— ¡Tu mamá está en España y está viniendo por las escaleras en este mismísimo instante!
Escuché que alguien soltó un grito y supuse que fue Valeria. Seguido de eso se oía ruido por unos minutos en los cuales escuché algunas quejas de dolor, seguramente por haberse golpeado, y al imaginármelo no pude no reír.
Toc Toc Toc
Tocaron la puerta.
— ¿Valeria? — volvió a tocar ya que nadie contestaba — Hijita soy tu mamá, ábreme la puerta.
Me entró curiosidad por saber sobre qué iban a hablar; así que, me acerqué a la puerta del closet y junté mi oreja con la madera para poder oír mejor.
— Ya voy mami — bostezó escandalosamente y abrió la puerta — Hola, mami — creo que se dieron un beso en la mejilla.
— Hola, hijita. Perdón por levantarte tan tarde — se adentraron al departamento y cerraron la puerta.
— No te preocupes, mami; pero ¿qué haces aquí y a estas horas? — se escuchó el sonido del sofá hundiéndose.
— ¿Que qué hago aquí? ¿Acaso no puedo visitar a mi hija a las dos de la mañana? — se quejó con ese tono maternal que siempre llevan las madres con sus hijos.
— Mamá, dime la verdad, ¿ocurrió algo con papá? — Valeria se escuchó preocupada.
— ¿Por qué piensas que mi visita a España tiene que ver con tu padre? — se excusó rápidamente.
— Será porque aún llevas puesto el pijama y lo más seguro es que hayas usado el avión privado de papá para venir tan de prisa que no tuviste tiempo ni de reservar un lugar para dormir — contestó y escuché un suspiro — Ma, cuéntamelo todo.
Después de eso, ambas empezaron una conversación madre e hija de la cual no quería escuchar y aprovecharme de la situación en la que me encontraba; así que, me puse a curiosear por el closet aburrido sin saber qué hacer.
Le di una pequeña mirada a cada rincón del lugar. Había una gran variedad de vestidos, poleras, jeans, zapatos, blusas, faldas, etc. Pero una parte llamó mi especial atención, me detuve en donde estaba un estante bellamente tallado y pintado de color blanco y lo empecé a abrir. No sé qué estaba buscando; pero no pude con la curiosidad. Al abrirla me encontré con pura ropa interior de diferentes tipos, los cuales hicieron que me incomodara un poco, especialmente el que era de color azul, mi favorito, y estaba hecho de puro bordado dándole un toque romántico y sexy.
No debí haber visto eso.
Lo cerré lentamente, aguantándome las ganas de reírme sin parar y delatar mi posición. Me reí silenciosamente imaginándome cómo es que había conseguido ese tipo de ropa; pero luego me imaginé para qué lo había conseguido y la sonrisa se me fue. Es decir, para qué más compraría ese tipo de cosas si no es para hacer eso. No, espera, puede ser que las mujeres también usen ese tipo de ropa interior cuando están usando ropa elegante o para momentos especiales.
Que mente cochina la tuya, Rodrigo, pensando en ese tipo de cosas.
Sacudí la cabeza para dejar de pensar en eso y suspiré tratando de centrarme y no dejar volar más mi mente.
Le di otra mirada a toda su ropa y me di cuenta del buen estilo que tenía. Predominaban el cuero y los volados. No entendía si quería lucir dulce o ruda; pero sinceramente le quedaría todo bien. Me atreví a hacer un conjunto de toda la ropa que tenía y al tener éxito lo coloqué en uno de esos colgadores que tenía para no arrugarlo.
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Predestinados Y No Predestinados
Teen FictionValeria- Me hubiese gustado nunca haberte hecho daño; pero por más que te amé, no pude separarme de él. Sé que tal vez no entiendas lo que trato de decir, pero de verdad te amé, sí lo hice. Pero, primero lo amé a él y ahora está sufriendo horribleme...