Nathaly
Salí corriendo, escapando de la triste realidad en la que el chico que me ha gustado por toda la vida se enamora de mi mejor amiga. Sí, los escuché y por esa mismísima razón es que entré para interrumpirlos, claro que no tenía en cuenta de que estaba en ropa interior y que literalmente me lancé al lobo, pero ya no me importaba, de todos modos a él le gusta Valeria y a mí nunca me ha visto como mujer, creo que ni si quiera como amiga. Lo único que me quedaba era sentarme sobre el suelo y ponerme a llorar en silencio para que Vale no me escuche y no se preocupe por mí.
Lo ha sospechado varias veces desde pequeñas cuando recién empezábamos a ser amigas; pero siempre lo negué rotundamente; porque en aquel tiempo estaba sufriendo, estaba sufriendo tanto que pensaba que no merecía ser feliz, pero poco a poco, gracias a Vale, pude cambiar de parecer. Mis padres, aquellas personas de apariencia amigable y risueña, no eran mis verdaderos padres ni los consideraba como unos. Ellos eran las peores personas que había conocido hasta ese entonces. Las sonrisas que podías ver en sus rostros y las dulces caricias dirigidas a mí solo eran una fachada para ocultar su verdadero ser. En realidad ellos eran unas personas despiadadas sin corazón, hambrientos de poder y dinero que se fueron a un orfanato a conseguir una hija bella y sumisa, sin nada ni nadie que les traiga problemas para utilizarla como anzuelo para que los viejos ricos aceptaran convertirse en socios de su empresa; esa niña estúpida e inocente que aceptó ilusionada ser parte de una familia sin pensar que unas personas con tan buen corazón como para adoptar a alguien pudieran convertir su vida en el mismísimo infierno; esa niña con grandes sueños era yo.
Serví como presa de lobos hambrientos en medio de un bosque llenos de árboles tan altos que impedían que alguien se asome y se diera cuenta de cómo era literalmente vendida para que me toquetearan y me acariciaran sin mi consentimiento. Por eso es que pensaba que no tenía derecho a nada hasta que un día glorioso mis malvados padres decidieron llevarme a la casa de la familia Rodríguez para conocerlos mejor; ya que ellos eran sus nuevos socios al volverse mi padre el encargado y dueño de la empresa Increase. Desde ese día, los señores Rodríguez se convirtieron en mis padres y Valeria, mi hermana. Desde que me armé de valor y se lo conté todo, ella me ayudó mucho sin decírselo a nadie y los señores Rodríguez se aseguraron de que me sintiera de la familia, por eso siempre les voy a estar muy agradecida con ellos. Tal vez esa era la razón por la que nunca pude decirle mis sentimientos a Adrián, después de todo Valeria es la persona más buena que he conocido y tampoco está manchada como yo. Por eso me encuentro sentada sobre el suelo de mi cuarto casi desnuda llorando a mares mi romance imposible solo existente en mi mente hasta que me quedé dormida.
Al día siguiente, cuando abrí los ojos estaba completamente fría y con un pequeño resfriado, como sea me levanté aunque aún sea muy temprano y empecé a hacer mi rutina de ejercicios seguido de un buen baño. El tener mucho tiempo de sobra me ayudó a poder hacer algo de manzanilla para mis ojos hinchados y preparar una mascarilla para la piel de mi cara que había estado fruncida por mucho tiempo. Así es, chicos, me cuido. De paso aproveché para pintarme las uñas y más que todo mimarme mientras veía una peli en Netflix. Cuando ya eran las siete de la mañana, puse música y me cambié con uno de esos conjuntos que ya tenía preparado en el closet estando completamente lista por primera vez a tiempo y no a las justas.
Me fui al departamento de Valeria entrando sin tocar como siempre y vi todo el lugar tan impecable que parecía todo nuevo. Normalmente esto le pasa a Vale cuando tiene la necesidad de hacer algo y no encuentra que hacer más que limpiar, eso quiere decir que o está recontra aburrida o que está angustiada por algo. Fui a su cuerto y la vi ahí, dándose unos últimos retoques a su cabello.
— Holi — la saludé sentándome en su sofá.
— Hola — me contestó con una sonrisa sin ganas, de esas veces en las que no quieres hacer nada más que dormir, pero dormiste tanto que ya no puedes continuar haciéndolo.
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Predestinados Y No Predestinados
Genç KurguValeria- Me hubiese gustado nunca haberte hecho daño; pero por más que te amé, no pude separarme de él. Sé que tal vez no entiendas lo que trato de decir, pero de verdad te amé, sí lo hice. Pero, primero lo amé a él y ahora está sufriendo horribleme...