Hola, ¿cómo te encuentras hoy?.
Me parece que es adecuado preguntar para evitar seguir arrojando toda mi basura sobre el papel así como así, sin más.
Y ahora aquí te va otro recuerdo, porque hasta el momento es lo único que queda de los dos, estos recuerdos que acompañan a mi triste corazón roto.
Era día de cita random, así que me aventuré por patinaje sobre hielo y tú aceptaste dejando claro que fue idea mía y que de no ser porque me tocaba escoger (y porque me querías mucho), definitivamente no estarías haciendo aquello.
Siempre fue una de mis actividades favoritas, así que tenía bastante práctica a comparación de ti, qué tu experiencia más cercana había sido la película que vimos la noche anterior, aunque esa si la elegiste tú.
Tenías mucho miedo, sostuve tu mano en todo momento mientras entrábamos a la pista, me sujetaste con fuerza, quizá con un poco más de la necesaria pero no me importó.
Comenzamos a avanzar lentamente y fue entonces que te apretaste a mi lo más fuerte que pudiste. Traté de tranquilizarte dejarte ver que todo estaría bien, al final de cuentas yo era casi un maestro en el arte y además tu pareja, así que no iba a dejarte caer.
Apenas tomaste un poco de confianza y te sentiste todo un dios del patinaje, fue un poco gracioso considerando que mientras presumías te caíste, lo siento pero tenía que mencionarlo, ¿cómo iba a olvidarlo si gracias a eso no podía parar de reír?.
Te levantaste enojado, con mi ayuda y luego me empujaste y yo fui quien estaba en el suelo ahora y fue tu turno de reír.
Nos divertimos tanto, estábamos riendo y comenzaste a cantar la canción de frozen, lo cual de no ser porque solo estábamos nosotros habría llamado completamente la atención, aunque sin importar que fuese un poco ridiculo para mi fue completamente mágico.
Poder tomar tu mano, compartir una de mis pasiones contigo, hablar y reír, eso era lo que siempre quise aún si antes no lo sabía.
La estábamos pasando de maravilla, de verdad. Tú siempre supiste hacerme feliz hasta el día en que me dejaste, porque desde entonces no hay nada que pueda hacerme sonreír si no es tu recuerdo.
Salimos de ahí, hambrientos y dispuestos a devorar lo que nos pusieran enfrente... o quizá no pero si hambrientos.
Tenias una fascinación por el sushi, entonces entramos al primer lugar que vimos y fuimos directo a sentarnos. Pasaron algunos minutos y luego ordenamos y por amor de Dios, ¿que tan difícil es hacer sushi?, porque para mi la espera fue una eternidad, aún cuando el tiempo a tu lado parecía volar.
Parecía que buscabas venganza por llevarte a patinar, pues yo era un asco con los palillos y tú un gran experto, que se rió de mi cuando intentando tomar un pequeño rollo hice un desastre y termine usando mis dedos.
Siempre ame las citas contigo, éramos espontáneos y nos dejábamos llevar, nunca era aburrido estar a tu lado, nunca podría cansarme de ti.Ni el frío invierno puede congelar mis recuerdos, B.
ESTÁS LEYENDO
El día en que te perdí. (Versión cartas).
Roman pour AdolescentsLa tragedia envuelve la dramática historia contada a través de las cartas.