Predestinados Y No Predestinados

Capítulo 15

Adrián

Estaba destrozado.

Después de todo lo que había pasado en la casa de Vale, no... lo tengo que decir como es, me rechazó, sí, me rechazó y dolió un chingón, qué digo, más que eso; aunque yo ya lo sabía. Tenía muy en claro que no me quería desde que apareció ese maldito de Diego; pero cuando supe que Vale había perdido la memoria en un accidente del que gracias a Dios había sobrevivido, no pude evitar que mis esperanzas con ella subieran aunque sea un poco. El día de la fiesta, la vi tan bella y ser tan ella que el simple hecho de verla sonreír llegó a lo más profundo de mi corazón, gritándome y afirmándome que la seguía amando. Definitivamente, Valeria Rodríguez Espinoza era el amor de mi vida.

Aún recuerdo el día que la conocí. Éramos solo unos mocosos inocentes cuando nuestros padres nos dejaron en el parque para que no nos aburramos en su reunión de negocios. Ella estaba tan linda con su vestido azul y yo no me quedaba atrás con el conjunto que tenía puesto, desde muy pequeño sabía que feo definitivamente no era. Todas las personas me besaban y apachurraban tanto que llegué a odiarlo, las niñas no se me despegaban ni para el baño; pero grande fue mi alivio al conocerla a ella, me veía como una persona normal, le parecían más interesantes los libros que yo y su vista siempre estaba entre las páginas. Poco a poco me acostumbré a su manera de ser y empecé a adorar su perfil cada vez que la veía concentrada con su libro favorito del momento. Su cabello, su mirada, su sonrisa...

¡¿Pero qué rayos estoy haciendo?!

Ya debería dejarlo ir, ya pasó mucho tiempo desde la primera vez que me rechazó cuando estaba enamorada de Diego y yo sigo aquí como estúpido recordando el día que la conocí.

Doy un golpe al volante de mi auto y con rabia arranqué hasta la cantina más cercana para ahogarme en licor hasta perder todo sentimiento hacia ella.

Me pasé varios días perdido, de bar en bar, con la mente distraída en licor, mujeres y la universidad, a la cual asistía vía online debido al trabajo el cual dejé de lado, ya luego enfrentaría a mis padres, ya no me importaba nada. Al pasar los días, me cansé yo mismo de todo lo que estaba haciendo, me cansé del licor, me cansé de las mujeres y me aburrí de hacer la misma rutina todos los días tan solo por una mujer. Vamos, no se va a acabar el mundo porque una chica me ha rechazado, con lo guapo que soy tengo una larga lista del cual elegir.

Sí, la he superado, gracias a que mis esperanzas no eran tan altas; porque ya lo veía venir; pero tengo algo muy en claro.

Me va a ser difícil encontrar a una mujer como ella.

Después de todo, regresé a mi casa. Mis padres como siempre no estaban, solo la señora María, quien se encargaba de la limpieza y cocina. La encontré limpiando un poco los estantes cuidadosamente para que no raye ninguno. Cuando entré me vio algo sorprendida y hasta un poco preocupada, me acerqué a ella con una sonrisa por su reacción y le di un abrazo.

— Mi niño, volviste, ¿Cómo has estado? ¿Comiste bien en estos días? ¿Estás herido? — me empezó a revisar con sus manos a lo que yo me reí aún más.

— Estoy tan bello como la última vez que me viste, tranquila — me fui a sentar al sofá para descansar después de tranquilizarla — ¿Dónde están mis padres?

— Ellos se fueron a la fiesta de aniversario de la constructora Increase, — la curiosidad me entró ante sus palabras — parece ser que fueron invitados especialmente por el mismísimo Sr. Sullivan para asistir a tal evento; pero, para serte sincera, no me da buena espina ese señor — terminó de limpiar y se sentó a mi lado.

— ¿Y tú sabes, tal vez, dónde es tal evento? — le pregunté fingiendo una cara de poco interés mientras que la Sra. María me prestaba toda la atención del mundo y una sonrisa dulce.