Capitulo XXVI. Intentemoslo

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ALBA's POV

- Nat yo no se como ayudarte a que puedas olvidar esas dudas o apaciguarlas pero si puedo estar contigo, así como ahora y tal vez intentarlo un poco más. No tengo miedo a tu padre, ni nada porque quiero estar contigo.

- Yo también quiero estar contigo Albi.- Un mes y medio y seguía derritiéndome cada vez que escuchaba ese apodo salir de su boca.

- Me gustas muchísimo.- Dije para luego levantarme y volver a sentarme a horcajadas suya en el sofá.

- Y tu a mi cielo.- Sonreímos y sentí como se abrazaba a mi cuerpo, por lo que me dejé estar alrededor de sus brazos.

Nos quedamos así, abrazadas por lo que pudieron haber sido cinco minutos. Sin hablar, solo abrazadas respirando tranquilamente.

- Es por tu padre que decidiste trabajar en lo que trabajas?.- Pregunto curiosa.

- Pues, en parte quizás.- Dijo aún en el abrazo para luego aflojar un poco el agarre.- Yo y mis hermanos debemos encargarnos en algún momento de las empresas, mi padre la dirige desde California y yo me he quedado con la de Madrid. Mis hermanos aún están estudiando para luego tomar posesion también.

Me explicaba tranquila al mismo tiempo que jugaba con mi cabello y me miraba siempre al hablar.

- Y que es lo qué haces en la empresa? No me malinterpretes Nat.- Volví a hablar antes de crear un ambiente confuso.- Solo que nunca me has hablado de eso y me gustaría conocerte más.

- No te preocupes cariño.- Sonrío y dejo un casto beso en mis labios, para seguir hablando.- De momento soy VP y CEO de la empresa Lacunza SZ, me encargo de la empresa aquí en Madrid de informar a los agentes externos sobre los cambios, la toma de decisiones y también toda la gestión de personal; como vicepresidente toda la responsabilidad de la empresa aquí recae en mi. Es complejo, pero si.

- Suena agotador como has dicho anteriormente.- Dije jugando ahora yo con el cuello de su camisa de seda color champagne.

- A veces lo es.- Afirmó concentrada.- Con respecto a lo otro, luego del acontecimiento con mi ex novio, me metí de lleno en los negocios con mi padre para distraerme y termine tomándole mucho interés, luego de unos años trabajando con él decidió dejarme encargada de la sede aquí, en Madrid.

- Ha sido esa también una buena forma de escaparse de los compromisos?.- Pregunte y ella sonrió pícara.

- Y esa pregunta a qué viene?.- Nuevamente me cogio de la cadera pero esta vez acercándome más a ella.

- Simple curiosidad.- Dije sonriendo y rodeándola con los brazos.- Es cierto no?

- Pues si, ha sido una buena forma de mantenerme ocupada siempre. No dejaba lugares a esas cosas y siempre tenía la excusa perfecta para desligarme.

- Asi que.- Me moví un poco y pude notar lo que eso ocasionó por la forma en la que Natalia aumentó la presión en su agarre en mis caderas.- Debo preocuparme cuando me dices que.- Me acerque a su odio y susurre.- Tienes reuniones o mucho trabajo y no puedes salir conmigo?.

- Alba.- Mi nombre, en apenas un gemido disfrazado de susurro.

- Dime cariño?.- Esta vez moví mis caderas con un poco más de fuerza, amaba ver sus reacciones.

- Guapa.- Dijo firme y en un momento de distracción sentí como cogia mi cabello en una coleta y la tiraba hacia atrás.- No comiences algo que luego no vas a terminar.- Dijo con el semblante serio.

Esta de más decir que en ese momento todo dentro mío comenzó a sonar en forma de alertas.

- Y quien dice que esa es mi intención?.- Jugué también esta vez chocando mi cadera con la suya y sujetándome fuerte de su nuca.

Comenzamos así un juego de gato y ratón, ninguna tenía intención de ceder el poder a la otra y esa era la cuestión que terminaría con ambas.

- Mi.. Mierda.- Senti como Natalia gemía en mi odio justo luego de chocar nuevamente nuestras caderas con brutalidad.

Nos besábamos de forma desesperada, como si tuviéramos los segundos contados, la temperatura subía a niveles estrepitosos

- Mmm Nat.- Susurre al sentir como la morena se deleitaba con mi cuello y seguía empujándome hacia ella cogiendome del culo.

- Vamos a la habitación nena.- Dijo y aunque quisiera con todas mis fuerzas parar porque es lo que mi razón decía, mi cuerpo pedía a gritos el suyo.

En un abrir y cerrar de ojos Natalia se levantó del sofá conmigo alrededor de sus caderas, me tomaba con tanta delicadeza y al mismo tiempo con tanta fuerza que sentís todo mi ser hervir.

Chocamos contra la primera pared y al sentir la pared dura contra mi espalda, no pude evitar arquearla.

Sentí la lengua húmeda de Natalia recorrer todo mi cuello hasta mis clavículas, el cambio de sensación entre dolor y placer cada vez que mordía y luego lamía y pasaba su labio mojado por aquel lugar me estaba volviendo loca.

- Dios, me encantas.- Dijo con la voz ronca y fue el inicio del fin para mi.

En un pequeño salto logre quedar nuevamente en el piso para cogerla del cuello de la camisa con la que antes jugaba para empujarla ahora contra la pared con brusquedad.

- Alba, no sabes lo mojada que estoy.- Me cogio de la mandíbula para atraerme a su boca y nuestras lenguas comenzaron a luchar por quien tenía el control.

Me separe de ella, no sin antes escuchar una sonora queja que ignore para comenzar a desabotonar la camisa lentamente, a pesar de que me moría porque desapareciese, me tome el tiempo necesario para rozar su piel con cada botón desprendido.

- Eres tan jodidamente sexy.- La mire y no pude quedarme embobada viéndola.- Tu siempre estas así de preparada o llevas esta clase de lencería siempre?

Ella rió por lo bajo y pude ver como sus mejillas comenzaban a enrojecerse hasta tornarse de un rojo ligero.

- Y si te digo que siempre llevo este tipo de ropa interior?.- Jugo conmigo para luego meter sus dedos en la cintura de mi pantalón y estirarme para chocar con su abdomen ya expuesto.

- Dios, olvídate de las películas y cocinar.- Dije a centímetros de su boca, me acerque aún más y rozándole los labios húmedos continue.- Una vez que te haga mía, no volverás a desaparecer.

El gemido salió de lo más profundo de su garganta directo para ser ahogado en mi boca.

Comenzamos nuevamente la lucha, entre besos y caricias, terminamos las dos con tan solo ropa interior en el pasillo, junto a la pared.

- Nena, quiero sentirte más.- Natalia hablaba en mi oído y tan solo al escuchar como me llamaba ya era completamente suya.

Desprendió mi sostén para luego quedarse mirándome unos segundos con la sonrisa más sexual que había visto en mi vida.

- Eres arte Alba Reche.

Lagun - AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora