Capítulo 16

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Valeria

Eran las ocho de la noche en punto y aún no recibía ni un mensaje de Nathy diciéndome lo aburrida que está la fiesta o las ganas que tiene de que terminen las presentaciones formales para que pueda regresar de una vez a casa. La angustia de no saber nada de ella me estaba matando mucho más que en las otras fiestas de aniversario de los años anteriores. Nathy siempre y sin falta me mandaba un mensaje poniéndome al tanto del todo, puesto que esas fiestas me daban mucha mala espina. Algo dentro de mí me decía que era un lugar muy peligroso. Pudo ser mi intuición femenina o una simple locura de esas que tiene mi papá, pero no me encontraba feliz estando sentada sin hacer nada cuando mi amiga podría estar pasándola mal.

Me encontraba en la veterinaria esperando a que terminaran de bañar a Kisse cuando vi a un señor saliendo de adentro, de donde habían llevado a mi perrito, tratando de sostener a un perrito quien todo miedoso trataba de escapar con todas sus fuerzas. Inmediatamente reconocí al perrito, era el que estaba siendo llevado a bañar cuando llegué. Lo había traído una niñita quien con todos sus ahorros dentro de un chanchito de alcancía había traído a su perrito por su primer baño. En eso veo como al chico se le escapa de las manos al perrito y éste sale corriendo despavorido hacia la pista. Asustada, negándome a dejar que el perrito se pierda y sufra no solo él si no su dueña también, salí corriendo justo por detrás con todas las fuerzas que pude y vi como éste, completamente asustado, se detuvo al ver un carro por unos segundos, los cuales aproveché para pisar su correa y con la mano derecha jalar de él.

Me arrimé un poco más hacia la vereda y con el perrito en brazos, me levanté aliviada de que todo haya salido bien. Crucé la pista y se lo devolví al señor con una cara de pocos amigos y le dije: "Señor, debería tener más cuidado", aunque en mi mente no cabía ni una sola palabra bonita sobre él.

Aún faltaban alrededor de veinte minutos para que Kisse estuviera listo y después de todo lo que pasó, me daba mucho miedo dejarlo ahí a su merced. Así que, decidí comprar algo en el minimarket del frente para pasármela comiendo algo mientras espero. Estaba ahí, en el asiento de la veterinaria comiendo un beso de moza con una mano y con la otra sostenía una bolsa de camotes fritos y crocantes; cuando mi celular empieza a sonar.

— ¿Aló? — contesté secamente al no ser un número guardado de mi celular.

— Aló, ¿Valeria? — preguntó de vuelta.

— Sí, soy yo, ¿Con quién hablo? — pregunté al no escuchar su nombre.

— Vale, soy Lorena — me sorprendí tanto de que ella me llamara y de que supiera mi número que simplemente no dije nada. Escuché como suspiraba — Nunca me han gustado este tipo de situaciones, pero si quiero continuar en esto, tengo que decírtelo primero — no entendía nada de lo que estaba pasando —Sé que no he sido la mejor de las compañeras ni tampoco digna de tu confianza. Todos estos años me la he pasado molestándote e insultándote como un pasatiempo con la intensión de desahogarme de mi vida contigo. Te pido y con todo mi corazón que me perdones, por favor. ¿Sí?... Yo... sé que... que de seguro me odias por todo lo que hice y te cause fastidio el simple hecho de que solo te hable...

— No, no, no pienses eso.

Desde que la conozco siempre ha sido muy distante conmigo y cada vez que cruzamos miradas siempre me lanzaba una llena de odio, lo cual ha impedido que la conozca de verdad. A pesar de los años, al contrario de lo que una persona pueda pensar, han sido muy pocas veces en las que Lorena me ha herido realmente, aun sabiendo muy bien mis debilidades nunca me las sacó en cara. Ella sabía que...

Predestinados Y No PredestinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora