.

— No creo que sea necesario.

Sally se despidió de mi con un beso en la mejilla. 
Volví hacia donde estaba mi mamá.

— Es una chica muy amable.

— Si, lo es. —dije.

— ¿Y es ella la chica misteriosa de la que me has estado contando este tiempo?

— No madre, ella es sólo una amiga.

— ¿Y cuándo conoceré a la chica misteriosa? —inmediatamente Keyla me vino a la mente.

— Tal vez luego. —dije dándome la vuelta.

Subí a mi habitación sin saber en que pensar.

Hasta mi último latidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora