„ʇsǝʇɐǝɹƃ ǝɥʇ ǝɹ,ǝʍ ʇnq„
Roma ama el arte.
Roma ama la musica.
„ǝɹʌno˥ ǝɥ⊥ uı sn ƃuɐɥ ןן,ʎǝɥ⊥„
Roma tiene nombre de ciudad llena de arte, y ella lo sabe.
Roma vivió en EEUU durante tres largos años, donde estudió arte y siguió componiendo. Ahora vue...
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- ¿Puedo llevar gente?- Rosalya y yo hablábamos por teléfono mientras caminaba por las calles de mi antiguo barrio.
-Sí, pero con una condición.- a través de la línea pude sentir como Rosalya ponía los ojos en blanco.
-Siempre hay condiciones- se quejó.
-Tenéis que beber- dije mirando a mi alrededor.
-¡Oh! ¡Esa es una condición de Jim!- Exclamó ella, a lo que yo reí.
-Si, bueno, nos vemos esta noche- Me paré enfrente de un café que me llamó la atención, y no solo por su camarero coreano.
-Nos vemos esta noche, Roma- Rosalya colgó la llamada y yo me metí el móvil en el bolsillo a la vez que entraba a esa cafetería.
Justo en el fondo de la sala, tenían un corcho con carteles pegados, y uno de esos carteles, concretamente uno grande con colores negros y rojos que contenía la cara de la persona que había invadido mis sueños y pesadillas por un largo tiempo.
Crowstorm, o como lo llamaría yo; el nombre que Castiel siempre quiso para su banda sin incluirme a mí.
-Crowstorm presenta ¿Horns?- susurré.
¿Realmente Castiel nombró así al CD que ambos gravamos? ¿Realmente le puso ese nombre? Apreté los puños furiosa y observé más el cartel.
Todavía conservaba su pelo rojo, o por lo menos en el cartel, tampoco había entrado específicamente en su instagram para averiguarlo como hizo él. Ahora tenía los brazos tatuados. Había un par de alas, por lo que supongo que es un honor a Lysandro.
Reí sarcásticamente. No sé cómo se pueden seguir llevando después de lo que pasó el día que rompí con Castiel. El último día que le vi.
Pero había algo más, una frase con una firma.
Love is madness, darling.
-SHE
Era mi letra y la frase de nuestra canción. Y él con su letra firmaba por "ella". ¿Cómo podía ser tan cabrón?
-¿Te gusta Crowstorm?- habló una voz de hombre detrás de mí que me hizo poner los ojos en blanco.
-No- contesté de mala gana sin girarme.
-Ya veo, entonces te gusta Castiel.- Ahora me giré y miré al chico rubio que estaba delante de mí.
-Me gusta menos - miré detenidamente al chico delante de mí y fruncí el ceño, su pelo rubio y ojos ámbar me recordaban a alguien - ¿Nathaniel?
-¿Brigitte?- se veía sorprendido.
-¡Dios mío! ¡¿Dónde está mi delegado delgaducho?! - él comenzó a reír - ¿De qué te ríes?
